Lyla

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-Tengan en cuenta que lo que decidan hacer puede condenarlos a todos...-Exclamé.-

Con deseos de disuadir al pequeño y estúpido grupo de personas que amenazaba con abrir fuego.

-Idem? Qué habíamos acordado??.-Preguntó furioso Luis.-

-Vamos... No lo asesiné, sólo protegía a una indefensa e inútil joven ciega.-

Aunque fuertes, mi palabras era atinadas y justas.

Ya estaba cansado de esa gente, aunque no llevaba mas de dos horas despierto.

-Ok, mañana me iré, si no lo más probable es que los termine asesinando a todos, incluyéndote Luis... Además estoy aburrido.-Exclamé caminando lentamente.-

Con las miradas de temor y rechazo siguiendome, simplemente me dirigí a la habitación del hospital a donde había despertado, con la intención de descansar antes de salir de ése asqueroso pueblo.

Una vez en la cama me dispuse a meditar nuevamente sobre lo que haría, ahora que el cuerpo de James me pertenecía.

Y como sucedió la última vez, me volvieron a interrumpir.
Ésta vez fueron Luis y Samantha.

-Bien... Entonces mañana nos vamos?-Preguntó Luis entrando.-

-Sólo yo. Saben que soy impredecible y puedo asesinarlos en cualquier momento... A James no le gustaría eso.-

-El sigue allí adentro?-Inquirió Samantha.-

-Si. Y no puede salir y aunque el saliera yo no tengo deseos de dejarlo salir, es divertido tener libre albedrío.-Aclaré.-

Luego de una breve conversación, concluimos en la idea de que lo mejor para todos era que yo sólo fuera a darle caza a los hijos de Lucyfer ya que tal vez así lograría saciar un poco mi sed de sangre y venganza.

-Saben. Ni bien los asesine a todos, volveré a aquí de pasada, ya que planeo volver a Dharma y comprobar lo que sucedió... Y no!!. No es por que me interesen las demás escorias, pero seguramente habrá problemas y personas a quien matar.-

Dejé escapar una sonrisa, cargada de deseos homicidas.
Lo que provocó desagrado de mis acompañantes.

-Y ahora váyansen al diablo!!... Ya me están dando deseos de asesinar a alguien.-amenacé.-

No necesité nada más para persuadirlos de no permanecer junto a mí.

Una vez ellos abandonaron la habitación, estaba en calma.
Pero dentro mío la sangre se hervía.
Los deseos que me impulsaban a dañar seres humanos eran aún un misterio, mi propia existencia era un misterio.

¿Qué era yo?¿Por qué durante tantos años, estaba permanecí dentro de James como un parásito?¿Algún día tendría mi propio cuerpo? Y la pregunta más inquietante era la que me estremecía, ¿Por qué sentí empatía por la ciega?

Quizás la última pregunta era fácil de responder.
Sabía que la ciega sería atacada y esa situación me serviría de excusa para poder dañar personas.

Entre otras cuestiones la noche fué muriendo y la mañana asomaba.
Mientras que la mayoría aún dormía decidí abandonar Terranova y emprender mi viaje de cacería.

La cálida mañana, me recibió con ansias de asesinar a esos malditos, pero lo cierto era que Crystal City quedaba muy lejos para ir a pie.

No me había alejado más de doscientos metros, cuando la sensación de no estar sólo me alertó.
Al girar la ví, unos cincueta metros por detrás mío, Lyla caminaba ágil y sigilosamente, para alguien que no podía ver.

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