Capítulo tres: Razones

1.2K 160 7
                                    

No importaba que se mostrara pacífico, que no intentara arrastrarlo a Gehena como maniático o le hubiese ayudado a encontrar la salida de la Academia de exorcismo a la que asistía, Rin tenía sus razones para no fiarse de Amaimon.

«¿Qué acaso no tiene otra cosa que hacer?»

Que, en ese preciso momento, Amaimon estuviese tumbado en su cama leyendo sus mangas simplemente comenzaba a sacarlo de quicio. Mientras metía sus cosas en las maletas que trajo en su arribo a ese sitio, era imposible que no mirase a ver al peli-verde de reojo.

No podía quedarse en el mismo dormitorio que Yukio. Pensar en el futuro sermón del joven ante el ataque sufrido y la paranoia del castaño al tener la excusa perfecta de mantenerlo oculto de todo mundo le causaba escalofríos. Tras mirar cómo Amaimon cambió de página, doblando accidentalmente una de las puntas, hizo que le arrojara una almohada.

«¡Ten más cuidado, bastardo! ¡Ese manga es de edición especial!»

Normalmente, pese a lo infantil que Amaimon se comportara, él no toleraba las burlas ni altanería que los demás aplicaban con él. Sin embargo, fácilmente podría hacer excepciones con Rin gracias a la curiosidad que despertaba en él.

— A ti y a Aniue les importa mucho este tipo de cosas, aunque no las comprendo del todo.

«¿No me digas que es una trama muy difícil para ti? ¡Qué vergüenza~!»

Entendiera o no su burla, Amaimon no le prestó mucha atención. Estaba bastante ocupado con poner en diferentes posiciones el manga en un intento de comprender el contenido. La mofa del menor se detuvo para observarlo mejor, sintió cierta nostalgia al ver al oji-azul mayor hacer esos gestos.

Cuando él estaba en tercero de primaria y comenzó a leer manga, le costaba leer algunas palabras y Shiro tenía mostrarle cómo se leían. Pensar en ello causó que sintiese un poco de pena por el de cabellos verdes. Tomó un cuaderno que estaba a su alcance y tras escribir le mostró la hoja.

«¿Te cuesta leer algunas palabras?»

— Sí, el japonés nunca ha sido mi fuerte.

Con semejante respuesta, ahora él intrigado era Rin.

«¿¡Sabes hablar distintos idiomas!?»

— Hebreo y alemán...sé hablar japonés, pero no es tan fácil leerlo.

«¿Apenas estás aprendiendo japonés?»

— Aniue nunca me había convocado en Yamato con anterioridad.

«Japón»

Amaimon ladeó un poco la cabeza con el ceño fruncido, llevándose a la boca una piruleta.

— Los humanos son extraños, les gusta cambiarle el nombre a todo.

Aquella pequeña conversación le respondía su duda, Amaimon tendía hablar con tanto formalismo debido a que era la única forma en la que sabía conjugar las palabras. En eso momento, finalmente al chico se le acordó preguntar algo sumamente importante.

«¿Quién es "Aniue"? Además, ¿Quién eres tú?»

Tal vez era tarde para cuestionarlo, pero tarde era mejor que nunca. No podían culparlo, no contó con que el peli-verde empezaría a seguirlo y conviviría con él por más de cinco minutos.

Llamas azules [AmaimonxRin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora