Los días junto a Cronos habían pasado, de alguna manera, bastante tolerables.
Al principio fue muy incómodo. Apenas nos mirábamos el uno al otro, y cuando estudiábamos, evitábamos mirarnos a la cara.
Un día fue simplemente un fastidio y entrando a su despacho sin avisar, le dije:
-Cenemos juntos.
Su rostro había sido de confusión total y había puesto mil excusas, pero al final lo hice a ceder.
Después de esa noche, fue casi una obligación para él acompañarme a comer todos los días.
Desayunábamos, comíamos, tomábamos el té de la tarde y cenábamos. Lo arrastraba junto a mí a todas partes.
Tal vez no podía acercarme a él con otras intenciones, pero si como un amigo.
Prácticamente me había empeñado en tenerlo cerca por la fuerza, y poco me importaba si él no quería. No íbamos a pasarnos la ausencia de los guardianes evitándonos mutuamente. De esa manera, los entrenamientos y el estudio se volvieron tranquilos y pasibles.
Lo echaba de menos, lo admito.
Estaba cansado de separarlo por la fuerza, de que cuando me miraba con ojos anhelantes le desviara la mirada. No quería seguir aguantando las ganas de tocar sus manos o de aspirar ese delicioso aroma que siempre emanaba.
Una noche simplemente no puede evitar soñar con él.
Estaba de espaldas a mí, de pie en el enorme paraje. Le gritaba y gritaba, que me mirara pero la voz no me salía por más que me esforzara. El nunca se giró.
Me desperté a media noche, sudando y temblando por el horror que sentía mi corazón.
Poniéndome de pie, me dirigí al balcón y aspiré todo el aire que a mis pulmones le fue posible recibir. Con los ojos acuosos, observé el cielo nocturno. Aquí no había Luna ni estrellas, pero si nubes blancas y esponjosas que adornaban de forma increíble la noche.
Me recargué en el barandal y cerré los ojos, logrando que la imagen de Cronos volviera a mí.
-Te echo de menos...- susurré, dejándome caer al suelo y quedarme dormido allí sin más.
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Lo escudriñé con la mirada.
Su gesto no denotaba más que concentración absoluta. Tenía los ojos fijos en el reloj de bolsillo que estaba construyendo.
Desde hace varias semanas estuvo muy emocionado por un nuevo reloj que quería fabricar.
La idea le había llegado de repente.
Tomábamos el té en el inmenso jardín, cuando de pronto levantó la cabeza de golpe y el rostro se le iluminó. Apenas me había respondido entre balbuceos, cuando comenzó a realizar trazos en uno de sus muchos cuadernos, haciendo bocetos de esa nueva idea. Ahí me di cuenta que era realmente bueno dibujando, jamás había visto un talento así, sacando imágenes recientes de su cabeza para plasmarlas con tanta facilidad y garbo.
Y ahora estábamos en su inmenso y elegante taller, poniendo en práctica sus dibujos, fabricando con sus propias manos el objeto. El sitio era gigante, con máquinas de ensamblaje, herramientas tan antiguas, que parecían de la Edad Media, y en cambio, otras tan modernas, que puedo asegurar que ni yo mismo las había visto en el mundo humano aún. Las paredes eran color negras y todo lo demás contrastaba en brillantes colores plateados.
Mientras tanto yo estaba a un lado suyo, como ya es costumbre, leyendo sobre teorías y otras tantas cosas más.
Me había quedado anonadado cuando lo vi así.
Me gustaba verlo de esa manera... Haciendo las cosas que tanto le gustaban.
Sonreí al echarle una mirada de nuevo. Tenía puestas sus gafas, esas de marco negro, a las cuales les colocó unos artilugios para ayudarlo en su tarea. El flequillo que generalmente siempre peinaba perfectamente hacia un lado y atrás, ahora le caía descuidado sobre la frente, pero aun así se veía muy sexy...
Oh, espera.
¿Qué mierda acabo de pensar?
Sacudí la cabeza firmemente y me levanté.
-Iré a dar una vuelta y por unos libros a la biblioteca. Volveré en un par de horas- le dije, poniéndome de pie.
-Está bien, pero no te demores demasiado- respondió, colocando más aumento a los lentes y tomando unas pequeñas pinzas.
-No es que vaya a ir muy lejos- reí y comencé a caminar hacia la puerta.
-Es que después me pongo paranoico si no estás conmigo- murmuró. Me paré en seco y lo miré. Estaba sumergido en su trabajo.
"Lo dijo inconscientemente", pensé. Mi sonrisa se hizo más amplia y salí rumbo a la biblioteca.
Después del incidente de hace un tiempo, le había exigido a Cronos que me diera una escalera para esos inmensos y altos libreros.
Una vez reunido lo que buscaba, me acerqué al escritorio para tomar unos lapiceros.
Abrí los ojos como platos cuando vi que el libro donde Cronos siempre escribía estaba ahí, descansando encima de la mesa.
"Tómalo, no va a saberlo", me dijo una vocecita en mi cabeza. Mordí mi labio con ganas.
Tantas veces había querido leerlo, y tantas veces intentaba robarlo para saber que tenía escondido en él...
Respiré hondo y me encogí de hombros.
"Al carajo. Solo son investigaciones", pensé. Tomé el libro y lo abrí de golpe. Había muchas hojas de pergamino sueltas, dobladas por la mitad. En una de ellas estaba escrito lo siguiente:
"No te disculpes conmigo, porque me sentiré miserable. Tienes unos labios rojos y realmente bonitos. Solo ven aquí rápidamente, mátame y corre, porque no soporto más verte tan cerca de mí y no poder tocarte. Estaré bien si te decides a mirarme por última vez, entonces después podremos sonreírnos como si todo estuviera normal. Después, cuando te vayas, podré ser capaz de recordar y de dibujar tu rostro en mi cabeza. Pero mi egoísmo se niega a dejarte, de modo que se vuelve en una prisión que te encarceló, y ahora ya estás cansado de mí. ¿Por qué no me estás respondiendo? A pesar de que me alejas aún puedo sentirte. Es como una llama que sale, quema y destruye todo nuestra cercanía. Dolerá, pero debo llamar mi amor un recuerdo".
Reconocí esto al instante. Un pequeño fragmento lo había cantado hace unos días Taeyang, antes de irse de viaje.
"No. Yo lo escribí", había dicho.
"Lo leyó por ahí, en uno de los tantísimos libros que hay en la Biblioteca", agregó Daesung.
Entonces había sido Cronos quien lo había escrito...
Dejé los pergaminos a un costado y comencé a echarle una hojeada a ese libro misterioso.
"Martes, 7 de Febrero:
Hoy hemos encontrado a nuestro nuevo preceptor.
Amable, generoso, humilde, inteligente, audaz...y hermoso.
Todo eso lo describe.
No lo voy a negar, cuando lo vi por primera vez a través de la gema de mi bastón, me sentí confundido y el corazón me dio un vuelco. Jamás en todos mis siglos me sentí tan vivo, y a la vez, tan preocupado".
Perplejo, di vuelta a la página.
"Sábado, 25 de Febrero:
Es el elegido, no me cabe duda.
Vamos a traerlo hasta acá, y convertirlo en el preceptor de las estaciones".
"Jueves, 1 de Marzo:
Deméter y yo hemos discutido.
Ella no quiere que lo obligue a quedarse, pero sencillamente no veo otra manera de hacerlo cumplir con el trabajo.
Alega que es un humano y que bastante sacrificio sería al renunciar a la vida humana por su propia cuenta".
"Viernes, 10 de Marzo:
Ya no podemos perder más tiempo. Todo se nos está viniendo encima, y Deméter continúa negándose a que lo obligue a ser el preceptor, aun cuando sabe perfectamente que es el indicado.
No quiero ser egoísta o cruel, pero el muchacho tiene todas y cada una de las cualidades necesarias para llevar a cabo una tarea tan importante. Tanto tiempo buscando al indicado...y ahora que lo tenemos ella se echa para atrás.
Mis hijas necesitan alguien capaz de cuidar de ellas.
No sé qué hacer. Estoy desesperado".
"Lunes, 13 de Marzo:
Lo logré.
Encontré algo con lo que soy capaz de convencer al muchacho para que se quede. No entiendo cómo es que me tomó tanto tiempo percatarme de la enfermedad que corre por su cuerpo desde hace un par de meses.
Estoy consciente de la escoria que soy al jugar con semejante cosa a mi favor, pero esto ya es un caso de vida o muerte. En esta ocasión, la vida de mis hijas".
"Martes, 28 de Marzo:
¿Será acaso, que la magia antigua finalmente juega a mi favor? ¿Podría ser esto verdad?
El chico ha accedido a quedarse. ¡A QUEDARSE!
Me siento tan liviano y feliz... Como si un peso se me hubiera quitado de encima.
Ahora debemos comenzar a prepararlo para su responsabilidad, cosa que no va a ser muy complicada, ya que una de sus principales características es que es un humano adaptable a cualquier cambio".
"Domingo, 23 de Abril:
¿Qué pasa conmigo?
Yo estoy... ¿enamorado?
¿Por qué le dije eso? Ni siquiera pude medir mis palabras. Cuando menos me lo esperé las palabras salieron de mi boca sin el usual filtro que conecta la mente con la lengua.
Que me gusta su forma de ser y que su cuerpo me parece el más sensual y atractivo que he visto en todos mis siglos...
Eso no fue mentira. No pudo serlo. Porque incluso ahora, que escribo mis sentimientos en este libro, lo reconozco.
Pero bueno, es que al menos me hubiera gustado decírselo de una forma distinta. Más...romántica".
"Sábado, 13 de Mayo:
Estoy perdidamente enamorado de ese chiquillo.
Me gusta.
Me provocan sus labios, su cuerpo, su mirada...
Me muero por tomarlo entre mis brazos y besarlo el resto del tiempo que haya en el mundo.
Aquél beso fugaz que compartimos fue el más perfecto que pudo haber en la historia del tiempo, pero se vio opacado cuando me gritó a la cara que él y yo sólo éramos Padre Tiempo y Preceptor.
No me quiere.
Y eso me duele en lo profundo de mi alma..."
"Miércoles, 17 de Mayo:
Nunca había sentido tanta pasión y deseo como hoy en la biblioteca.
Su cuerpo estremeciéndose por mis besos y caricias mientras tenía las piernas firmemente enredadas en mi cintura y jadeaba por el placer, me hizo querer llegar mucho más lejos. Hasta el final.
Pero, cómo no, tuve que abrir la boca y arruinarlo todo.
¡Es que no pude evitarlo! ¿Cómo es posible que me diga que no me quiere en lo absoluto y perderse de esa manera contra mi cuerpo?
Ji Yong, ¿estás jugando conmigo? ¿Si quiera es posible que te atrevas a engañar al mismísimo tiempo?
No. Tu alma es demasiado pura como para que lo hagas con intención".
Mordí mi labio y sequé las lágrimas que se realizaron por mis mejillas. La culpa me estaba matando, pero aun así continué leyendo.
"Martes, 30 de Mayo:
Desde aquel incidente apenas y me mira.
La repentina aparición de sus poderes le ha hecho no querer saber nada más que de su futura responsabilidad, y eso me causa temor.
No quiero que me dejes, Ji Yong.
Estoy aterrado de quedarme solo en este agujero de sentimientos y amor profundo hacia ti, del cual no encuentro salida.
La culpa no es tuya. Jamás dijiste que me querías ni que sintieras lo mismo que yo.
"Miércoles, 21 de Junio:
Yo soy el Padre Tiempo.
Debo olvidarme de ti.
Esto solo se trató de amor unilateral y no significa nada. Tengo que salir adelante y afrontar la situación".
"Jueves, 6 de Julio:
¿A quién engaño?".
El escrito más reciente tenía la fecha de hace una semana y decía:
"Viernes, 25 de Agosto:
He decidido tomar mi inmenso amor por ti y utilizarlo para hacer mejor mi trabajo.
Crearé nuevas cosas, mejores investigaciones y me haré digno de ti. Quizá de esa manera algún día me mires como alguien diferente y pienses que vale la pena estar conmigo".
Me dejé caer al suelo, llorando sin control.
¡Yo también me sentí igual todo este tiempo! Habíamos sufrido por culpa de mi obstinación y egoísmo. ¿Es esa la clase de Dios en que me convertiré?
Después de sentir pena por mi mismo por un largo rato, continúe leyendo el libro.
Había muchos bocetos del proyecto que estaba llevando a cabo recientemente. La estructura del reloj, la forma en cómo una va funcionar, la apariencia que debía tener, los colores...
Todo.
Algo que llamó mi atención fue que al final estaba escrito "Nombre del modelo: G-Dragon"
Fruncí el ceño y continué hojeando. La respiración se me escapó al ver un dibujo sobre mí.
Era yo, sentado en el jardín tomando el té, y a un costado de la hoja, se hallaba un boceto de la imagen lateral del reloj.
Había otro donde estaba de espaldas mirando por la ventana, y en la esquina inferior derecha de la hoja se mostraba un dibujo de la parte trasera del reloj.
Otro más donde miraba de frente, y como era de esperarse, la imagen del reloj por la parte frontal.
El corazón me dio un vuelco y mi rostro entero se puso rojo y caliente al comprender que este nuevo reloj de bolsillo era yo.
