9.- Malas combinaciones en un mismo lugar.

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Malas combinaciones en un mismo lugar.
Ágata + Seth + Audrey + La comida rara de Seth + El perro + A-J sin decirnos que alguien venía = mejor ni les digo.

Era más o menos el décimo día que Des estaba viviendo conmigo. Mi apartamento pasaba más sucio que antes, tengo que alimentarlo y según Audrey, darle cariño sino muere en depresión. Okey, si eso era terrible ahora sumemos el hecho de que se la pasa llorando durante toda la noche.

Han sido exactamente diez noches seguidas sin dormir absolutamente nada, al paso que iba, juro que terminaría colgándome del foco de mi habitación.

Tomé mi celular que descansaba en la mesa de noche. Lo prendí y miré la hora, eran las dos de la mañana y Des no dejaba de llorar.

Desbloquee mi celular y busqué entre mis contactos. Me llevé el móvil al oído, luego de un par de pitidos me cogieron la llamada.

—Creí que no contestarías —dije antes de saludar.

—¿Para que llamas entonces? —preguntó Audrey con un tono claramente cansado.

Des soltó otro chillido, me giré aún con el celular en mi oído.

—¿Puedes solucionarlo? —Le pregunté.

—Créeme no eres el único que escucha el llanto desalmado de Destructor.

Sonreí involuntariamente, hasta que más llanto me hizo borrar mi sonrisa de inmediato.

—¿Por qué llora tanto? ¿Qué tiene? —interrogó ella.

—¿Quieres venir a averiguarlo?

Audrey soltó una de sus clásicas carcajadas sarcásticas, la podía imaginar con la boca semiabierta y el ceño fruncido. Como siempre lo solía hacer.

—En primera son las tres de la mañana —Empezó a decir pero la interrumpí.

—Dos y cincuenta y tres —solté rápidamente—. Sé que es tarde, pero no puedo dormir, sé que Des no dejará de llorar y yo no te dejaré en paz hasta dormirme. O sea toda la noche.

Escuché un bufido de su parte a lo que sonreí victoriosamente.

—Ábreme la puerta antes de arrepentirme —Colgó el teléfono.

En seguida me coloqué los zapatos, me puse de pie y salí corriendo de mi habitación. Abrí la puerta de entrada y salí. De inmediato vi a Audrey dejar su apartamento y cerrarlo tras de ella. Venía con su pijama, unos tenis converse y una chaqueta azul con gorro.

—Hola —saludó entrando al apartamento. Sus ojos estaban un poco achinados, pero de un momento a otro se abrieron con tal admiración—. ¿Qué diablos pasó aquí? —Que de admiración no había nada.

Razones por las que no quería que Audrey Blakeway entre a mi casa (Y las olvidé por idiota):

1.- Más que una casa parecía un basurero municipal.
2.- La primera razón cuenta por dos.
3.- También por tres.

—Es que... —Me llevé una mano a la nuca mientras divagaba—. Un... Vino un huracán y lo destrozó todo.

—Sí y yo nací ayer —ironizó mirándome mal—. Parece...

La mejor pesadilla de GusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora