Dharma: Alaska.

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El helicóptero aterrizó y lo primero que hizo Yuri fué ir a buscar al encargado de el laboratorio.

De echo, un joven rubio de unos veintiocho años, se acercó a Yuri y le extendió la mano, mientras que con un acento inglés decía.

-Paul Novok, usted es el señor Yuri Petrikov, verdad?-

Yuri no respondió, simplemente tomó al hombre por el cuello de la camisa y dedicándole una fulminante mirada al tiempo que le rugía.

-Dime una razón para no romperte el rostro.-

-Por que sin duda alguna los he salvado a todos ustedes.-Respondió calmado.

-Me parece una buena razón, deberíamos ver por qué nos trajeron antes de hacer una estupidez.-

Sentenció David.

-Escucha a tu amigo y sueltame.-
Comentó Paul.

Al momento, una docena de lasers de rifles se apoyaron entre la cabeza y el torso de Yuri, evidenciando que su vida corría peligro.

La luces rojas brillaban, amanazantes, a la espera de alguna orden para que inicie un breve tiroteo.

Luego de un tiempo, donde se calmaron los humores, todos entraron a la instalación de Dharma, sin dudas éste laboratorio era más complejo y desarrollado que el de Nevada.

-Veo que están admirando el lugar...-

Comentó Paul.

-Esto no se parece al recinto de Las Vegas.-

Aclaró Yuri.

-Es que éste laboratorio al igual que el de la Isla Plum son de desarrollos de armas biológicas, no de medicina.-

Esa respuesta dejó una aclaración importante, Dharma se esforzaba mucho más en crear armas que destruyan a la humanidad más que desarrolllar medicina para salvarla.

Desde la mente de Yuri una red de frustración e ira se tejia.

Había estado sirviendo a una causa escondida dentro de otra causa.
Pero ahora ya no importaba, la humanidad ya se había ido a la mierda.

-Bueno gente no podemos retrasar más lo inevitable, deben conocer al jefe.-

-Comentó Paul, delantando un aire de apuro.-

Luego de bajar un elevador cristalino y circular, hacia el subsuelo, se adentraron a las entrañas de la instalación,
Escoltados simplemente por Paul.

Tras varios minutos en la instalación, llegaron a una oficina, se podía deducir que era el lugar más importante de el laboratorio debido a lo aislado y seguro que se veía en comparación al resto de Dharma Alaska.

-Tras esa puerta, está la persona viva más inteligente e importante que pueda estar viva actualmente.-

-Señaló Paul, sonando algo arrogante y orgulloso.-

Detrás de una puerta común de oficina, los esperaba.

Al abrirse un hombre de unos sesenta años, sentado en una silla de ruedas detrás de un escritorio, veía con ojos brillantes a el pequeño grupo de Cazadores de Zombis.

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