Capítulo 21 - El castillo

849 89 12
                                    

Después de que Goku gritara al despertar, se volvió a desmayar, por lo que ahora mismo lo estábamos llevando a una de las camas de la enfermería improvisada de la nave espacial, para poder curarle su cuerpo. Tenía una que otra quemadura por estar expuesto al calor extremo, además de que estaba deshidratado.

Saco lo necesario para ayudarle del congelador de la enfermería: suero, aguja, ungüento, etcétera; y después regreso con Kilian y Goku. Preparo el suero y también la aguja, pero me le quedo mirando unos segundos, para después mirar a Goku.

—¿Pasa algo? —me pregunta mi hermano menor.

—Eh... Siento que, si me acerco a Goku con esta aguja, él me golpeará y huirá.

—Está inconsciente —dice, sin importancia—. Tú solo inyéctale el suero y cúrale las quemaduras.

—Me lo dices como si fuera una doctora...

—Por el momento, lo eres.

Lo fulmino con la mirada.

—Iré a arreglar lo que se haya averiado con la temperatura —me avisa y sale de la enfermería.

Sin más preámbulos, le inyecto el suero a Goku, aunque con temor a que me golpee estando inconsciente. Después, le esparzo la pomada por sus quemaduras. Cuando termino, lo dejo solo en la habitación y salgo para encontrarme con un Kilian concentrado y frustrado.

—Y, ¿ahora tú qué tienes? —le pregunto, con burla.

—El transmisor que nos conecta a la Tierra está averiado y no sé cómo arreglarlo; no encuentro el manual.

Mi sonrisa socarrona se desvanece y siento cómo la sangre baja hasta mis pies.

—¿Dices que estamos completamente solos ahora? ¡¿Por nuestra cuenta?!

Sí, estaba aterrada gracias al maravilloso hecho de que estábamos solos, en medio del Universo.

—Así es —frunce sus labios y deja las herramientas de lado—. Por suerte, aún tenemos el rastreador de las esferas intacto.

—Entonces, ¿solo tenemos que conseguir todas las esferas restantes?

—Sí, y ya encontramos la de Seis, Tres y Una; nos faltan las esferas de Dos, Cuatro, Cinco y Siete estrellas.

Me dejo caer sobre los cojines de la nave.

—¡Faltan muchas! —gimo contra un cojín.

—Sigo diciendo que soy más maduro que tú.

—Me entenderías si te borraran toda la memoria... Puede que tenga veinticinco años, pero mi edad mental sería de un recién nacido porque no recuerdo nada de mi pasado.

—Qué dramática. —Le escucho caminar y pasar por mi lado.

—Qué amargado.

No escucho respuesta, por lo que decido cerrar mis ojos para poder descansar.

(...)

—Es un planeta pequeño, donde todos los habitantes viven en un castillo —indica Kilian.

Había pasado una semana desde que encontramos la Esfera de Una Estrella y, desde entonces, habíamos vagado por el espacio en busca de la siguiente esfera. Y, finalmente, la habíamos encontrado en un pequeño planeta con un gran castillo.

—No sé por qué, pero... —murmuro.

—Pero, ¿qué, ______? —me pregunta Kilian, mirándome.

—Creo que se te pegó el estilo Bulma.

Noto que le da un espasmo en el ojo y sonrío. Nos acercamos al planeta y descendemos lentamente hasta aterrizar por completo.

Mi Saiyajin FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora