12.- Debería existir una ley que prohíba beber a las personas tristes.

80 7 6
                                    

Nota: escuchen la canción de multimedia mientras leen ;)

Debería existir una ley que prohíba beber a las personas tristes.

Es difícil aceptar que Seth tenía razón, no lo digo solo por ese día desastroso, lo digo por experiencia. Seth ha sido más inteligente que yo, en clases, en juegos, en todos los sentidos; ya estaba acostumbrado a ello, pero para ser sincero en este caso me hubiese gustado que Seth no haya tenido razón, porque de alguna extraña manera, seguía queriendo a Camille, cosa que no debería hacer hasta ese punto.

Luego de soltar mi tercera pregunta del interrogatorio, Camille se quedó muda, como si le hubiesen cortado la lengua. Fueron al menos unos treinta segundos de total silencio, sus ojos saltones resaltaban aun más y se notaba nerviosa cuando se pasó las manos disimuladamente por su falda ploma de pana, tratando de limpiar el sudor de sus palmas.

—¿Me vas a responder? —insistí al ver que no podía vocalizar nada.

Su mandíbula se tensó a tal punto que podías notar una vena muy clara atravesándola.

—Vale. ¿Sabes qué? Olvídalo —Le pedí dispuesto a salir de ahí, irme y básicamente dejarla sola.

—Gustave, espera. Tengo una explicación —habló ella deteniéndome.

La volví a ver fijamente.

—Adelante —Moví mi cabeza—. Quiero escucharla.

Normalmente cuando alguien suelta un: "tengo una explicación" la otra persona canturrea molesta: "no necesito ninguna explicación" y se va. A decir verdad yo tampoco necesitaba ninguna explicación, porque los hechos eran más que obvios, a menos de que Camille haya sido violada cosa que seguramente pasó, a diferencia de que ella estaba de acuerdo con la "violación" y el abusador haya sido uno de los muchos compañeros de trabajo con los que me engañaba. ¡Vamos eso no se consideraría una violación en ningún sentido!

—Yo... —Hizo una pausa y luego frunció los labios—. Gus lo siento, jamás quise que esto pasara.

—Claro entiendo. Si yo fuera tú tampoco hubiese querido quedarme embarazada de un tipo que no es mi novio. Cam, para lo próxima no uses condones baratos.

Me giré dispuesto a irme hasta que escuché que me llamaba.

—Me vas a dejar ¿en serio? Luego de tanto que pasamos juntos. ¿Qué les dirás a los demás? Gus —Nunca me llamaba Gus, maldita manipuladora—, solíamos decir que estaríamos juntos por siempre. No puedes irte ahora que más te necesito. Yo te amo.

Hay quienes pueden leer fácilmente a las personas. Como si tuvieran una especie de poder mental, al ver a una persona saben si está feliz o triste, si está mintiendo o siendo sincera. No sabía cómo "leer" a los demás, así que para mí cada una de las palabras de Camille eran sinceras, de alguna bizarra manera creí cada una de sus mentiras. En ese momento la voz de Ágata diciéndome que la deje se repitió en mi memoria, aun así como una carga pesada sentí pena por ella y por lo que venía, aquel niño que no tenía la culpa de que su madre sea una grandísima zorra.

Me volví a girar con un cargo de conciencia horripilante. Me alejé de ella antes de que siga envenenándome con sus palabras y corrí hacia el elevador. Entré huniéndome al grupo de personas que había en el interior. Las puertas se cerraron y el elevador descendió lentamente hasta la planta baja.

La mejor pesadilla de GusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora