6º La catástrofe de Bunratty

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6º La catástrofe de Bunratty

La noticia del embarazo de Elizabeth fue motivo de alegría, tanto en Pemberley como en Netherfield y Longbourn. El señor Bennet había decidido realizar una corta visita, emocionado porque su adorada hija fuera a hacerle abuelo. Aunque Jane también esperaba un pequeño y para meses antes que ella, el señor Bennet nunca había podido ocultar su predilección por Lizzy.

Previamente a partir de vuelta a Longbourn, consiguió convencer a Darcy para que volvieran a Hertfordshire para el alumbramiento de Jane, antes de que el viaje fuera demasiado cansado para Elizabeth.

Ante tal promesa, Lizzy aceptó con una sonrisa y sin quejas las excesivas atenciones que le prestaban, no solo su marido, sino también su hermana, su cuñada y todo el personal de servicio.

Durante los cuatro primeros meses de embarazo, Pemberley parecía de nuevo lleno de vida y de encanto. Fitzwilliam estaba extasiado ante la idea de tener un pequeño con su esposa. Estaba totalmente embrujado por el brillo de los ojos de su mujer, que desde que aquella mañana le comunicara su embarazo, no había momento en el que ella estuviera sola. Siempre que podía estaba él, pendiente de cualquier cosa que pudiera necesitar. Y cuando por fuerza mayor había tenido que ausentarse, se había encargado de que Georgiana y Kitty estuvieran con ella, o de que algún sirviente estuviera haciendo sus labores en la misma habitación.

Pero el estar tan pendiente de Elizabeth, también tenía sus consecuencias. Darcy no se había percatado, pero prácticamente había abandonado los negocios durante esos meses. Solo tenía ojos para su esposa, sin apenas mostrar interés por los otros menesteres. Sin embargo, a mediados de marzo, la llegada a Pemberley del administrador de Bunratty le obligó a poner los pies en la tierra.

Bunratty era la finca que la familia Darcy tenía en el condado de Clare, en Irlanda, y de la que el caballero se hacía cargo normalmente a través de cartas y pequeños pagos a los empleados de allí.

-Señor Gallagher, ¿qué hace usted aquí?

-Disculpe mi visita inesperada, señor, pero hace semanas que esperamos una respuesta suya y no ha llegado- Explicó el hombre- Temíamos que algo hubiera sucedido, usted nunca se retrasa en la correspondencia.

-¡Rayos!- Maldijo hacia sus adentros, al percatarse de lo desatendidos que tenía los negocios- Por favor, venga conmigo y cuénteme que ha sucedido.

El administrador de Bunratty siguió a su señor hasta el despacho, se sentó frente a él en el escritorio y le narró el motivo de su visita.

-Hace algunos meses sufrimos una de las peores épocas de lluvia que recordamos por aquel lugar. Estuvimos días sin poder salir a las calles por miedo a enfermar o ser arrastrados por los vientos huracanados que se formaban.

-¿Tan fuertes fueron?- El señor Darcy estaba bastante alarmado por el tono lastimero que su empleado tenía en la voz.

-Devastadoras, señor. Llovió tanto que el río se desbordó, arrollando gran parte del pueblo, derribando muros y casas a su paso- Darcy lo miró asustado- En la casa estamos todos bien, señor, pero en el pueblo ha habido muchas muertes, además de que los muros de la zona sur de sus tierras cedieron ante el agua, destrozando los cultivos que teníamos en aquella parte- El hombre intentó permanecer tranquilo- Muchos campos quedaron inservibles a no ser que se haga una gran obra y se limpien. Hay muchas familias desesperadas por conseguir alimentos en la zona, y la mayoría de ellos no tienen donde alojarse.

-¡Por Dios!- Se levantó de su asiento, totalmente consternado. Jamás pensó que algo así pudiera suceder. Además, junto a esos sentimientos surgía la culpa por haber descuidado sus deberes como cabeza de familia- Gracias por venir a verme señor Gallagher. Vuelva a Bunratty y dígales a todos que en una semana estaré allí con dinero, hombres y materiales para ayudar a reconstruir los desperfectos y ayudar a los afectados.

A pesar de todo, te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora