6.- La razón por la que me enteré que hay un montón de leyes.

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La razón por la que me enteré que hay un montón de leyes que no conocía
—Soy diseñador no abogado—.

"En este momento debes estar muy confundido, lo porque te conozco mejor que nadie, pero amor que eres muy capaz de cuidarlo, este amiguito te cambiará la vida créeme

Te amo Gussy

-M

Solo les hago una pregunta ¿Cómo hubiesen reaccionado ustedes al levantarse luego de uno de los peores días que hayan pasado y encontrarse a lo que en pocas palabras se le podría describir como la peor pesadilla de su vida?

Tal vez hasta este momento ustedes dirán: "¿Gus Lewis? Ah sí, ese chico dramático y exagerado" Lo acepto, acepto mi dramatismo pero es que así me sentía. Realmente no encontraba algo peor que lo que me estaba pasando. Cuando Brad me dejó la caja me había imaginado un montón de cosas que pudieron haber sido, hubiese sido mejor hasta la peor bobería que a mamá se le pudo haber ocurrido, pero en que estaba pensando ella al dejarme un perro. ¿Para qué? Parecía como si me hubiese atado a una cadena perpetua, y no solo a una porque ese perro contaba por diez.

—¡¿Por qué diablos me dejó un perro?! O sea ella sabía que no me gustan, que no puedo cuidarlo y que ¡no me gustan! —exclamé caminando de un lado para otro.

—Has repetido eso dos veces —notó Seth quien estaba sentado acariciando al animal.

—Pues ahora son tres. ¡No me gustan los perros! —grité pateando el sofá que apenas se movió un poco.

Amo a mi mamá, pero lo que hizo estaba realmente mal. Jamás me gustaron esas bestias peludas de cuatro patas, ¿cuidar a una? Sí claro, antes me muero.

—Pero ¡Dios! Te ha destruido el departamento —notó Seth mirando a sus alrededores.

—No, Seth, el apartamento ya estaba así, incluso antes de que llegara el perro —intervino Ágata quien estaba sentada de piernas cruzadas y con la vista fija en la nota que venía en la caja.

Se supone que se sintió mal ayer por la "discusión" que tuvimos por teléfono —lo que para mí no era malo ya que discutimos casi siempre—, así que vino hoy para disculparse llevándose la sorpresa del perro.

—¿Ya le has puesto nombre? —indagó Seth mientras lo dejaba en el piso.

Lo miré con una sonrisa falsa.

—Claro hermano, se llama Seth —ironicé—. ¿Qué voy a hacer con esa cosa?

—La cosa tiene nombre —contradijo Ágata mirándome seria aunque luego se quedó pensativa—. Okey no tiene nombre, pero le pondrás uno y lo cuidarás.

La mejor pesadilla de GusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora