Capítulo 14

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Decido faltar a clases porque no tengo ánimos de nada, me siento un tanto deprimida por lo que pasó ayer, quisiera tener una máquina de tiempo para poder cambiar lo ocurrido, aunque tampoco debería echarme toda la culpa, Ben no tiene la mejor reputación que digamos, cualquiera hubiese actuado como yo, bueno, una que es malditamente celosa y con una gran obsesión o enamoramiento, una de las dos lo justifica y eso que no mencioné la exageración que me identifica… y la paranoia y mi desconfianza, en fin, las cosas siguen y siguen. Además a todas sus novias engañaba, no hay una sola que se haya salvado de los cuernos, así que no me culpen por mi manera de actuar.
Ahora que pienso ya he faltado bastante a clases y me faltan exámenes por rendir pero supongo que puedo recuperarlo, mejor ni me preocupo por eso, tengo problemas más complicados como mi doble personalidad.
Si supieran lo que hay detrás de mí.
Estoy sentada en una butaca alta en la cocina frente a la encimera comiendo gelatina cunado mi abuela Coralina entra con bolsas de supermercado.

- Buenos días, cariño – me saluda.

- Hola, abuela.

- ¿No deberías estar en el colegio? Últimamente has faltado mucho, ¿sucede algo?

- Um… no me siento del todo bien.

- Yo te veo bien.

- ¿Está dudando de mí?

Me hago de la ofendida, no siento ninguna culpa por mentirle desde que supe lo que le dijeron a Tim, la amo pero eso no justifica todo lo que hicieron ella y mi madre.

- Por supuesto que no – dice rápidamente – lo siento, corazón.

- Está bien.

Coloca sus bolsas en la encimera y del refrigerador saca más gelatina y toma asiento en frente de mí con una rara mirada.
Ajusto mis gafas no muy segura de lo que está pasando en estos momentos, ¿me creyó o no?

- Confío ciegamente en ti como lo hace tu mamá y está todo bien, es solo que te he notado muy rara últimamente conmigo, tu forma de actuar, es como si me odiaras, bueno, esa no es la palabra, más bien actúas de manera indiferente conmigo, como lo hace Tim y no sé qué sentir al respecto, ¿está todo bien?

Asiento lentamente pero sin comprenderla a ella o mi madre, ¿por qué adoptan a un pequeño niño si no lo van a querer? Tim es la persona más dulce si lo llegas a conocer como lo hago yo, realmente no entiendo cómo pudieron ser tan crueles con él, y no dudo de mi hermano, sé que nunca me mentiría de esa forma, además aunque nunca lo he pensado más de un segundo siempre me di cuenta de que no le tenían mucho cariño que digamos, pensé que divagaba porque siempre lo hago pero ahora sé que no es así, que no estoy ida, al menos no en su totalidad.

- No te odio, es solo que he tenido algunos problemas.

- ¿Con ese Ben? – casi escupo mi gelatina.

- ¿Qué?

- Todos sabemos que, um, bueno, ese chico te gusta y que has estado hablando con él.

- ¿Me están expiando?
¿Acaso saben lo que pasó ayer?

- ¡No! – ella chilla – era son un decir.

- Bien… y él no es el problema, simplemente estoy un poco cansada, ya sabes, estoy a punto de terminar el colegio y hay tantas cosas y me siento abrumada. Eso es todo.

-Pobre mi chiquilla, estudias tanto, de verdad mereces unas vacaciones.

- Me lo merezco.

Después de esa incómoda conversación me pongo de pies y me dirijo nuevamente hacia mi habitación. Me acuesto boca arriba en mi cama mirando el techo y después de pensar mucho tiempo decido que Brenda necesita un respiro, en realidad lo necesito yo, ella irá de viaje o morirá por una semana y luego veré cómo hacerla resucitar.
Sinceramente estoy harta de todo, de ella y sus componentes, me siento tan abrumada y creo que en verdad me merezco unas vacaciones, aunque sea una corta.
Me pasé leyendo toda la mañana y gran parte de la tarde, cuando dieron las cinco pm me ducho y busco una ropa adecuada para ver a Francisco, ese chico me cae bien, quiero preguntarle tantas cosas de Europa, por Dios, de Inglaterra, ojalá lo conozca.
Me pongo unos cómodos pantalones y una blusa blanca sin magas con un moño gris detrás, amo esta blusa por Dios, y unas sandalias con perlitas doradas. Me plancho el largo cabello pelirrojo y queda brillante y está hermoso a pesar del clima húmedo. Por último brillo labial y no me molesto por mis ojeras ya que mis gafas hacen un buen trabajo ocultándolas.
Llega las seis y el timbre suena, esto es algo tonto pero a la vez raro y sinceramente no sé qué hacer en estos casos.
Abro la puerta y me sorprendo porque este definitivamente no es Francisco. Él no tiene brillantes ojos verdes, una mirada de enojo y mucho menos una ligera barba que lo hace ver ardiente, no es tan alto y ni tampoco tiene labios tan malditamente besables, o tal vez los tiene pero no lo es para mí o simplemente estoy divagando… sip, estoy divagando.

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