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Louis llego hacia las nueve y se encerró con Jack en la habitación de la morena, consolándola. Por otro lado Harry se encerró en la suya y no bajo a cenar por lo que la rubia pidió comida china y ceno sola, le parecía algo violento coger algo de la nevera y ponerse a utilizar la cocina de una casa que no era la suya. Hacia las diez y media se dirigió hacia la habitación de invitados donde se quedaría durante su estancia en la mansión. Se encontraba sola y aburrida, sabia que no podía esperar que aquella noche se montara una juerga tremenda, o pensar en tener una noche de chicas con Jack dadas las circunstancias, pero las cuatro paredes de la habitación se le venían encima así que decidió cotillear los cajones que todavía no había abierto.

No encontraba nada. Llevaba unos diez minutos mirando de cajón en cajón. La habitación estaba llena de muebles, cajones, armarios, mesillas de noche y después la cama y algún sofá, por no hablar del baño. En uno de los cajones de la mesilla de noche encontró un libro, un paquete de tabaco y un mechero. Cogió los tres objetos entre sus manos y los fue mirando uno a uno.  El mechero, redondo y lleno de gas, tenia la imagen de una pistola disparando una bala que parecía que daba toda la vuelta al mechero hasta colisionar con la pistola.  El paquete de tabaco tenia dos cigarros y un chivato lleno de polvo blanco que, una vez mas, Alex supuso que seria cocaína, y estaba en lo cierto. Por ultimo, el libro que tenia entre sus manos provoco que la rubia sonriera, algo le decía que aquellos objetos no se encontraran en la mesilla de la habitación que se le había asignado por casualidad. La verdad era que Harry había colocado aquéllos objetos ahí para ella, pues el chico sabia que la rubia, al ser tan curiosa, acabaría descubriéndolos. El castaño pensó que el libro podría servirle de entretenimiento, que los cigarrillos matarían sus nervios y la cocaína era por su faceta drogadicta, para ayudarla a evadirse de la realidad.

Alex cogió el libro de Friedrich Nietzsche, "Mas allá del bien y del mal". Al abrirlo se encontró con una pequeña nota de Harry: "Sabia que no ibas a ser capaz de resistirte a curiosear por la habitación así que te he dejado este libro para que te haga compañía. Por cierto entre las paginas hay ciertas aclaraciones sobre mi. H."


Sonrió y se dispuso a leer la primera pagina del libro donde se encontraba la primera aclaración sobre Harry.

"Suponiendo que la verdad sea una mujer -, ¿cómo?, ¿no está justificada la sospecha de que todos los filósofos, en la medida en que han sido dogmáticos, han entendido poco de mujeres?"

La nota de Harry estaba pegada junto a esta pregunta, así que Alex la cogió con una sonrisa.

"Te seré sincero. Yo SOY un filosofo dogmático. En lo mas profundo de mi ser y a altas horas de la noche, cuando la oscuridad cubre hasta el ultimo ápice de luz que desprende el manto de estrellas, cuando estas luchan parpadeantes por poder resplandecer... Y no creo que haga falta  asegurarte lo mucho que entiendo a las mujeres".

Continuo leyendo el prólogo y no se encontró ninguna otra nota de Harry. El sueño empezó a apoderarse de ella así que decidió dejarlo después de leer las primeras paginas. Encontró un pequeño post it de Harry al final del prólogo y en el se leía:

"Mi secreto mas inconfesable, uno de los que me ha hecho ser quien soy: las películas Disney y sus canciones. Pocahontas, colores en el viento. Hércules, no importa la distancia. Tarzan, hijo de hombre. Quema este Post it en cuanto lo hayas leído."

Y después de apuntarse las canciones para leerlas así lo hizo. Cogió el mechero y quemo aquella nota. Lo mas tierno de todo aquello era que Harry realmente le había decidido abrir su corazón, le confesaba aquel secreto y le hacia reír con las notas que dejaba entre las páginas de un libro escrito con total seriedad. Alex comprendió que no solo al leer el libro se plantearía muchas cuestiones de la vida gracias a Nietzsche, si no que, además, seria capaz de ver la interpretación que hacia Harry de las palabras de aquel sabio filosofo y por lo que había aprendido aquella noche, sabia que Harry no creía que entender a una mujer fuese difícil. En realidad el castaño creía que al pensar que la mente femenina era compleja, los hombres se creaban un bloqueo mental que no les permitía ver lo sencillo que realmente era entenderlas, por eso Harry consideraba que tenia la sartén cogida por el mango.

Con una sonrisa en sus labios, Alex se cambio de ropa poniéndose el pijama y decidió asomarse a la ventana para apreciar la noche tan bonita que hacia. La luna brillaba con intensidad y las estrellas la acompañaban. Los arboles del jardín de los Styles parecían bailar empujados por la nítida brisa que bañaba la noche. En mitad del jardín vio como los hermanos miraban las estrellas abrazados el uno al otro, Jack con las lagrimas secas en sus mejillas. No había duda de que ambos hermanos se querían mucho, pero Harry tenia la cabeza puesta en tantas cosas que se olvidaba de que su hermana pequeña necesitaba a su hermano. Jack por su parte, no había superado el trauma que sus padres le dejaron cuando ella aun era una niña, y no sabia como decirle a Harry que tenia miedo de que el también la abandonara, de que el la hiriera tanto como sus padres. El hermano mayor procuraba hacerle ver que el jamás la abandonaría, pero era inevitable ver el miedo en los ojos de su hermana cada noche, cuando esta despertaba gritando el nombre de su hermano tras sus peores pesadillas, las cuales se repetían noche si noche también. 

Alex les saco una foto pensando que ambos les gustaría tener un recuerdo como aquel enmarcado en un retrato, la noche perfecta, harmonía, el arte podía olerse aquella noche y nada mejor para complementarlo que el amor de dos hermanos.



Devilish Grin. (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora