Una Sangrienta Navidad.

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Esa mañana yo respiraba el ambiente festivo, se notaba que los ánimos estaban diferentes, hasta Tao parecía más sonriente y feliz de lo usual e inclusive Shaniqua me había dado un respiro, ya que su acoso y coqueteo fue brutal sobre todo los últimos seis meses, aunque a mí me divertía, me quedé asombrado al saber que a Samantha eso la ponía histérica.

Y eso es algo que no hubiese notado de no ser por mi cada vez más cercana amiga, Lyla.
Aunque ella no podía ver, era mis ojos metafóricamente, ya que desde que entrenaba con Ídem, se había vuelto tan sigilosa y desarrollada como él, lo cuál tarde noté que fué debido a mi sangre.

Ahora que me venía a la mente, había pasado tanto ése último año.

Marina estaba contralando su lado sádico (Mía), también habia recuperado su noviazgo con Luis, Bruce empezó a cortejar a Lyla, aunque ella lo rechazaba. Los acosos de Shaniqua hacía mí, Ídem que parecía recuperarse de a poco al igual que yo y por su puesto, lo que yo no quería aceptar pero estaba pasando, comencé a notar que me surgían sentimientos hacia Samantha.

Caminé, sin rumbo, mirando los preparativos, ya que todos nos habíamos esmerado todo la semana para recolectar el banquete que ésta tarde se prepaba, desde las verduras y carnes.
Hasta nos dimos el ridículo lujo de preparar un estación de DJ con una gran consola y enormes parlantes, además de alistar las armas y unas cuantas molotovs, ya que con el ruido de la música esperábamos atraer una gran horda y acribillarla desde lo alto de las murallas, lo cuál era ideal ya que Ídem se había recuperado al completo dos semanas antes y hablandoló con Marina llegamos a la idea de que Ídem y Mía limpiarían Las Vegas.

Nada podía salir mal, ya las mesas y sillas se habían colocado, el olor a diversas comidas inhundaba los alrededores, el clima era radiante y a las seis de la tarde Lucio, un sobreviviente brasileño que solía trabajar de DJ se preparaba para deleitarnos con la música.

Parecía un sueño, por momentos el dolor y la carga del pasado, se habían esfumado, sonreía mientras Luis se acercaba a mi encuentro.

- Si, la verdad fué buena idea organizar esto... La gente necesitaba sentirse normal en una Navidad, pero es una lástima no conseguir regalos para todos o al menos para los niños y niñas...

- Lo sé, pero no era prudente arriesgarse más y tenemos ochenta y seis niños y cuarenta y dos niñas, son muchos regalos y mucho tiempo como para arriesgarse.

Argumenté, dando echos y cifras.

- Es verdad... No puedo creer que seamos casi ochocientas personas, estamos prosperando de una manera excelente.

Señaló Luis.

- Sabes hermano... Hablando de prosperar, creo que es tiempo de hacer prosperar lo que está pasando entre Samantha y Yo...

Comenté, mientras soltaba el aire despacio.

- NOOOO... DE ENSERIOOO???

Comentó asombrado Luis.

Luego de una charla con mi amigo concluí que debía de hacerlo ésta noche, durante la canción lenta que Lucio pondría minutos antes de las doce, ése sería el momento.

Después de terminar la conversación, con mi amigo, me dirigí a dar otra vuelta por el área.
Todos sonreían y expresaban alegría pero un rostro me daba una extraña sensación.

- Que pasa?

Le pregunté a quién estaba tan sería, que no era otra persona más que Lyla.

- Vengo de ver a tu hermana, me ignoró, ahora te lo digo a tí... James hay que cancelar esto y huir, tengo un mal presentimiento, algo pasará ésta noche y debemos abandonar todo y proteger a la gente... Creeme.

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