Capítulo 1 - ¿Paz y tranquilidad?

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Narra Gohan

—¡¿Qué debo hacer?! —pregunto exaltado.

Tiro de mi cabello demostrando mi angustia. Bulma y mi madre corren de un lado a otro y traen varias mantas e inyecciones. Le insertan una a mi esposa y ella grita al instante.

—¡Pudiste haberme avisado, maldita sea! —Aprieta la mandíbula.

—¡No te quedes parado ahí! —me grita su madre.

Me acerco un poco y coloco mis manos en la camilla. ______, sin pensarlo ni pedir permiso, toma mi mano con fuerza. Y cuando digo que ella aplica fuerza, realmente es como si estuviera a punto de romperme la mano. A causa de esto, suelto un gemido de dolor.

—¡Deja de quejarte, Gohan! —me grita ella—. ¡Tú no eres el que está expulsando un bebé!

—L-lo siento —muestro una débil y temblorosa sonrisa.

Seco su sudor de la frente y ella intenta agradecerme con una sonrisa, pero sus fuerzas no le llegan y muestra una mueca. A pesar de tener dos razas en su sangre que son muy fuertes, dar a luz a nuestro hijo la agota bastante.

—¡Vamos, ______, puja! —le ordena Bulma.

Ella cierra los ojos y muestra los dientes, a la vez que emite un sonido desde la garganta. Estoy bastante angustiado, no lo niego; pero no cambiaría estar aquí, en este momento junto a ella, por nada en el mundo.

—Vamos, ya casi...

—Vamos, amor, tú puedes —le animo, después de Bulma.

Yo le tomo una mano, su madre la otra; Bulma espera al bebé y mi madre la ayuda con lo que necesite. Mi esposa deja de pujar y comienza a respirar con desesperación y rapidez.

—Una vez más, ______ —le ordena Bulma—. Creo que veo algo...

Al escuchar eso, ______ vuelve a pujar con mucha fuerza. Parece que se le va el aire por completo y suelta un suspiro al final.

El llanto de un bebé se hace presente en la sala. ______ abre los ojos y mira en la dirección en la que Bulma carga a nuestro bebé. Una sonrisa aparece en su rostro y mis ojos se cristalizan. Entonces, me giro hacia la escena que mi esposa presencia frente a sus ojos.

—Es un varón —susurra Bulma con una gran sonrisa.

Con rapidez, lo envuelve en una manta y se lo da a ______. Ella lo acuna en sus brazos unos segundos con una gran sonrisa, pero vuelve a cerrar los ojos con fuerza y suelta un gemido. Tomo a mi hijo y lo acuno en un brazo, mientras que con el otro tomo la mano de mi esposa.

—¡Vamos con el siguiente, ______! —indica Bulma.

Dos hijos. Eso nos dijeron que tendríamos hace seis meses. Uno era calmado, mientras que el otro se movía constantemente. Casi siempre, éste tenía nuestra atención por las constantes patadas que le daba a ______ en su vientre.

—Ya conoces el proceso, ¡así que puja! —le ordena Bulma.

Mi esposa asiente con la cabeza frenéticamente. Suelto su mano y seco el sudor de su frente y acaricio su rostro hasta posar mi mano en su mejilla.

—Vamos, amor —susurro y ella me mira—. Solo un poco más para que él tenga a su hermano o hermana aquí...

Ella vuelve a asentir, más calmada. Respira varias veces y vuelve a pujar con más fuerza que antes. Suelta un grito al final y se deja caer de espalda contra la camilla, respirando agitadamente.

Otro llanto aparece en la habitación. Miro en la dirección del llanto y veo a mi segundo hijo en brazos de Bulma.

—Es niña —dice con una gran sonrisa.

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