Prólogo

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Él miraba  fijamente el cuarto vacío y sombrío, las sábanas blancas  estaban bañadas en la oscuridad de la noche, volviéndolas negras y oscuras como su alma.

Cada vez que caía la noche hacía eso, se paraba horas recostado en el marco de la puerta contemplando la habitación que alguna vez significó tanto para él pero que ahora simplemente ya no era nada.

Exactamente cuando dio las tres am fue a su cuarto, se hundió en su cama con frazadas de color azul y revisó sus mensajes. Rodó los ojos al encontrar nuevamente un mensaje del o la desconocida. “Quién eres” así había guardado el número entre sus contactos.

Quién eres: duerme temprano, mañana tienes práctica.

A Benjamín Sherwood le sorprendía y asustaba a la vez que sepa tantas cosas sobre él.

Ben: deja de joderme la vida y dime de una buena vez quién eres.

Como siempre el o la desconocida respondía al instante ¿Nunca se desconectaba? ¿Siempre estaba al pendiente de mí? Pensó Ben.

Quién eres: ya te lo he dicho miles de veces, me llamo Brenda.

Sí, le había dicho eso cientos de veces pero él jamás creyó, la cuenta hasta tenía una foto de perfil, la chica era hermosa de pelo negro oscuro, ojos azules y una brillante sonrisa, se veía una pequeña cicatriz en la frente pero eso no estropeaba su perfecto rostro, por lo que pensó que era una modelo o actriz  de otro país, aunque demasiado sencilla. Una chica tan hermosa no podía estar tan al pendiente de mí después de lo grosero que he sido con ella, pensaba él.

Quién eres: ¿quieres conocerme?

Malditamente quería conocerla pero tenía miedo, podía ser un estafador, Ben era muy cobarde después de todo.

Ben: no quiero.

Quién eres: eso dolió.

Ben: déjame en paz.

Quién eres: no puedo ni quiero.

Ben: ¿Por qué?

Quién eres: sabes lo que siento por ti.

Ben: eso no tiene sentido.

Quién eres: para mí lo tiene, jamás te dejaré de querer, Ben.

Él la ignoró y respondió los mensajes de su novia Sally, una chica real que estaba seguro de que existía. Aunque ella nunca lo entendía, esa chica era tan superficial, dice amarlo con locura pero lo único bueno que le ofrecía era sexo y era lo que buscaba.

Después de responderle apagó el celular y dejó en su mesita de luz pero antes de cerrar los ojos pensó en esa chica de ojos azules que probablemente no existía, esa persona podía ver a través de él, aunque le costaba admitirlo, lo entendía tan bien que hasta lo asustó. Ese   pensamiento quedó ahí, pensó que tal vez el sueño lo estaba haciendo divagar.

Se despertó sobresaltado mirando su alarma, se quedó dormido, eran las doce del mediodía y obviamente había perdido su práctica, el entrenador lo iba a matar.

Encendió su celular y como siempre encontró un mensaje de “Brenda”.

Quién eres: buenos días… ¿Qué vas a almorzar? Porque supongo que te despertarás a las doce, perderás tu práctica y ni mencionemos tu desayuno.

Ben sonrió inconscientemente, Brenda o quien sea lo conocía a la perfección, hasta sabía a qué hora despertaba.

Ben: almorzaré pizza.

Quién eres: ¡al fin me respondes!

Ben: seguía dormido.

Quién eres: Sip, lo imaginaba. Ah y oye… come más saludable por dios, a veces tu alimentación me preocupa.

Detrás De EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora