Cuatro

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Estábamos Theo y yo solos en casa, Lucas se había marchado para jugar a Inglaterra y estaba de lo más aburrida, el idiota de mi hermano estaba hablando con Adriana por el móvil y yo viendo el dichoso partido de Lucas. Iba a empate, me estaba estresando porque el Atleti no marcaba y quería que ganaran. Theo dejó de mirar el móvil y miró la televisión.

-¿Para qué ves ese partido si...

-¡GOL! -me puse de pie y a saltar -¡QUE HA MARCADO! ¡QUE LUCAS HA MARCADO COJONES!

Theo me miró mientras daba vueltas por la sala eufórica, cuando vi que miró hacia la cámara y comenzó a señalar y a sonreír. Sonreí de nuevo y luego me senté mirando hacia la tele como una adolescente enamor... Bueno, eso.

-Madre mía, que alegría hija... Que tu Lucas ha marcado...

-Cállate anda.

-Lo que yo quiero saber es por qué cojones me tratas de gilipollas y a él lo tratas como un rey. -dijo levantándose.

-Theo, déjalo, de verdad.

-Escúchame, no es el príncipe que todos ven -se me acercó mucho -. Abre los ojos de una vez, eres mi hermana, no quiero que...

-¿Qué? ¿No quieres, qué?

-Que sufras. Él no es lo que te mereces. -subí mi mirada y la clavé en sus ojos.

-¿Acaso tú lo eres?

Theo no dijo nada, me cogió de las caderas y me besó de golpe. Sin saber porqué le respondí al momento y llevé mis manos a su cuello. Me dejé llevar por todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Theo comenzó a caminar y con mucho cuidado comenzó a subir las escaleras hacia su habitación. Os juro que ahora mismo he perdido toda la cordura que me quedaba en el cuerpo. Su cuidado desapareció cuando estampó mis espalda contra la puerta. Me empecé a reírme y él me miró mal, entramos en su cuarto y cerró con el pie. Me dejó en el suelo delante de la cama y me miró. Se acercó y deslizó sus manos por mi espalda y subió lentamente mi camiseta mientras sus labios subían por mi mentón hasta llegar a los míos, me besó despacio y suavemente, yo correspondí un tanto frenética, me estaban matando sus caricias y ahora que había empezado no podía no querer sentir su boca unida a la mía.

Le quite el jersey y lo tiré en el suelo, él comenzó a acariciar mi abdomen desnudo yo le quitaba su camisa sin dejar de besarnos, luego mis pantalones se fueron al suelo y yo levanté los pies para librarme completamente de ellos y los lancé al igual que su camisa. Entonces, él besó uno de mis hombros mientras sus manos desabrochaban el sujetador y me lo quitaba por completo, yo estaba ya jadeando y tenía mis manos enterradas en su pelo. Subió por mi cuello con besos cortos hasta volver a besarme en los labios y me empujó hacia la cama, me reí después de que se mordiera el labio y se colocó encima de mí.

Fue besando mi cuello nuevamente y siguió bajando por entre mis pechos, continuó hacia mi ombligo y sentí como sus manos me quitaban la única prenda que me quedaba. Abrí la boca cuando sentí que besaba la parte más íntima de mi cuerpo, con las manos apreté las sábanas y un fuerte gemido se me escapó que me sorprendió, yo era del tipo silencioso en esas cuestiones, pero sus caricias me estaban enloqueciendo. De pronto sentí una fuerte corriente eléctrica recorriendo cada minúscula parte de mi cuerpo, otro sonido escapó de mi boca y apreté aún más la colcha. Mi respiración y mi pulso estaban a mil y trataba de controlarlos, vi como él se levantaba y terminaba de desnudarse, mi mirada fue a su torso desnudo y luego a sus ojos, al subirse a la cama acarició mis piernas con sus manos hasta llegar a la cadera, acarició mi pelvis y no sé qué encendió dentro de mi cuerpo, pero sentí una fuerte necesidad de tenerlo dentro. Me aferré a su espalda mientras él se movía constantemente besando alternadamente mis labios y cuello, jadeaba, pero, a decir verdad, mis gemidos eran los que inundaban la habitación. Aceleró sus movimientos mientras se apoyaba con ambas manos sobre la cama, pude ver completamente su rostro sudado y su pelo, sudado también, caer por su frente, mis manos subían y bajaban por su espalda mientras mis uñas se clavaban en su piel.

Sus movimientos se volvieron frenéticos y de pronto me envolvió una sensación totalmente desconocida y nueva para mí, creo que hasta luces de colores pude ver. Se dejó caer encima de mí pero sin aplastarme por completo, yo miraba al techo intentando calmar mi respiración y con mis brazo aún en su cuello.

-No me creo que acabe de hacer esto... -dije apoyando mi frente en su hombro.

-Y yo no me creo que no lo hubiera hecho antes. -besó mi frente y mis ojos se cerraron al momento.

-Theo... -pasé mis manos por su espalda, se notaban algunas heridas.

-¿Qué pasa princesa?

Se tumbó el cama y me abrazó a su cuerpo, haciendo la cucharita y dejó besos por mi nuca, mejilla y hombro. Pasó su mano por cintura y cuando encontró la mía la entrelazó. Mis ojos se cerraron de nuevo.

-Creo que no me arrepiento de esto...

***

Me levanté dejando a Theo dormido en la cama y con la ropa de la cama hasta la cintura. Bajé al piso de abajo y decidí tumbarme en el sofá para ver la tele y jugar al FIFA.

Por mi cabeza se pasaron muchas cosas, pero principalmente lo que acababa de pasar con Theo en mi habitación. No me creo que haya engañado a Lucas con su hermano, bueno, tampoco es que tengamos una relación definida, pero estanos juntos. Poco después me llegó una llamada de Lucas, seguro que ya había salido del campo y estaban de camino al autobús para irse al hotel. Decidí no contestar porque no era el momento. No cuando me acababa de acostar con Theo.

Somos Hermanos |Lucas & Theo Hernández|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora