Doce

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Faltaban unas pocas horas para que tuviéramos que salir para ir al Bernabéu. Estaba sentada en el sofá de casa mientras jugaba con Theo un partido al FIFA, Lucas andaba perdido por la casa, no me había vuelto a dirigir la palabra y eso, en el fondo, me estaba jodiendo mucho, aunque tratara de ocultarlo. Le vi pasar por delante de nosotros y sin dirigirnos la mirada, yo bajé la mirada, luego dejé el mando encima del sofá y bufé.

-Déjalo, ya dejará de ser un imbécil cuando quiera.

-¿Pero que no entiendes que no me gusta que esté así conmigo? -le dije enfadada.

-Ya volvemos a lo mismo de siempre... Lucas siempre está por delante -se levantó enfadado -. Paso de esto...

-¡Os odio a los dos!

Me levanté y pasé por al lado de mi madre que me miraba con los ojos abiertos. Sí, la llamaba mamá, porque en verdad ella había cuidado de mí y aunque me costara, siempre vería a Didier como mi tío... Subí las escaleras decidida a hablar con Lucas, piqué a su habitación, pero nadie respondió. Abrí de golpe y no había nadie, me quedé parada pero caminé hacia su cama y cogí una camiseta que había encima de ella, la acerqué a mí y la olí, quería que volviera a ser el de antes. Quería a mi Lucas de vuelta. Cuando me giré vi algo que me destrozó por completo.

Un jersey de una chica, y no era mío.

Lo cogí entre mis manos y cuando me giré hacia la puerta, le vi allí parado mirándome, caminé hacia él y le golpeé en el pecho cuando le devolví ese jersey. Fui a mi habitación y me cambié de ropa, cogí el móvil y rápidamente llamé a Noa, necesitaba despejarme y lo necesitaba ahora.

***

Creo que llevaba demasiados vasos de vodka, ya no sabía lo que decía y Noa trataba de sujetarme para que no me fuera de morros al suelo, eran las nueve de la noche y necesitaba quitarme a Theo y a Lucas de la cabeza. Cuando quise salir a bailar, de nuevo, mi amiga me lo impidió y acabó sacándome del sitio, iba caminando de espaldas y sin mirar hacia donde iba. Me asusté cuando vi unas luces delante de mí y luego oí el grito de Noa desde la calle.

-Ehhhh... -dije medio riendo, cuando el coche paró y apoyé mis manos en el capó.

-¡Estás malditamente loca Alexis Hernández! ¡Estás loca! -dijo mi amiga a mi lado. Pero mi mirada seguía en el conductor.

El chico salió del coche y se acercó a nosotras, yo conocía esa cara, sabía que la conocía.

-¿Alexis? -dijo a mi lado -Hola, soy Nacho juego con Theo -le dijo a mi amiga -¿Está bien?

-Ha bebido, demasiado.

Quité las manos del capó de su coche pero cuando intenté andar, de nuevo volví a perder el equilibrio, pero Nacho me había cogido antes. Yo me estaba riendo demasiado y sentía que mi cabeza daba demasiadas vueltas.

-Deberías estar en casa con tus hermanos. -me miró él.

-No son mis hermanos -dije malamente y separándome de su cuerpo -. Son mis primos y son las últimas personas que quiero ver ahora... -me tambaleé de nuevo.

-¿Necesitáis que os lleve a casa? -preguntó Nacho a Noa.

-Créeme, te dice la verdad, no los quiere ni ver y no sé a dónde demonios la voy a llevar así. -dijo cogiéndome ella de nuevo.

-Me iba hacia el campo ahora, os puedo llevar si queréis. Theo va a estar allí y me había dicho que su madre iba a ir.

-Yo no puedo ir, he quedado, pero me la llevo a casa, no hace falta que la cuides. -dijo ella amablemente.

-Chicos... Estoy aquí. -dije mareada, me había sentado en el capó.

-No es molestia, me la llevo yo y ya la dejo con su madre.

-¿Seguro? -le vi asentir y entre los dos me llevaron al asiento del copiloto.

Ella habló con él y luego la vi llamar por teléfono y hablar mientras Nacho esperaba. Finalmente ella se despidió y el jugador entró en el coche y volvió a ponerlo en marcha para empezar a conducir despacio para que no me marease.

-Ha llamado a tu hermano para que avisara a tu madre.

-No son mi hermanos, son mis primos -dije poniendo mi mano en la frente -. ¿A quién llamó?

-A Lucas. Si me permites la pregunta ¿qué hacías emborrachándote justo hoy que tenemos partido? ¿Eres masoca? -no pude evitar reír y él igual, me gustó su risa.

-Digamos que los problemas familiares van de la mano del nombre Hernández. Llevamos unas semanas... Un tanto ajetreadas.

-Te comprendo -dijo sin apartar la mirada de la carretera -. Problemas familiares.

Sonreí y poco después llegamos al campo, había muchos periodistas por ahí, él me dio una gorra que cogió de la parte de atrás de su coche y me la puse, estaba claro que si me veían ya empezarían a hablar cuales marujas. Cuando estuvimos dentro del estadio, no tardó en aparcar y luego salimos, pero al momento reconocí el coche de Theo, Nacho me ayudó a salir y Theo se acercó a mi lado rápidamente, pero yo le di la espalda, no quería hablarle.

-¿Se puede saber qué demonios pasa contigo? -dijo cercándose furioso, pero Nacho le paró -Me llama mamá, porque está preocupada porque te has emborrachado y...

-Tú, te callas -le dije harta de ser siempre la mala -. Estoy harta de que siempre me tratéis como la insensata de la familia, sois tan culpables como yo, así que, no me vengas con esas Theo. Ya no voy a seguir cargando con la culpa.

-Alexis...

-¡Se acabó! -le dije de una maldita vez.

Miré a Nacho y me ayudó para seguir caminando porque aún seguí algo mareada. Pero al momento, sentí la mano de Theo rodeando mi muñeca.

-Por favor... -me dijo luego pasando sus manos por mis mejillas.

-Theo, se acabó. Para todo...

Me separé de nuevo de él y seguí caminando, Nacho pasó su brazo por mis hombros y me guió por el lugar. Sentí algunas lágrimas viajar por mi mejillas, no me creo que acabara de hacer eso. Nacho paró de golpe y por consecuencia yo también, me miró preocupado.

-¿Estás bien? -tardé en responder pero al final, acabé por negar y él me rodeó con sus brazos abrazándome mientras yo me soltaba a llorar.

Somos Hermanos |Lucas & Theo Hernández|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora