A Laura le gusta salir de fiesta, Sara prefiere quedarse en casa.
Laura es alta y delgada, Sara es bajita y rechoncha.
Laura practica tennis, Sara prefiere comer y dormir.
Laura parece tener la vida que toda chica desearía, Sara sueña con tenerla...
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En multimedia Laura
Capítulo sin editar
Capítulo 12. ¿Alguna vez lo has sentido?
NARRA LAURA
Sábado 14 de octubre de 2017
La vida es una mierda.
Antes no me desagradaba mi vida, me gustaba pensar que cada día era una nueva oportunidad para estar rodeada de gente y divertirse pero, ¿qué pasa cuando te sientes sola a pesar de tener a muchas personas a tu alrededor?
Creo que a las dos únicas personas que les importo de verdad son Sara y Diego. A veces hasta creo que mis padres preferirían tener a otra hija diferente antes que a mi. De seguro que extrañan a Melania, ella siempre fue la hija predilecta de la familia hasta que decidió mudarse y desde ahí no quiso volver a retomar el contacto con su familia, ni siquiera conmigo. Papá y mamá nunca me han contado el porqué y a pesar de que ya me haya acostumbrado a vivir como si fuese hija única, hay veces en las que extraño a mi hermana, ella solía entenderme.
Desde el martes tampoco he vuelto a hablar con Lucía y las demás, ni tampoco con el resto del grupo, solo con Diego. Él es único que me comprende y entiende por lo que estoy pasando.
Lo peor de todo es que yo pensé que tras haberme enfrentado a Milo, todos los problemas en relación con lo que había sucedido esa noche en casa de Sara se disiparían pero no ha sido así. Los primeros días después de haberle pegado una cachetada me sentí bien conmigo misma, sin embargo, ahora todo sigue igual, nada ha cambiado para mi, sigo con ese peso encima de lo que pasó y siento que no puedo contárselo a nadie porque de lo contrario me juzgarían y me dejarían de ver con los mismos ojos.
—Laura, Diego te está esperando en la entrada —dice mi madre al entrar en mi habitación sin tan siquiera tocar primero.
—Vale, ya bajo —digo desanimada.
Mi madre sigue apoyada en el marco de la puerta y no se va a pesar de que ya le he dado una respuesta.
—Hija, ¿te encuentras bien? —cuestiona examinándome con la mirada.
—Claro, ¿por qué no iba a estarlo? —miento y sonrío.
No me siento bien ni conmigo misma ni con los que me rodean pero eso no se lo voy a contar a mi madre.
Cuando mi madre se marcha de mi habitación, doy un suspiro y me asomo a la ventana viendo cómo Diego me está esperando abajo en la entrada a mi casa.
