10.- Des no es tan malo según algunas personas.

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Des no es tan malo según algunas personas, estúpidos terminarán metiéndome ideas.

—Deberías dejar de disculparte —Le pedí a Audrey quien se encontraba con una gran bolsa de basura ayudándome a arreglar la casa.

Audrey era de las personas que no podían quedarse en paz. Tenía que pasarse haciendo algo y si no era en su casa, pues ahora sería en la mía, lo que en parte era bueno y malo. Malo porque me sentía realmente terrible al verla ayudarme a hacer algo que debería hacer solo, y bueno porque he pasado toda la noche del martes con ella, claro ordenando mi casa.

—¿Qué? No, es más debes pasarme su número porque debo disculparme con ella.

Sentía cargo de conciencia, comió tanto del brownie que luego de un rato se quedó dormida —a lo que nos asustamos porque creímos que se murió— despertó al atardecer y luego le dijimos todo lo que hicimos, los dos días seguidos que he hablado con ella se la ha pasado disculpándose.

—Camille está loca —Lancé un poco de ropa al cesto en donde Des estaba metido —. No debes preocuparte por ella. Es normal que se ponga celosa, hace años me había hecho un gran escándalo porque me había visto abrazar a una chica y pasar algunos días con ella —Audrey me miró mal—. La chica era Ágata.

Ambos reímos. Des salió del cesto, desparramando la ropa por el apartamento otra vez.

—¿Desde cuándo salen?

—Umm —Me quedé pensativo un momento mientras recogía la ropa tirada en el piso —. A mediados... cuando tenía diecinueve, más o menos.

—¡Wow! Básicamente cuatro años —Asentí con la cabeza—, y yo que creía que eras un idiota —Se burló ella, cerrando una bolsa de basura.

—De idiota solo tengo la cara —Ella me miró y sonrió soltando una carcajada.

Miré a mis alrededores y la sala estaba más que perfecta. Por primera vez, desde que mamá me dio la noticia.

Pues la perfección nunca puede ser tan perfecta. Des fue a la mitad de la sala de estar e hizo sus necesidades arruinándolo todo.

—¿Desde qué hora no lo sacas? —indagó Audrey mirando nuestro trabajo arruinado.

—¿Sacarlo? —pregunté mirándola con los ojos entrecerrados. Nadie dijo nada sobre sacarlo.

—¿Nunca lo has sacado a pasear —Negué con la cabeza —. Por obvias razones esto parecía el inodoro de Destructor —Miró tras de mí—. ¿Qué hay de esa habitación?

Me giré y vi la única habitación de toda mi casa que nunca estaba abierta y que, por obvias razones, estaba limpia. No me gustaba que entren a esa habitación. Era como algo sagrado para mí, okey no a ese punto, pero si tenía un gran valor, no cualquiera podía entrar. Ni siquiera Ágata la había visto, y Seth a penas sabe lo que hay.

—No la hemos limpiado.

—Está limpia —aseguré un poco incómodo.

—Sí, también dijiste que la cocina estaba limpia y para serte sincera estaba peor que la sala de estar.

Ella empezó a caminar hacia la habitación y yo me paré frente a la puerta.

—Es que... es mi cuarto de juegos —Me justifiqué recordando esa tonta película del tipo multimillonario.

—No seas bobo.

Solté una carcajada nerviosa, ella levantó su mirada topándose con la mía. Les puedo asegurar que sus ojos eran de un color verde impresionante, con un par de motas cafés, aquella fue la primera vez que vi sus ojos a todo su esplendor. Y eran hermosos.

La mejor pesadilla de GusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora