Alex se paso el resto de la semana encerrada en su cuarto, no quería salir se sentía indefensa. Se sentía mareada, ni siquiera recordaba como llego a casa, supuso que Harry la habria llevado.
Lo odiaba. Lo detestaba. Se odiaba a si misma por no poder mantenerse fuerte frente a el, en realidad nunca lo fue, solo pretendia serlo.
Harry por otro lado estaba encantado con la reacción que había logrado de la pequeña. Sabia que tenía el camino echo y que ella se derretiría bajo su tacto, pero también sabia que por el carácter de la chica, le interesaba alargar el juego lo maximo posible. Quería verla sufrir. Quería verla retorcerse en el suelo por el dolor que el le causaba. Quería ver como caía en sus redes y acababa enamorándose de el. Quería ver como gemía su nombre en la cama. Todas las demás mujeres del mundo desaparecieron del mapa, el solo quería jugar con una.
Madison fue a buscar a Alexa a su casa, la madre de la rubia le deseo suerte para sacarla de su cueva. Madison suspiro fuertemente. Por una parte estaba enfadada, no podía entender el comportamiento de su amiga, pero por otra parte, se sentía mala amiga por no estar a su lado ayudándola.
Llego al segundo piso y toco dos veces en la puerta, recibió un gruñido como respuesta y entro.
Madison se encontró con la habitación impecable, una bandeja con comida en la mesilla de noche de Alex y la cama desordenada. Alexa se cubria el cuerpo entero con la manta y por el olor supo que su amiga no había salido de ahí en dos días, por lo menos.
-Señora de las cavernas, es hora de salir de la cueva.-Alex gruño en respuesta a la molesta voz de su amiga. Había venido para molestar su tranquila y relajante hibernación.-Tienes suerte. Es de noche así que no te derretiras al sol.-Levanto las persianas de la ventana dejando que la tenue luz de la luna iluminara la habitación.
-No quiero salir, me duele la cabeza.-Su voz sonaba opaca bajo las sabanas.
Lo cierto era que desde que había experimentado el colocón de la morfina la cabeza no paraba de dolerle, parecía que alguien estubiera dandole patadas ahí arriba intentando salir.
-No es excusa.-Madison agarro las savanas y las retiro de la cama.- Tomate una pastilla y vámonos.
Alexa gruño ante el frio que hacia en su habitación, miro en dirección a la ventana para percatarse de que su amiga había abierto la ventana para ventilar la habitación.
-No me gustan las pelis de miedo,-Se hizo una bola y miro a su amiga con ojos de cachorro.- lo voy a pasar mal.
-Enfréntate a tus miedos.-Dejo las sabanas a los pies de la cama y se sentó encima de ellas para que Alex no pudiera taparse de nuevo.
Si tan solo supiera que el verdadero miedo de Alex era Harry y no la película en si, quizás las cosas cambiarían.
Dado a que su orgullo no le permitía contarle nada de lo que había pasado con Harry, y tampoco le permitía confesar el miedo que le tenía al muchacho intento dirigir la excusa en otra dirección.
-No me caen bien.-Se incorporo para mirar a su amiga. Tenía la esperanza de que la dejara quedarse en casa.
-Deja de ponerme excusas.-Suspiro y la miro suplicante.-No me dejes sola, por favor.
Alex la miro unos segundos. Suspiro enfadada consigo misma y miro en dirección al baño. Soltó un gruñido y se levanto de la cama.-Odio ser tan manipulable.
-No lo eres,-Sonrió victoriosa y se tumbo en la cama, todavía caliente.-simplemente soy convincente.
Madison no era convincente, Harry lo era. Y a pesar de lo convincente que pudiera ser aquel chico, Alex tenía razón, ella era muy manipulable. Harry lo sabia, y se aprovechaba todo el rato de aquella debilidad de la rubia.
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Devilish Grin. (Harry Styles)
De TodoEl es un chico que ha vivido toda su vida rodeado de las peores influencias. Ella es una chica tan inocente que intenta aparentar ser fuerte. Cuando los dos mundos se juntan ella aprenderá lo que es ser fuerte y el aprenderá lo que es tener una debi...