Un eterno adios.

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El vuelco de nuestro vehículo, nos dejó muy lastimados.
Aunque lo peor era ver como se acercaban y tras ellos un automóvil se estacionaba.

Minutos después, allí estábamos rodeados por diez Hijos de Lucifer. Arrodillados y impotentes, mientras la lluvia nos caía.

-Huy, que buen golpe se dieron... Jajaja, chicos, ustedes son quienes nos acosaban?... Yo soy Belcebú.
Y pues mis amiguitos y amiguitas... Les traigo un mensaje de Lucifer, él les ofrece una oferta muy amable...-Exclamó Belcebú.-

Riendo mientras el agua caía sobre su rostro.

-Que oferta?...-Pregunté.-

Con esperanzas de que se conformara con mi muerte o peor con mi vida, la idea de servirle de por vida a un monstruo como él, que pese a nunca haber visto lo odiaba con cada fibra de mi ser, me provocaba náuseas.

Pero desgraciadamente su oferta era mucho peor, yo debía matar a alguien, Luis, Ivana o Samantha.

-Dale elige.-Repitió Belcebú-.

Yo no podía emitir palabra alguna.

Lo que me pedía era totalmente inaceptable.

-Bueno... Si así lo quieres te ayudaré.-Dijo sonriendo con malicia.-

Se acercó a Ivana por detrás lentamente, yo quería moverme pero mi cuerpo no me respondía.
-Noooo... Por favor no ella, te lo imploro Belcebú...-

-Gracias. Amiguito ... Ahora sé que hago lo correcto.-Exclamó Belcebú sonriendo con malicia.-

Los ojos de Ivana brillaron, nunca podré saber que se cruzaba por su mente, pero no parecía haber sido miedo.

-Gracias por salvarme, en todos los sentidos, siempre te amaré James.-

Fueron sus últimas palabras.

En un momento que sucedió como en cámara lenta, pero a la vez muy rápido.

El cuchillo de Belcebú se enterró en la garganta de Ivana, mientras él le cortaba el cuello a mi primer amor, aquella que había salvado a Marina y Luis, aquella que me había salvado en el aeropuerto, aquella que me había amado a pesar de la diferencia de edad y vida.

La sangre roja intensa, comenzó a brotar y salpicar a Samantha y Luis, mientras ingresaba en los pulmones de Ivana, ahogandola e impidiéndole respirar.

Un coro de risas se oyeron, las diez malditas almas que nos habían acorralado, ahora disfrutaban de la muerte de mi amada.

Esas risas se acallaron por un grito desgarrador, un grito bestial que me dejó aturdido, parecía salir de todos lados, pero su origen, era lo más profundo de mi ser.

En ése momento, mi mente se hundió en la locura, volvió a la oscuridad, Idem estaba conmigo aún y me miraba, sus ojos también demostraban dolor, o al menos eso pareció.

-No merecen vivir y tú lo sabes. Ellos nos la arrebataron y ahora morirán sólo dime lo que quiero oir...-Comentó Idem.-

En ése momento, no me importaba nada, la vida no tenía sentido, sólo quería asesinar a los malditos,

-Idem... Te doy el control... Ya no me importa nada.-Confesé a mi contraparte.-

-Sabes que tu cuerpo está casi desecho y es muy posible que ambos dejemos de existir si yo tomo tu lugar, pero que va...-aclaró Idem.-

-Si estás dispuesto a correr ése riesgo... Lo haremos.-

Idem tomó el control y sólo me convertí en un simple ser etéreo, giro y tomo el arma del hijo de Lucifer que estaba atrás mío, el ya tenía el control de mi cuerpo. Yo ahora era solamente un fantasma, ya no poseía cuerpo y no me importaba.

Miré a los ojos al hijo de Lucyfer al que le había arrebatado el arma.
Y de un golpe en el rostro cayó seco al suelo, con el cráneo totalmente destruido, su escasa materia gris se fusionó en una masa amorfa de sangre, cabellos, globos oculares y agua.

La escena dejó inmóviles a sus otros compañeros por la muerte con lo que  aproveché y les disparé a los restantes.
Dándoles una muerte demasiado generosa.

Aún me quedaban cuatro balas en el arma pero sin embargo no tenía deseo de dejar morir fácilmente a Belcebú, iba a darle una agonía muy larga, ya que Idem deseaba con mucha saña ser el ejecutor de su final.

El sádico hijo de Lucifer, no se imaginó el dolor que había causado en mí.
Acababa de arrebatarme parte de mi humanidad, una parte que jamás recuperaría.

Lentamente, me acerqué a él. Como disfrutando ver el pánico en su mirada.
Y conteniendo mis fuerzas pude darle una patada que le fracturó la rodilla.

Cegado a lo que sucedía a mi alrededor, Samantha y Louis,  luchaban en vano por impedir la muerte de Ivana, presionando la herida de mi moribunda novia, sin posibilidad alguna de contener la hemorragia.

Mientras que con Belcebú, tirado en el suelo, gritando de dolor, comencé a disfrutar sus alaridos.

Le pisé la otra rodilla, las pantorrillas y los pies fracturándole todos los huesos principales, con la facilidad a quebrar un montadientes.

Sus gritos provocaban un indescriptible placer.
Y la parte de mi que alguna vez fué James y se debía preocupar por Ivana, no reaccionaba, no tomaba en cuenta los últimos suspiros de ella.

Todo lo contrario estaba entretenido provocando dolor y sufrimiento.

Tomé la mano derecha de el desdichado hijo de Lucyfer y uno a uno le fuí fracturando los dedos, lo mismo repetí con la izquierda.

Y al ver sus ojos enrojecidos por el llanto le dije.

-Es curioso sabés? Creí que los demonios no lloraban.

El preludio perfecto para lo que seguía.

Hundí mis pulgares lentamente, muy lentamente.
Disfrutando sumar cada gramo de presión en sus ojos.
Finalmente, sus globos oculares cedieron, reventado en una hemorragia de sangre y liquido ocular.

La risa de Idem y mi propia risa se fusionaron en un sonido que provocaría temor en cualquier persona.

Mientras lo veía a ésa amenza neutralizada. Retocerce en el suelo entre gritos e intentos de llanto, orquestado una sinfonía que era coronada por esa fuerte lluvia de verano.

-Sabes... Belcebú, no te mataré, no lo mereces, sufre... Sufre que ahora llegan quienes terminarán mi trabajo.-

Comenté viendo acercarse a unos fortuitos zombis llegar a unos metros.

Giré hacía mis compañeros y mi novia, ella ya no respiraba se había ido.

Sin detenerme a lamentar nada ya que era una pérdida de tiempo. Simplemente tomé el revolver que dejé caer al suelo.

Me acerqué a su cadáver, aún tibio y con una rara expresión de miedo y felicidad.
Procedí a dispararle una bala muy precisa en medio de su frente.

-James!! Porqué lo hiciste??-

Gritó Luis.

A lo que simplemente le contesté.
-James ya no existe... Ahora sólo existe Idem.

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Bueno mi gente!!!
Volví, los extrané tanto como ustedes a mí n.n
Me siento avergonzado por no poder subir capítulo el mes pasado, Fué un mes difícil para mí, otro pequeño detalle lamentablemente no he encontrado los comentarios de quienes pedían dedicatoria así que presentensen y se los dedicaderé.

Saludos :)

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