Capítulo tres.

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No recuerdo muy bien en qué momento me quedé dormido, ni cómo había llegado a mi cama, pero recuerdo perfectamente las horribles pesadillas que tuve aquella noche, todas con mi hermana, por supuesto.

Bien temprano en la mañana, mis padres estaban listos para ir de nuevo a la estación de policía, les rogué repetidamente que me dejaran ir con ellos, pero me ordenaron quedarme con el abuelo, de nuevo.

De camino a la casa de mi abuelo, vi los carteles que decían "se busca" con la cara de un montón de niños. No era la primera vez que los veía ahí, pero era la primera vez que me había puesto a pensar en eso. En cada árbol y cada calle había uno diferente. Tendrían que hacer un espacio para Allison también. ¿Cómo había podido ser un niño tan egoísta? ¿Cómo nunca me había preocupado por los niños que estaban desapareciendo? Claro, reconocía a unos pocos del colegio,pero jamás había cruzado palabra con ninguno de ellos. Sentí en ese momento mucha rabia, por mí, por la policía tan incompetente que teníamos. ¿Qué haría yo si fuera uno y hubieran bastantes niños desaparecidos? No descansaría hasta encontrarlos, haría patrullas, usaría hasta perros. ¿Qué hacían algunos? Culpar a una bruja, y otros comer chatarra en la comodidad de su oficina mientras que la secretaria se encargaba de los intensos padres.

¿Acaso Allison sería una niña más del montón en el expediente de desaparecidos? ¿Por qué la gente no se daba cuenta de que estaba pasando algo grave? ¿Y yo? No podía hacer nada grande y radical, sólo era un chico de trece años, que se acaba de prometer que encontraría a su hermana sin importar qué. Así que ese día empezaría.

Cuando por fin llegué a la casa de mi abuelo, me encerré en su cuarto, con la excusa de que quería dormir un poco, pero en realidad, iba a leer por fin aquél libro que me había encontrado el día anterior. ¿Por qué no lo había leído antes? Seguramente mis padres me lo habrían quitado y jamás vuelto a ver.

La primera página estaba en blanco, así que pasé a la segunda, donde se podía divisar, escrito a mano y en cursiva, un curioso título que puso mi piel de gallina.

Los doce niños de Cranya.

¿Qué era eso? ¿Acaba acaso encontrar otra leyenda? Pasé a la siguiente página, y me di cuenta de esto sería bastante largo.

"Este año se cumplen cien años desde su muerte. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Algún día encontraremos respuestas a todas nuestras preguntas? ¿Acaso estamos eternamente condenados? Hace algunos meses, alguien intentó salir junto con su familia, cuándo recién la función estaba empezando. Él no se podía ir, aún no. No se sabe muy bien por qué su carro se ha quedado sin frenos, pero lo que se sabe con certeza es que cuando quedaron inconscientes, la malvada bruja se ha llevado a su niño nacido en algún año del mes de enero.

¿Cómo lo sé? Yo estaba allí para verlo todo.

Luego, fue una niña pelirroja, corriendo y jugando con sus amigos, decidió esconderse detrás de un gran bus, donde nadie podía verla, y nadie oiría sus gritos. Salvo ella, por supuesto.

Unos días después ocurrió lo mismo, con un par de hermanas, nacidas en diferentes meses quienes después de salir de una heladería, vieron a un simpático hombre que les ofrecía una increíble fiesta, una bruja puede tomar cualquier forma. Tres días después, un niño mientras jugaba a los carritos en la puerta de su casa.

Los dos siguientes fueron pan comido, uno se lo llevó mientras andaba en la noche, se topó con una pelota de futbol, así que se detuvo en el camino para recogerla, sin esperar a la figura que se acercaba por atrás. Y al otro cuando montaba bicicleta, los dos estaban completamente solos.

¿Quiénes serían los siguientes? No eran al azar, la bruja sabía perfectamente todas sus vidas, la bruja lo ve todo. Faltaban tan solo cinco niños, cinco niños más, y por fin podría lograr su legado.

La bruja empezó a observar con más detenimiento, con más perspicacia, cada vez era más difícil conseguir niños que cumplieran con el papel que necesitaba. Pero los había, de eso estaba segura.

Sebastián. Mar. Sara y Lana. Marco. Ricardo. John."

Aquellos últimos nombres parecían no pertenecer al escrito, sino más bien como si fuera escrito rápidamente. ¿Qué significaba eso? Corrí de inmediato hasta donde estaban los carteles de los niños, ignorando por completo los gritos de mi abuelo.

Cuando llegué, el corazón se me detuvo unos momentos. Aquellos carteles tenían exactamente los mismos nombres de las niños que acaba de leer tan sólo un segundo.

-¡Julián! De por Dios santísimo, ¿quieres darle un infarto a tu abuelo? ¡Vuelve de inmediato a la casa!- Mi abuelo había llegado completamente fatigado, sentí algo de culpa, pero salir corriendo fue la única manera que se me ocurrió en ese momento.

-Perdón abuelo.- le respondí arrepentido, y justo cuando él se dio la vuelta de camino a casa otra vez, arranqué todos los carteles y los escondí en mis bolsillos.

Cuando llegamos la casa de nuevo, mis padres estaban en la entrada, tomados de la mano, esperándonos.

-¿Han encontrado a Allison?- pregunté esperanzado, pero si la hubieran encontrado ¿no estaríamos ya con ella?

Entonces mi padre, quien siempre había sido más unido a mí, se levantó y se arrodilló poniéndose a mi altura.

-Julián...

Sus ojos estaban cansados de tanto llorar. Nada de lo que me fuera a decir iba a ser algo bueno.

-¿Acaso Allison murió, es eso?- tan pronto terminé de decir eso, mi voz se cortó y rompí en llanto, mi padre me abrazó y negó con la cabeza.

-No, no, campeón. Allison debe estar bien en algún lugar, no vuelvas a decir eso.

-¿Entonces qué es?

-Tu madre y yo no estamos seguros de tu respuesta... pero es muy importante que digas que sí, por tu hermana. Jamás quisimos que estuvieras dentro de esto, pero fuiste el último que estuvo con ella, y quieren hacerte algunas preguntas...

-¿Piensan que yo la maté, papá?- pregunté alarmado.

-Para nada, nadie podría pensar eso de ti, eres un chico muy dulce que siempre cuidó a su hermana, sólo que ahora eres el único que puede tener respuestas de donde está.

A pesar de que las palabras de mi padre eran reconfortantes, yo sabía que no era ese chico dulce, yo sabía que le había fallado a Allison, y que todo era mi culpa. Así que hablar con un par de detectives, sería algo muy poco para todo lo que le debía a mi hermana.

El misterio de Cranya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora