Capítulo 2

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Ben se encuentra sentado en su cama observándome con ojos fijos, yo en cambio estoy sentada en uno de los sillones con cojines a una distancia considerable, para evitar cualquier cosa que no desee hacer o mejor dicho, algo de lo que luego pueda arrepentirme.

- Así que… - empiezo - ¿por qué estás con Sally si es obvio que no la quieres?

- Pensé que sería yo el que hiciese las preguntas – sonrió con gracia.

- Negociemos,  tú respondes a alguna de las mías y luego lo hago yo ¿qué dices?

- De acuerdo – sigue con esa sonrisa que lo hace ver muy misterioso pero a la vez muy atractivo – estoy con Sally porque no tengo otra opción.

- ¿A qué te refieres? Cuando quieras puedes dejarla.

Niega con la cabeza.

- No es tan sencillo, ella amenaza con sacarse la vida y ya lo intentó hacer una vez cuando le dije que lo nuestro ya no daba para más.

- Pff… sin dudas es la típica chica. Además eso se hoyó  tan cliché.

- No es necesario decirte que todo lo que te digo queda entre nosotros.

- Por supuesto que no es necesario – me aclaro la garganta – pero lo estúpido es que te haces pensar que le eres fiel ¿por qué haces eso? Quiero decir, solo una persona tan idiota puede tener esa mentalidad que tú tienes.

- Lo hago para no sentir culpa.

- Eso suena tonto.

- Ahora seré yo quien haga las preguntas – vuelve a sonreír pero sin mostrar los dientes esta vez y luego ligeramente niega con la cabeza – es curioso ¿sabes? Hace unos momentos tenía miles de preguntas que hacerte y ahora estoy en blanco, sin ni una sola duda rondando por mi cabeza.

- ¿Piensas que lo sabes todo? – arqueo ambas cejas.

- Demonios ¡no! Es solo que…

- Entiendo, aunque te parezca raro, me suele suceder. Es por eso que ya me iré para dejarte pensar en esas preguntas que querías hacerme.

- No te vayas – se para en el momento en que yo lo hago.

- Tengo que hacerlo.

- No te vayas, Brenda, por favor.

- No dejes de escribirme, Ben, por favor.

Sonrío maliciosamente al hacerle recordar esa vez que yo le rogué casi con esas mismas palabras para que siga escribiéndome y él simplemente me ignoró, en estos momentos se da cuenta que le daré el mismo trato que me había dado hace unas semanas atrás.

- Oye. Lo siento pero no te puedes ir.

Me dirijo hacia la puerta y la abro muy lentamente y antes de cerrarla miro directo esos ojos verdes y le susurro: esto es el karma, querido.
                                                             ***

- Hubo cambios de planes – le digo a Nicole desde el celular – haré que ame a Brenda y no la tendrá.

- ¿Te quieres vengar?

- Creo que sí.

- Mis felicitaciones, no te reconozco pero de todas maneras me alegro de que hayas tomado esa decisión.

- A mí también.

- Ah y dime ¿cómo demonios llegaste hasta tu casa? No digas que caminaste en la lluvia.

- Demonios, no. No soy una demente, bueno,  no siempre. Tomé un autobús.

- Me tranquiliza escuchar eso.

Detrás De EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora