Aunque les parezca un poco difícil de creer todos nuestros planes salieron tal y como lo planeamos.
Ahora estaba en casa de Nicole como Brenda, esperando a que mi hermano pase a buscarme, mi abuela y mi madre también saben que Cassie está aquí y que se quedará a dormir… es un tanto difícil explicar teniendo dos caras…
Tenía puesto un vestido largo que me llegaba hasta los talones de color púrpura oscuro con unos altos tacones que eran de color blanco. Mi pelo oscuro estaba recogido en un moño alto con rizos que me caían en mis mejillas sonrosadas. El maquillaje de ser posible dejaba más hermosa a Brenda, se veía diferente, totalmente cambiada, más provocativa, más atractiva. No había rastros de la hermosa Brenda inocente e ingenua.
Mi labial violeta contrastaba a la perfección con mi piel blanca, el rímel y las sombras oscuras sobre mis párpados hacían que mis ojos azules resultaran visibles como nunca.
Estaba tan hermosa. Más que las demás veces incluso.
- Hiciste un perfecto trabajo – digo alagando a Nicole – muchas gracias.
- No hay nada que agradecer, has hecho tantas cosas por mí que es lo menos que podría hacer por ti.
Cuando dieron las diez y media Tim aparcó el auto que mi padre le había regalado al cumplir la mayoría de edad. Salió con elegancia del automóvil, mi hermano se veía hermoso con esmoquin. Su mirada se posó en Nicole, ella sólo llevaba unos simples shorts y una blusa sin mangas pero de todas formas se veía atractiva con esa sonrisa pícara en sus labios, su pelo rubio platino brillaba en la oscuridad al igual que sus dientes blancos y perfectos. Luego su mirada se detuvo en mí y lo dejo con la boca abierta, me mira como si fuese un espécimen raro, algo nunca antes visto y me sentí tan bien porque sabía que mi novio pensaría lo mismo al verme.
- Buenas noches, preciosas – nos dice y nos hace una leve reverencia.
Nicole rueda los ojos y yo simplemente sonrío, creo que debería de unirlos a pesar de mí, sería muy egoísta de mi parte sino lo hiciera, ¿cierto?
- Buenas noches, joven – le sigo el juego a mi hermano.
- ¿Brenda? – pregunta - ¿tú eres Brenda, la amiga de mi hermana Cassie?
- Sí – asiento con la cabeza.
- ¿Dónde está ella?
- Está dentro de la casa – responde rápidamente Nicole – mejor súbanse y de una buena vez váyanse que ya se está haciendo un poco tarde.
***
- ¿Así que eres la novia de Ben? – me pregunta Tim cuando nos dirigimos al gran salón de la casa de Alec, que es amigo de casi toda la ciudad ya que es conocido por el alto estatus social de su familia, la razón de la fiesta era para celebrar sus veintiún años de edad.
- ¿Cómo lo sabes? – pregunto.
- Nicole me lo dijo – me mira de soslayo - ¿eres de por acá? Digo, nunca antes te había visto y eres diferente… a las demás, eres realmente hermosa.
Dios, estoy entendiéndole a Tessa de Cazadores de Sombras, es realmente incomoda la situación en la que tu hermano te ve como una mujer y no como su hermana.
- Soy de este lugar – digo recordando haberle dicho a Ben que siempre había estudiado donde él lo había hecho, ojalá no meta la pata. Me sentía horrible mintiéndole a mi hermano.
- Eres diferente a todas sus novias, eres más humana – me dice prendiendo la radio.
Río enérgicamente.
- ¿Más humana dices?
- Sip, más humana. Aunque todas sus novias hayan sido súper modelos, hay algo diferente en ti, yo creo que esa diferencia es que no eres una chica freza, creída…
- Oh. Muchas gracias. Además soy inteligente, sin ánimos de presumir.
Ahora es él quien ríe.
- Lo sé – asiente – se nota.
A medida que nos acercábamos a nuestro destino ya se veían autos aparcados en frente de mansiones, algunas incluso más grandes que la de Ben y más hermosas.
Tim también aparcó a una considerable distancia y me obligó a caminar por el asfalto en mis tacones, no era novata pero tampoco era experta usando tacones altos por lo que me resultó un tanto difícil.
La música ya se oía y no era música callejera, sino era de buen gusto y fina por así decirlo.
Las grandes puertas del salón estaban abiertas de par en par decoradas alrededor con finas telas de color verde manzana. Mi hermano me ofreció su brazo y yo con gusto la acepté, cuando nos adentramos más al lugar me di cuenta de lo malditamente grande que era, grandes bolas de luces caían colgadas de los techos con tiras de tela alrededor del mismo color (verde manzana) habían muchas de todos los colores alumbrando el lugar, trillones de personas bebiendo de sus copas, charlando y riendo. Repentinamente me sentí mareada.
- Espero que a tu novio no le moleste verte colgada de mi brazo – me dice Tim mirando con asombro el lugar como yo.
Nosotros no éramos millonarios ni mucho menos, la razón por la que Tim era invitado a este tipo de eventos era por su popularidad, era popular ya que siempre fue muy apuesto y bello y tenía demasiada suerte con todas las chicas.
- Yo espero que a tu novia no le moleste.
- A diferencia de ti – dice él – yo no tengo novia.
- Pero de seguro hay chicas que están interesadas en ti.
- Desde luego – responde sin ninguna gota de humildad.
Mi respiración se queda atascada cuando lo veo a él, se veía hermoso sin lugar a dudas, con su traje negro y esmoquin. Sus ojos verdes destellaban con un brillo resplandeciente, la sonrisa dibujada en sus labios carnosos estaban más besables como nunca. Lo único que quería era dejar a Tim e irme corriendo junto a él y hundirme en sus musculosos brazos. Su pelo negro estaba rebelde como siempre.
Se veía tan ardiente…. Y comestible y perfecto y era mío, sólo mío y de nadie más. Pobre la zorra que se le acerque. Pobre.
Se estaba acercando a nosotros con pasos firmes y decisivos como si fuese el rey del mundo, sin dudas él sabía quién era y lo que provocaba en las mujeres.
- Espero no te moleste que la haya traído – le dice mi hermano.
Yo lo miro con la boca abierta… lo único que quiero es besarlo. Dios mío, regálame lo que quiero (sus labios en mi boca) oh rayos, ¿puedo ser más pervertida?
- Tengo mucha confianza en mí y en mi chica – le responde tan seguro de sí mismo.
Antes de que Tim nos deje le doy las gracias y él solo asiente con la cabeza sonriéndome.
- Eres sin dudas – me dice Ben cuando estamos solos – las más hermosa del lugar, de la ciudad y del mundo.
- Y tú el más caliente y comestible del lugar, de la ciudad y del mundo – le susurro con timidez sin poder evitarlo.
Sonríe complacido y me da un abrazo fuerte, presionando nuestros cuerpos que encajan perfectamente.
- Te quiero – me susurra al oído y me estremezco tanto por sus palabras y por lo cerca que estamos ambos.
Seguimos así durante unos largos minutos hasta que una chica viene a interrumpir nuestro hermoso y perfecto momento alejado de todo el mundo.
Era Sally.
- Se ven tan lindos – sus ojos irradiaban tristeza y melancolía – es tan visible que se aman, algo que nunca se vio en nosotros, Ben.
- Buenas noches, Sally – se limita a decirle.
- ¿Puedes presentármela? – pregunta poniendo sus ojos en mí – nunca antes la había visto.
Ella llevaba una minifalda color piel que apenas le cubría el trasero, de lejos incluso parecía no tener absolutamente nada. Su pelo castaño largo y lacio caía detrás de su espalda, en sus tacones tenía un poco más de uno cincuenta.
- Me llamo Brenda – le sonrío falsamente.
Ella asiente pero no dice algo como: mucho gusto, soy Sally, seguro me conoces… sino que se queda callada sin decir absolutamente nada.
- No creo que sea bueno que estés en estos lugares… - le dice mi novio.
- No te preocupes por mí, ya no es necesario. Además, sé lo que es bueno para mí y lo que no y definitivamente no pienso beber para ponerme al ridículo.
Ben asiente y le agradezco interiormente por decirle con permiso y alejarnos de ella. Por fin vuelvo a respirar aire puro.
Nos dirigimos hacia sus amigos que se encuentran sentados en pufs y antes de tomar asiento me presenta como su novia.
- Ella es Brenda – me rodea de la cintura y me da un húmedo beso en la mejilla que me hace imaginar todo tipo de cosas que me avergüenza pensar – mi novia.
Podía sentir el sonrojo de mi cara por miedo a que lean mis pensamientos y por la atención que estoy recibiendo.
- Hola – es lo único que puedo decir.
- Hola, preciosa – me dice un chico de pelo rubio y ojos marrones.
- ¿Dónde conseguiste a esta perfección? - pregunta uno de pelo castaño como el de Tim que se encuentra sentado al lado de una morena de piernas largas que le jala del cabello – lo siento, nena – se disculpa con ella.
- Del paraíso – responde Ben – y es solamente mía, ni se les ocurra tratar de liarse con ella como trataron con muchas novias mías en el pasado.
Así que tuvo muchas novias. Arrugo la frente.
Yo me siento al lado de una chica pelirroja que obviamente se nota que no es natural y le sonrío tímidamente para que sepa que soy buena gente y mi novio perfecto a mi lado. Al momento en que nos sentamos nos traen bebidas sin alcohol y empiezan a conversar animadamente contando anécdotas y experiencias que vivieron de niños o cuando estaban aún en el colegio. Yo por mi parte no entendía nada.
- ¿Te estás aburriendo? – me susurra al oído Ben.
Me volteo para poder verlo a la cara y nuestros rostros se acercan tanto que por un momento lo olvido todo.
- Tus ojos cambiaron de color – le digo – ahora son grises.
- Suelen cambiar – me sonríe tímidamente - ¿tanto te interesan el color de mis ojos?
- Sí, lo que más amo de ti son tus ojos y me importa si cambian o no de color.
- Guau… - dice lentamente asombrado pero a la vez alagado – eso fue lindo…
- Pero cuando son verdes… Dios… son hermosos, nunca antes vi unos ojos tan maravillosos.
Sonrío cuando noto que se sonroja. Nunca lo vi sonrojarse.
- ¿Nunca te has visto al espejo? – pregunta con apenas un susurro para que nadie más escuche nuestra conversación – los tuyos son maravillosos, el azul es mi color favorito, ¿lo sabes? Pero desde que te conocí sólo me gustan el azul de tus ojos.
- Pero mis ojos no cuentan para mí – me acerco más de ser posible y cuando iba a darle un beso en la mejilla una vocecita detrás de mí interrumpe nuevamente nuestro perfecto momento.
- Aww… - sin darme la vuelta sé que está haciendo un puchero – eso es definitivamente muy tierno y hermoso y cursi.
La chica se coloca en frente de nosotros y traga fuertemente al verme el rostro. Le sonrío con superioridad. Jaque. Mate. Brenda es diez mil veces más hermosa que ella. Zorra arruina momentos.
- ¿Qué sucede, Priscila? – Ben la mira arqueando una sola ceja.
- Quería hablar contigo un momento.
Detengo el impulso de rodar los ojos.
- No estoy seguro de eso, Pris.
¿Pris?, ¡Pris! ¿Es en serio? ¡Oh, Pris querida, no estoy seguro de eso! ¡Ay, Prisy!
- Bueno, los dejo – digo con una enorme sonrisa en el rostro pero dejando obvio que es solo fingida y que para nada quiero dejarlos solos.
- Será solo un momento – me dice Ben agradecido sin darse cuenta del sarcasmo en mi voz. ¡Que idiota!
Me pongo de pies y me dirijo hacia la pista de baile con la cara roja de cólera. Ese siempre fue mi gran problema desde que nací… mis celos, era odiosamente celosa y lo peor es que me doy cuenta pero es imposible evitarlo. En estos momentos quería arrancarle los ojos a la Priscila esa.
- Bienvenida a mi fiesta, preciosa – al darme la vuelta le veo a Alec en su traje negro, era apuesto a su manera pero nadie como Ben, él era perfecto y no solo lo pensaba yo, sino también Priscila, Sally y todas las chicas.
- Gracias, Alec.
- ¿Sabes mi nombre? – pregunta estupefacto.
- Por supuesto, eres el que está cumpliendo años.
- Es un halago que sepas quien soy pero me tendrás que disculpar por no saber tu nombre.
- Es Brenda y no te preocupes, no soy popular ni mucho menos para que me conozcas.
Se queda mirándome por un largo rato sin poder creerse que la perfecta Brenda estaba en frente suyo.
- Es increíble lo hermosa que eres, ¿te lo han dicho?
- Cada maldito segundo de mi vida se lo digo, Alec.
Mi novio estaba justo detrás de mí rodeándome por la cintura y hundiendo su cabeza en mi cuello olisqueándome y depositando un beso caliete en mi mejilla. Me maldigo internamente por estar sintiendo nuevamente este confuso deseo de quitarle la ropa y sentirlo contra mi cuerpo, nunca antes tuve estos pensamientos, estos locos deseos de entregarme a él, ¿por qué ahora? Es vergonzoso. Mi corazón palpitaba aceleradamente.
- Feliz cumpleaños – le dice cuando nadie más dice nada.
Alec lo mira detenidamente con ojos entrecerrados como si lo odiara pero termina asintiendo con la cabeza en respuesta a lo que dijo como agradecimiento.
- Debí suponerlo – la voz del cumpleañero irradiaba desprecio pero ¿por qué? – siempre te ganas a las chicas más hermosas pero…
Niega con la cabeza y se va junto a los demás invitados alejándose de nosotros pero no sin antes darme un beso en mi otra mejilla. Definitivamente él no me hace sentir deseos de querer quitarle la ropa… arrugo la nariz ante el pensamiento sintiéndome asqueada.
Ben me gira para que nuestros rostros estén frente a frente y de nuevo estamos tan cerca…
- Huyamos de este lugar – me dice.
- ¿Y tu Prisy? – le sonrío angelicalmente.
- ¿Mi Prisy? – lo amaba cuando hacía esa cosa de arquear una sola ceja - ¿Qué demonios es eso?
- Mejor pregunta quién.
De verdad parecía confundido.
- ¿Quién demonios es Prisy? – y al segundo siguiente ríe muy divertido seguramente dándose cuenta a lo que me refiero.
- Estás celosa – sonríe ahora con suficiencia.
- Pff – bufo – no seas ridículo.
- Tú no seas ridícula.
Me toma de la nuca para acercar mucho más nuestros rostros y empieza a recorrer con sus labios entreabiertos mis mejillas y luego mis labios. Me estremezco del placer. Deseo tanto que me bese que duele, me oprime el pecho dándole paso a la desesperación pero me obligo a respirar hondo y calmarme.
- Aléjate – lo empujo – tengo una reputación que cuidar.
Me mira divertido y ¿sonrojado?
- Estás sonrojado – le informo.
- Debe ser por la excitación.
Mis ojos se abren enormemente y ahora soy yo la que me sonrojo.
- Brenda, por favor – me toma del rostro y me da un largo y húmedo beso en las comisuras de mis labios – vamos y finjamos por unos minutos más para luego largarnos de esta patética fiesta.
Asiento con la cabeza y juntos nos ponemos en marcha en donde anteriormente estábamos sentados.
Odio que las personas se detengan a mirarnos como si fuésemos alguna especie rara nunca antes vista, odio llamar la atención pero esta vez no le daba importancia, me sentía tan malditamente bien, porque era feliz, lo tenía a él, mi Ben ¿qué más podía pedir?
La fiesta no era aburrida, no del todo. Había comidas por doquier y me pasaba riéndome de los chistes malos de mi novio.
Después de lo que pareció una eternidad, todos los pufs fueron retirados para que empezaran a bailar. El anfitrión de la fiesta que es el cumpleañero nos dedicó a todos los invitados y a los que no invitó unas palabras de agradecimiento. Sus ojos me escudriñaban, me sentía tan incómoda que me colocaba detrás de Ben. En serio, ese chico era malditamente acosador.

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Detrás De Ella
General FictionCassie... Siempre tuvo una rara obsesión por Ben Sherwood. Nunca pensó que tendría algún tipo de relación con él. Hasta que llega Brenda a su vida. Que lo cambia todo. La cambia a ella. Y muy literalmente.