Capítulo 20 - Planeta en llamas

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—Q-Quieto, amiguito... Quieto... Quieto... ¡Q-Quieto...! ¡OH, MIERDA!

A través de la pequeña cámara que Kilian portaba, Goku y yo podíamos ver cómo mi hermano intentaba conseguir la segunda esfera que se encontraba escondida en un planeta donde los animales eran como los dinosaurios. Kilian se había ofrecido y, como ellos no me dejaron salir a mí, tuve que resignarme a dejarle ir a él. Pero ahora parecía que tenía problemas el muchacho, pues la esfera estaba en el nido de un dinosaurio que dormía; pero el muy... «silencioso»... lo despertó.

Goku me quita el radio de las manos con el que me comunicaba con Kilian.

—¡CORRE, MUCHACHO! ¡CORRE POR TU VIDAAHH...!

—Dame eso —digo, quitándole el radio de las manos.

Aunque era demasiado tarde: Kilian ya tomó la esfera y está huyendo hacia nuestra nave. A los pocos segundos llega, siendo perseguido por el dinosaurio. Inmediatamente, cierro las compuertas y pongo en marcha la nave, volviendo al espacio exterior.

—¿Te mordió? ¿Acaso tienes un diente de dinosaurio clavado? ¿Algún recuerdo?

Kilian logra levantar la esfera ante las preguntas de Goku. La tomo antes que el hombre y la guardo junto con la otra esfera.

—¿Cuántas estrellas... tiene? —jadea mi hermano, apenas respirando.

—Es la de Tres Estrellas —anuncio, guardándolas en su compartimiento especial. Luego, me siento en uno de los cojines—. No es tan difícil como esperaba...

—¡Ah, ¿no?! —grita Kilian—. ¡Tú no te has arriesgado con animales carnívoros que te pueden comer! —Hace un gesto con sus manos, como si sus dedos fueran colmillos y estuviera mordiendo algo.

—Pues la próxima me toca —digo con una sonrisa orgullosa—. Tú y Goku ya consiguieron una cada uno; por simple lógica, me toca.

Un leve pitido se escucha en la pantalla: la señal de una esfera cercana.

—¡Llegó mi hora! —exclamo y doy un aplauso, para después ponerme de pie.

Me acerco a la pantalla, donde está localizando la siguiente esfera en lo que se aprecia a través del cristal. Finalmente, señala un pequeño asteroide cerca de lo que parece un sol (aunque, no es nuestro Sol, porque ya salimos del Sistema Solar). Mientras más nos acercamos, más aumenta la temperatura a nuestro alrededor.

—¡Oh, no! No, no, no y no —dice Kilian, poniéndose de pie—. No dejaré que te acerques a ese planeta hirviente.

—¿Qué? Pero si me toca esa esfera —la señalo.

—No dejaré que vayas.

—¿Y quién eres tú para impedirlo?

—Tu hermano.

—¡Eres menor que yo!

—¡Pero más maduro!

—Ajá, sí. Claro.

—Si llegas a acercarte a ese planeta o lo que sea, ¡mi madre nos matará! O peor aún...: ¡Gohan me matará!

Siento una terrible rabia al escuchar el nombre del joven azabache.

—¡No los metas en esto! Aún queda muchísimo tiempo antes de que los volvamos a ver y no se podrán enterar —le saco la lengua y sonrío victoriosamente.

—Te digo que soy más maduro —canturrea.

—¡Idiota es lo que eres! —chillo y alzo mi puño hacia él.

—¡Mira quién habla!

Suelto un gruñido cuando se me acaban las cosas que podría contestarle.

Mi Saiyajin FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora