Mi Perdición

Aliados

***

Por la mañana salí hacia la siguiente locación, estas iban a ser las primeras escenas que grabaríamos juntos, estaba emocionado y ansioso, quería verla actuar, quería verla sonreír, quería estar cerca de ella.

—Buenos días Joon Gi-ssi— me dijo ella mientras se acercaba a mí y me entregaba un café, ella lucía tan hermosa.

—Buenos días Ji Hee—le sonreí y ella hizo lo mismo, sus labios eran hermosos y descubrí que quería besarla, tenía que contener  mis deseos.

—¿Cómo estás hoy?— me dijo mientras se sentaba al otro extremo del sofá.

—Mejor que nunca ¿Y tú?— le dije mientras me sentaba cerca de ella, noté su rigidez cuando me acerqué, ella estaba nerviosa.

—Todo excelente— en todo momento ella evitaba mi mirada, me sentía ansioso, ella estaba haciendo todo para mantenerse al margen, tampoco podía obligarla a nada, mi condición no me permitía ser tan cercano a ella, debíamos ser cuidadosos por Yun Mi, pero quería hacerla sentir cómoda.

Me afligía saber que podía sentirse incómoda conmigo.

—Bien chicos, vamos a trabajar— el productor nos llamó y salimos a la locación.

***

Cho Ji Hee

Terminamos de grabar en la madrugada, Joon Gi-ssi me pidió ver a Yun Mi, pero no lo creí conveniente.

—Deberíamos ser muy cuidadosos, tu esposa va a estar vigilandote.

—Voy a despistarla, necesito ver a mi hija.

No pude evitar sonreír.

Me encantaba saber que él la amaba.

—Esta bien, me avisas para recibirte en casa.

—Perfecto.

Nos despedimos y fui a casa.

***

Toda esa semana estuvimos trabajando juntos, lo que agradecía del guión es que hasta el capítulo siete tendríamos nuestro primer beso, pensar en esto me ponía nerviosa, no sabía cómo iba a controlar mi deseo por él, aunque no fuera mío lo necesitaba, pero tenía que calmar mis instintos, no debía hacer esto, no podía arruinar la seguridad de mi hija.

Me percaté que su mirada estaba fija en mí, traté de evadirlo lo más posible, no podía dar esperanzas mientras él siguiera con ella, además había un mundo que nos separaba, pensar en todo lo que podía lastimar a mi hija me hacía detenerme, estaba en un callejón sin salida, ahora yo tenía que sacrificar el amor que le profesaba a él.

—No deberías pensar en todo— él se acercó y deshizo mi ceño fruncido, no me percate que estaba siendo obvia.

—No puedo tener la guardia baja— me justifique.

—No estás sola, te dije que las estoy protegiendo, nada las lastimara.

—Gracias.

—Quiero divorciarme de ella—lo miré sorprendida.

—¿Vas a poder hacerlo?

—Tengo las pruebas suficientes, mis abogados están al tanto de todo y mi agencia está lista para los ataques, sólo hay algo que debo hablar contigo, estoy seguro que ella va a querer hablar sobre ti, ella va a tratar de atacarte, quiero que estemos unidos ahora.

—¿Está es tu forma de protegernos? Sabes cómo es la sociedad coreana, si ellos se enteran que somos padres van a destruirnos.

—Entonces, ¿Estás rindiendote?— lo dijo dolido.