24.- La manera de arruinar una cena en tres simples pasos.

16 0 0
                                    

La manera de arruinar una cena en tres simples pasos.


Antes de Navidad, el veinte de ese mes, el joven Seth Baird estaría cumpliendo años. Y como debía de ser íbamos a celebrar sus 8736 días robando aire a este mundo.

Habían tres cosas que me estaban fastidiando en ese momento:

1. La falta de drogas.
2. Los insistentes mensajes de Camille (Sí, como pueden ver está chica no ha desaparecido del todo).
3. Mi poca creatividad para comprar un regalo.

Las drogas se acabaron y mi miedo a la dependencia tomó un lugar esencial en mi mente.

Camille necesitaba un padre para su hijo y aparentemente soy la mejor opción. No es que lo esté considerando. Intentaba evitar leer sus enormes y pequeños textos. Más bien evitaba a esa horrenda mujer.

Seth Baird es alguien fácil de describir en una sola palabra. No es complicado, de igual manera no es pobre. Lo que me lleva a que su escasez de pobreza lo tiene en un régimen social alto, por lo que el joven Baird se complace con todo lo que quiere siempre.

Lo tenía todo: todos los implementos de cocina que te podrías imaginar. Un apartamento lleno de estupideces que le gustan. La colección más grande de películas de acción y a James Bond en Blu-ray. Los zapatos tenis, botas, mocasines de todos los colores y diseños. Y en prendas de vestir era tan complicado como una mujer que va a comprar un vestido el mismo día en el que lo necesita.

Y aunque no lo crean Dorothy estaba siendo reconstruida a base de una pequeña bonificación mía y un técnico de por ahí que dejaría a Dorothy como nueva. Así que tampoco era una opción.

Ropa, no le faltaba. Películas, las tenía todas. Sartenes y ollas, era el 85% de su apartamento.

De tal manera que para el día dieciséis de diciembre me encontraba en una crisis de camino al centro comercial con Des a un lado y Ágata al otro.

-¿Era necesario traer al perro? -preguntó fastidiada porque Des no paraba de cruzarse entre las piernas de mi hermana.

-Seth sabría que saldré por su regalo si se lo dejo a él. Audrey no estaba en casa y si lo dejo en mi apartamento Des destruirá el árbol de Navidad que me obligaste a poner.

-¿Era necesario que yo venga?

-¡Necesito ayuda!

-Es tu amigo, no el mío. ¿En qué diablos podría yo ayudar?

-Bueno en mi experiencia como tu hermano, sé que eres la mejor compradora compulsiva que conozco -Luego de la caminata llegamos hasta el centro comercial. Entonces lo abrimos llevándonos con el mejor regalo de Navidad para el capitalismo-. Y sé que no sobreviviré a esto sin ti.

Parecía como si el 70% de mi ciudad estuviera metido en ese lugar. Habían olas de gente que iban de un lugar a otro como hormigas a distintos pedazos de comida. Habían niños llorando, corriendo y gritando. Personas comiendo, comprando y peleando por conseguir los regalos de Navidad.

Sabía que esto sucedería. Pero mi descuido y mi mala priorización no me hizo ir a conseguir el regalo un mes antes, que según mis cálculos, sería la fecha más cercana al cumpleaños de Seth en donde el centro comercial no pareciera piscina municipal en un día con 45°C.

-Créeme Gussy, no sobrevivirás a esto incluso conmigo.

Pues luego de tres maravillosas tiendas en las que recibí el mayor número de arañazos por señoras de tercera edad y empujones por padres de familia desesperados, podía empezar a considerar que el fracaso era el final de esta travesía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 13, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La mejor pesadilla de GusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora