Capítulo 20

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Nos bajamos del jeep de Francisco e inmediatamente siento el aire fresco en mis mejillas, inmediatamente siento el aroma familiar de esta ciudad. Al ver la casa de mi abuela miles de recuerdos me inundan y me siento melancólica. Es indescriptible lo que estoy sintiendo en estos momentos pero hay algo que sé con perfecta certeza, habrá muchas cosas que voy a vivir nuevamente en esta hermosa y gran ciudad.

Entramos a la sala de estar y después de haber vivido tres años en la gran mansión de Francisco esto me parece tan chico pero sigue siendo muy acogedor. En casa de Francisco vivía con mi madre. Nicole y Tim estaban viviendo en casa de mi madre que tampoco es tan chica que digamos.

Lo primero que hago es entrar a lo que un día fue mi habitación, aunque ahora esté cambiada físicamente por el dinero de mi prometido sigo siendo la misma por dentro, es como ser Brenda, distinta por fuera pero la misma por dentro.

Los libros que Ben me había regalado hace tres años atrás siguen en mi estante de libros, no me los había llevado conmigo porque en ese entonces estaba muy dolida. Tomo los diez en mis dos manos y luego los esparzo en mi cama mirando sus portadas. Leí cinco de esos libros y el amor que siento por ellos es inexplicable y solo porque él me los regaló. Tomo uno que aún no leí y me acuesto para leerlo. Las siguientes dos horas me paso leyendo el libro... hasta que Francisco entra en mi habitación.

- Creí que estabas durmiendo - dice.

- Estaba leyendo - le muestro el libro.

Se acerca a mí y luego toma uno de los libros en sus manos e inspecciona su portada.

- Jamás me regalaste un libro - le digo.

- Manejas toda mi fortuna, podrías comprarte todos los que quieras y lo sabes.

- Pero jamás me diste un libro como regalo y sabes que los amo.

- Lo siento, nena, no creí necesario, ¿quieres que vayamos a la biblioteca juntos esta tarde antes de la cena?

- ¿Qué cena? - pregunto.

- Esta noche quedé con reunirme con el dueño y administrador para conocernos y quiero que me acompañes como mi prometida.

- Está bien - asiento - iré contigo.

- Es a las ocho en punto - informa.

- Bien - vuelvo a asentir.

-¿Nos iremos juntos esta tarde antes de la cena a la biblioteca?

- No es necesario - niego con la cabeza.

- Sí es necesario - suelta el libro y toma asiento en la cama a mi lado - si amo a toda tu familia, ¿por qué no habría de amar tus libros?

- Entonces vamos mañana - sugiero con una sonrisa tranquilizadora.

- Como quieras. Te dejo para que sigas leyendo, voy a dar una vuelta por la ciudad, puedes acompañarme si quieres.

- Um... mejor no, quiero arreglarme para lo de esta noche, quiero dar una buena impresión, ya sabes...

- Por eso te amo, por ser tan comprensiva.

Se sube en la cama y me saca el libro poniéndolo encima de la mesita de luz. Se cierne sobre mí y empieza a besarme lentamente, tan suave como siempre lo hace. Siento como sus manos trabajan para quitarme la blusa sin romper con el beso. Finalmente se desase de ella y empieza a besarme el cuello y el hombro.

- Te amo - me susurra al oído - te amaré por siempre.

No digo nada como siempre y solo disfruto de cómo me besa, tan lentamente. Trata de quitarme los pantalones y no lo detengo, dejo que siga... una vez que me quedo prácticamente desnuda empieza a besar todo mi cuerpo. Cierro los ojos dejándome llevar por esta agradable sensación cuando escucho que se caen todos esos libros. Inmediatamente lo empujo y alzo todos esos libros. No sé por qué hice eso, lo hice sin pensar.

Detrás De EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora