Respuestas.

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James, Marina... si están viendo esto significa que les eh fallado, estoy muerta, encontraron la nota de alquiler que escondi pero no suficiente, jajajaja, o en su defecto les llegó una carta que yo dejé con instrucciones, bueno como sea, los amo hijos. Pero eso ya lo saben para que se los repito?

Al comienzo del vídeo mi madre parecía alegre y calmada, sus ojos azules y su sonrisa de despreocupada no eran sinceras y yo podía notarlo.

Ya siendo un poco más seria, seguramente se sorprendan de lo que hay a su alrededor.
Deben saber que mi nombre real es Luisa Deil, no Hanna Howlet.

Y trabajé en Dharma una agencia de desarrollo bioquímico, intentábamos crear un suero, El xt-3000, que usado de manera correcta funcionaría como estimulante para la regeneración de células muertas, imaginan, las personas recuperarían miembros amputados y funcionaría contra el cáncer.

El xt-3000, fué un fracaso, mató a los sujetos de pruebas y lo peor de todo, después de muerto regeneró parte de su cerebro convirtió a los desdichados en caníbales, muertos reanimados, además de que descompuso sus cadáveres la misma mutación del retrovirus, impide que se descompongan totalmente, conservandolós en un estado de semi-putrefacción.

Sólo su cerebro es vulnerable, ya que el área frontal está activa, por éso deben en todo caso atacarlos en ésa zona, pero con sumo cuidado, ya que como varias enfermedades está se trasmite por saliva y transmisión sanguínea.

El patógeno se clasificó como peligroso para la humanidad y fué destruido.

Hace unos meses, recibí un correo electrónico de Erik Miller, director del centro de investigaciones y padre de ustedes, al parecer había quedado una muestra del retrovirus, pero desapareció, cree que es inevitable el hecho de que lo liberen y todo se vaya al infierno.

Sé que es mucho para asimilar, pero deben saber nomas, que los amo con todo mi ser, si yo no estoy con ustedes, sé que Erik los hallará y cuidará, el siempre los amó también, adiós mis tesoros.

El vídeo se cortó y la pantalla oscureció.
Ciertamente fué mucho para asimilar, allí estaba yo, frente a un televisor, dentro de esa bodega, llorando sin poder evitarlo, con más dudas que respuestas.

Junté varias armas de bajo calibre en una mochila que había allí y busqué las llaves de la motocicleta.

Con el sol en el punto más alto del cielo, salí de los almacenes, había dejado un arsenal enorme en atrás, sin embargo esperaba que adonde iba a ir no necesitara las armas.

Recorriendo a una velocidad considerable la ciudad, esquivaban en él camino los obstáculos que surgían, zombis, autos, cadáveres y escombros me impedían llegar cuanto antes al aeropuerto.

Marina espero que hayan llegado y estén bien.

Pensaba, no podía ni quería concebir la idea de que no lo hubiesen logrado.

Ya había hecho la mitad del camino, cuando por mi distracción un zombi salió por detrás de un autobús y lo coloqué.

El muerto cayó rompiéndose el cráneo mientras yo caí de costado, el impacto me fracturó el brazo y dislocó la rodilla izquierda, pero por fortuna el casco protegió mi cabeza, posiblemente salvandomé la vida.

Ahhh maldición, es tu culpa.

Le dije al zombi, mientras me levantaba, con un gran dolor.

La mochila se me había quedado unos metros atrás y al volver por ella, ví que la puerta del autobús que bloqueó mi vista, estaba abierta y de él bajaban un grupo de muertos vivientes.
Todos niños menores que yo, era un vehículo de uso escolar.

Me paralice al notar que esos monstruos eran niños, seguramente se dirigirían al colegio, tan sólo unos días antes.

-Hey imbécil, movete o te comen.

Un grito desde lo alto del techo de una tienda me hizo recobrar el sentido.

Traté de mirar a quién me había gritado pero el sol no lo permitió, sólo pude notar una silueta.

-Corre estúpido.

Gritó por segunda vez y yo hice caso.

Traté de correr sin prestar atención al dolor, los niños zombis comenzaron a seguirme, la motocicleta había quedado destrozada y por más que intentara no serviría de nada.

Una horda de feroces carnívoros muertos me seguían por detrás y para empeorar la situación, otra horda se había comenzado a formar delante, unos veinte.

Allí quedé rodeado por una inevitable muerte cómo tan sólo veinticuatro horas antes.

Abrí la mochila como pude  y con arma en mano, para ser más exacto una pistola, comencé a disparar disminuyando a los hostiles, pero también me resultó contraproducente y más zombis se comenzaban a congregar.

Mi final estaba cerca, ví cómo quince años y sobretodo los últimos días pasaban ante mis ojos.

Una bala, una bala a mi cráneo y no sufriré.

Reflexioné, con pesar.

Cuando el arma que había sacado se quedó sin balas, volví a sacar otra, apunté a mi cabeza y jalé del gatillo, pero no ocurrió nada, tenía el seguro.

Fué allí cuando un grupo de personas salió de un callejón, armados con bates y machetes, en cuestión de minutos dejó los cadáveres regados por el suelo.

Suspiré aliviado, un hombre barbudo y de pelo largo, de aspecto desaliñado con un notorio acento sureño, se acercó hacia mí.

-jeje ... lindo día para morir.

-Y mejor para vivir.

Respondí, sacándole una sonrisa, a uno de mis salvadores.

-Me llamo James.

-Thomas.

Dijo estrechando mi mano.

-Ven conmigo si quieres vivir, siempre quise decir eso.

Añadió riendo.

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