Mi Perdición

Confesión

Tomé valor y baje las escaleras, ¿Qué más podía pasar? Él lo sabía.

Mis únicas posibilidades eran que me rechazara o que me aceptara, no había otra opción y entonces enfrenté mis miedos.

Pero cuando llegué al umbral del salón, Joon Gi ya no estaba y tampoco los hermanos Kim, la fiesta se había terminado.

Suspiré decepcionada y regrese a mi habitación.

Estuve meditando si debía decirle o no, es decir afrontar mis sentimientos hacia él, pero aunque él haya dicho que Hyoyeon no era su novia, ella estaba interesada en él y se había presentado como la novia y eso implicaba que sería un problema.

¿Por qué antes de declarar mis sentimientos ya comenzaban los problemas como en los dramas?

Esperé a que amaneciera tal vez así podría hablar con él sinceramente.

***

Abrí los ojos y me quedé así meditabunda, pensar en él hacía que mi estómago cobrará vida propia sintiendo el revoloteo de las mariposas.

Tenía miles de ellas dentro de mí y todas eran gracias a él.

Me levanté y alisté para desayunar, usualmente nunca desayunábamos solos, este sería nuestro primer día y quise imaginar que estaba casada con él y este era nuestro primer desayuno como pareja.

Lo sé, imagino demasiado.

Pero para mi sorpresa él ya se había ido, los sirvientes no sabían a dónde había salido y tuve que comer en el gran comedor sola.

Cuando terminé opte por volver a mi segundo lugar de confort, la biblioteca.

No supe el tiempo que estuve allí leyendo y cuando me dispuse a salir, alguien abrió la puerta que me hizo retroceder.

Joon Gi estaba frente a mí.

Mi corazón y las mariposas revolotearon.

Su mirada era hipnotizante.

Mi respiración se volvió entrecortada.

¿Cómo es que se puede sentir esto dentro de ti?

Como si miles de fuegos artificiales estallaran.

—Hola— me saludó con una sonrisa.

—Hola...— reuní mi valentía para hablar, en serio me ponía nerviosa.

—¿Ya cenaste?— lo miré confusa.

—¿Cena?— asintió.

—Son las ocho y media de la noche.

Oh.

Mire mi celular, él tenía razón.

—No me percate de la hora— intenté salir de la biblioteca, pero él no se movió y quedé muy cercana a él, acto seguido retrocedí, pero él no me lo permitió, dió un paso hacia mí —¿Qué haces?— le pregunté aturdida.

—Intento descubrir la respuesta con tu mirada.

La respuesta...

—Deberías volver a preguntar— le dije decidida.

—¿Debería?— preguntó algo divertido.

¿Acaso estaba coqueteando conmigo?

—Si quieres saber...

—Puedo esperar un poco más, primero vayamos a cenar.

¿Estaba jugando conmigo?

—Ok— me hice aun lado esquivandolo y salí a prisa al lobby.