Capítulo 26 "Lo único que me duele son los recuerdos"

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Narra Louis.

Bien, la situación es la siguiente: La mujer africana, Tabita, está persiguiéndome con un machete en sus manos y yo estoy esquivando cada envestida que intenta darme; mientras intento encontrar mi pistola, que esta mujer hizo que se me resbalara de las manos.

La situación es digna de admirar ¿no?

- Oye, esta situación es injusta para mí, ¿no lo crees? Déjame encontrar mi arma.

- Eres muy idiota si crees que permitiré eso. Será mejor que corras.

Ok, dialogar con ella no fue la mejor opción.

Corrí y Tabita me siguió. Intenté correr más allá, pero los malditos árboles no me dejaron avanzar más.

¡Demonios! Tengo que hacer algo o sino estoy acabado.

Tabita se acercó y me mostró su más cínica y brillante sonrisa. Cuando alzó el machete, dio un paso hacia atrás para nivelarse y se tambaleó un poco. Fue cuando me di cuenta del gran desnivel que se encontraba detrás de ella.

Bingo.

Respiré ondo y corrí hacia ella. Nos lancé colina abajo. Ahora solo me quedaba esperar a que mi locura saliera bien. Rodamos juntos y llegamos al pie del gran desnivel; el lugar en donde empezó nuestra pelea.

Nos levantamos al mismo tiempo. Ella se encontraba tambaleándose y murmurando cosas.

- ¿Qué es lo que... me pasa? - Logró decir antes de desplomarse boca abajo en el piso.

Me acerqué a ella y vi qué sucedía. El machete se había encrustado en su espalda durante la caída. Ahora estaba agonizando por tener una hemorragia y una columna destrozada.

Me era difícil observar la escena, pero era algo que debía aceptar, era ella o era yo. No puedo desearle la muerte a alguien, no soy un asesino; pero tampoco puedo permitirme morir a manos de una asesina.

Encontré mi Beretta 9mm de 15 tiros, que sorprendentemente, yacía a un costado del cuerpo de Tabita. También tomé el machete que estaba en la espalda de la mujer y lo llevé conmigo. Debía ser inteligente, solo tenía 15 tiros. Las balas no durarían para siempre conmigo.

****

"- Señor Tomlinson, ¿se hará responsable por la señorita López? Si es así, debemos informarle algo sobre ella - Dijo la enfermera del lugar.

- ¿Qué le pasó?"

¿Enserio todavía no puedo dejar de pensar en eso?

Luego de unas horas de caminata me senté en el suelo, atento a cualquier movimiento a mi alrededor, para abrir con mi llave una caja que tenía la bandera de mi país. La había encontrado unos momentos después del encuentro con Tabita. Bajó en una especie de mini-paracaídas. Adentro de la caja había: una bolsa de papas, me sirve; un cartucho con 6 balas, muy bien; y una nota, esta decía:

"Louis, amigo mío. ¿No te ha ayudado el arma que te di? Qué importa, ya haz eliminado a un participante, sigue así; te aseguro que pronto volverás al FBI, tenlo en cuenta cuando te encuentres con la madre de tus hijos... Oh, espera, ¿algo ha pasado con ella, cierto?"

Arrugué la nota y la tiré, no le daré importancia a ese idiota, solo quiero torturarme. Tomé las papas y las balas y las guardé en mi bolso.

Caminé un rato hasta encontrarme con una caja igual a la mía, solo que esta tenía la bandera de Venezuela. Era de _____. 

Sin pensarlo mucho la tomé y caminé con ella. Intenté abrirla, pero no era posible con mi llave. Iba a tirarla, hasta que vi un arrollo y, con la caja todavía en mano, fui hasta el y me incliné para lavarme la cara y tomar agua. Al cabo de unos instantes, escuché unos quejidos y una alarma se encendió dentro de mí.

Condenados (Louis y tú) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora