Capítulo 23 - Incógnitas

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Mis heridas estaban casi por completo curadas, lo que me permitía volver a entrenar con Kilian y Goku. Desde lo ocurrido en el castillo de aquel planeta, me prometí a mí misma que entrenaría lo suficiente como para poder proteger a mis compañeros, además de poder recuperar las Esferas del Dragón, sin tener que ser una carga para los dos azabaches que me acompañan en la nave.

En estos mismos instantes, estamos dirigiéndonos hacia un pequeño planeta que parece estar lleno de ruinas, pues ahí es donde indica la nave que está la siguiente esfera.

—¿Estás preparado, Goku? —le pregunta mi hermano al mayor.

—¡Yo nací preparado!

Veo que Kilian entrecierra los ojos, mirando con vergüenza a Goku. Después, Kilian se encarga de aterrizar cuidadosamente la nave en el planeta lleno de ruinas; sin embargo, en cuanto aterrizamos, una de las tantas ruinas se colapsa, haciendo un gran estruendo en el lugar. El problema era que este planeta era muy inestable y tenía una gravedad diez veces mayor a la de la Tierra, por lo que debíamos ser sumamente cuidadosos con todos nuestros movimientos.

—Bien, Goku. Recuerda que debes tener muchísimo cuidado —reitera mi hermano.

El mayor asiente con la cabeza y sale de la nave, caminando en zancadas, pero colocando cada pie con el mayor cuidado posible, como si tratara de no despertar a un bebé en su siesta.

«Espera, ¿por qué pensé en un bebé?»

La verdad era que no entendía muy bien qué sucedía conmigo. Desde que vi al pequeño infante en el castillo, siendo vulnerable a todo, me entró un sentimiento de querer estar con mis hijos... Sí, los pequeños Makoto y Mika, quienes seguían en la Tierra con... Gohan...

Agito mi cabeza levemente, como si así pudiese alejar aquellos pensamientos. Siempre terminaba recordando a Makoto y Mika, porque tal vez pueda ser que mi sentido maternal esté despertando de nuevo, ahora que he aceptado la verdad; sin embargo, sumado a los recuerdos de los bebés, la imagen de Gohan llega a mi cabeza, haciendo que me enfurezca.

Todavía no le he perdonado sus celos infantiles con aquel empresario el cual ya no recuerdo. Se comportó muy infantil con aquel tema, por lo que he estado enojada con él desde entonces.

—¡QUE TENGAS CUIDADO! —le escucho reclamar a Kilian, enfurecido.

Pareciera que un terremoto se adueña del lugar, ya que empieza a temblar ferozmente. Pero cuando veo la razón, noto que es Goku corriendo hacia la nave con la esfera en sus manos, puesto que el planeta se está derrumbando.

El hombre no tarda en llegar y entrar a la nave, la cual parte inmediatamente después de la llegada del Saiyajin. Mi hermano despega la nave y nos adentramos de nuevo en el espacio, rogando por que el planeta no se haya destruido por completo por la imprudencia de Goku. Y así es, pues el planeta se mantiene intacto después de unos cuantos derrumbes.

—¡Le dije que tuviera cuidado, pero NO! ¡A usted le encanta mandar los planes por la borda!

—Ya déjalo, Kilian —digo riendo, tomando la esfera de las manos de Goku, quien mira sin entender a mi hermano—. Es la de Siete Estrellas —aviso y la coloco con las demás.

—Está bien, está bien —suspira Kilian—. Pondré en marcha la nave para buscar la siguiente.

(...)

«Una pequeña niña corría por el campo abierto de aquel lugar rodeado por montañas, seguida de otro niño muy similar a ella. Sus cabellos negros como el carbón se balancean por su carrera, hasta que la niña salta al río lleno de peces al igual que el otro infante.

Mi Saiyajin FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora