18º El baile de Navidad
Los meses que siguieron a la mudanza de los Bingleu pasaron bastante rápidos. Los pequeños crecían a un ritmo de vértigo, llevando de cabeza a las costureras y a sus padres. Georgiana se preparaba para su presentación en sociedad, que tendría lugar en Londres una vez pasara la Navidad. Mientras que Kitty la ayudaba como podía sin dejar sus estudios, recordando la emoción con la que vivió su presentación.
Por su parte, el coronel empezó a ser consciente de que esa admiración que sentía por la joven señorita Bennet se había convertido, sin saber como ni cuando, en un sentimiento muy distinto a lo que había sentido por cualquier otra joven o mujer hasta ese momento. Descubrió que se había enamorado perdidamente de ella.
Pero la joven, siempre tan formal cuando estaban juntos, ya fuese solos o acompañados, nunca le había mostrado ningún signo de que fuera correspondido. Y esa duda comenzaba a corroerle. El era un soldado. Sabía por tanto que las batallas se ganaban o se perdían, pero que había que lucharlas primero. Por tanto, y aun a riesgo de ser humillado, decidió que el día de Navidad buscaría la forma de confesarle sus sentimientos y saber cuáles eran los de la joven.
Conforme pasaban los días, el baile de Navidad estaba más próximo, Darcy no hacía más que quejarse, mostrando su desagrado por ese tipo de reuniones sociales, pero sabía lo importante que era para su hermana empezar a conocer a la alta sociedad de Londres de cara a su presentación.
Por otro lado, Elizabeth había tenido que delegar un poco sus atenciones a William en la niñera, pues aunque Kitty y Georgiana la ayudaran con el baile, como dueña de la casa era su obligación hacerse cargo de todo.
Los días previos al baile, la casa se fue llenando de invitados entre los que se encontraban los padres de Elizabeth y su hermana Mary, los Hurt, acompañados de Caroline Bingley, por supuesto, Charles Bingley, y sorprendentemente, también acudió Lady Catherine, a la que no se le había visto en un baile de ese tipo hacía muchos años.
Elizabeth se encargó de que todos fueran hospedados en las mejores habitaciones, repasó con el ama de llaves el menú para la cena del baile, comprobó que las velas y las sillas estuvieran preparadas y hubiera suficientes para todos los invitados. Con ayuda de Georgiana, revisó la decoración navideña y que piezas serían las que sonarían a lo largo de la velada. Kitty la ayudó con la preparación de la cubertería, mantelería y las habitaciones para el servicio.
Gracias a la ayuda recibida y a su decisión de realizar un baile perfecto para que su esposo estuviera orgulloso de ella, todo quedó listo antes de lo previsto, pudiendo tener al menos un día para descansar antes del gran baile.
Esa noche, en la intimidad de su alcoba, Darcy se decidió a sincerarse con su esposa sobre lo que había observado en su primo, y ver si ella era conocedora de los sentimientos que Kitty pudiera tener hacia él.
-¿Qué opinión tienes de mi primo?-Preguntó mientras le acariciaba la espalda, aprovechando que Elizabeth estaba apoyada sobre su pecho.
-¿El coronel?- Darcy asintió- Creo que es un hombre muy atento y excelente, ha hecho mucho por nosotros desde que está aquí.
-Si, es cierto.
-¿Ocurre algo con él?- Preguntó Lizzy algo preocupada.
-No… Si… Bueno, no estoy seguro.
-Dime que te preocupa- Le pidió, incorporándose un poco para verle a los ojos.
-¿No te has fijado que últimamente tiene un comportamiento diferente?- Preguntó un poco atolondrado, sin saber muy bien como abordar el tema- Quiero decir, que últimamente está muy…
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A pesar de todo, te quiero
FanficContinuación de la historia a partir de la boda de Darcy y Elizabeth.