Estaba fabricando nada más ni menos que un artefacto a mi imagen y semejanza.
Nunca me voy a perdonar el haberlo hecho esperar y sufrir todo este tiempo, manteniéndolo a la expectativa.
Quizá no sea muy tarde para confesarle que jamás lo dejé de querer, que yo también estoy perdidamente enamorado de él.
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Abro la puerta y una vez más, limpio mis lágrimas, respirando con fuerza.
El libro está pegado a mi pecho con fuerza, y mis piernas se sienten temblorosas mientras me dirijo hasta él.
Está sentado en el mismo banquillo, enfocado en colocar un engrane diminuto dentro del reloj, e incluso colocó todo el aumento posible en su ojo izquierdo para ver mejor.
Miré por encima de su hombro y el corazón se me llenó de ternura al ver el objeto.
-Has llegado al fin- dijo una vez que notó mi presencia -¿No es bonito?- sonrió, elevándolo para que lo mirara mejor –Aún no lo he terminado, pero... Bueno, creo que está quedando bastante decente.
-Es hermoso- sollocé –Estás poniendo tu corazón en ello- negué, sin poder contener mis lágrimas.
-¿Ji Yong?- estaba perplejo.
-¡Lo sé, sé cómo te sientes!- lloré, cayendo al suelo sin soportar más mi propio peso -¡PERDONAME! Es que yo creí...que era lo mejor...- sacudí la cabeza –No quiero ser un usurpador... ¡Pero...!
-Ji Yong, ¿de qué diablos me estás hablando?- se arrodilló a mi lado.
-¡Que lo he leído!- y le mostré el libro. Sus ojos se abrieron con sorpresa y los ojos se le colorearon de un brillante morado.
-No...
-Perdóname... Es que ese día Dong Wook dijo... él me aseguró... Y luego cuando Seungri me miró de esa manera...- mi voz salía sin orden y entre balbuceos, mientras hacía lo posible por respirar adecuadamente –Estoy enamorado de ti. ¡Siempre lo estuve!
En el taller no se escuchó nada más que mi llanto, hasta que susurró:
-¿Estás jugando conmigo?- tenía los ojos acuosos –Si esto es alguna clase de broma cruel...
-¡No lo es! No pienses eso ni por un segundo- negué con efusividad –Te quiero... ¡Choi Seung Hyun, te amo!
Sus ojos volvieron al azul claro de golpe, y una pequeñísima parte de mi sintió alivio. Desde hacia mucho tiempo que no veía ese color en él.
Permaneció en la misma postura por varios minutos, congelado y con la mirada ida.
-Seung...- musité. Enfocó sus ojos en mi por primera vez en meses y después me tomó en brazos.
-También te amo... ¡Muchísimo!- y me besó con ganas.
Al principio me paralicé en mi sitio, perplejo por la situación, pero después tomé sus mejillas y le seguí el paso, saboreando sus labios, palpando su piel y aspirando su delicioso aroma.
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Llevaba mirándolo por horas.
Y creo que podría pasarme toda la vida de esta manera.
Ambos estábamos recostados en mi habitación, en la alfombra, junto al balcón.
La brisa nocturna sacudía las cortinas suavemente y nos agitaba los cabellos con sutilidad.
Paseé mi mano por sus mechones oscuros otra vez, perdiendo mis dedos entre su cabellera azabache y la suavidad de ésta. Él cerró los ojos y su rostro se relajó aún más de ser posible.
-Puedo pasarme toda la eternidad así- murmuró, tomando mi mano y besándola con delicadeza. Después me miró a los ojos y paseó sus dedos por mis labios.
-Es justo lo que estaba pensando- sonreí. Soltó una risita y me acercó a su pecho, dejándome hundir el rostro en su cuello y aspirar ese increíble aroma que emanaba -¿Qué va a pasar ahora?- y le eché los brazos alrededor del torso.
-Pues que vas a estar conmigo el resto de mi eternidad.
-Tan fácil para ti decir semejante cosa...- refunfuñé -¿Qué planeas decirle a Deméter? ¿Y las estaciones?
-Ellas seguirán siendo mis hijas pase lo que pase- me miró dulcemente –Y en cuanto a Chae Rin... No sé que habrás hablado con ella, pero déjame decirte que lo entendiste mal. Para los parámetros humanos, y considerando ciertas circunstancias, es verdad que estamos casados. Pero no te olvides que somos Dioses, Ji Yong. Lo que nos une son solo las estaciones que, con trabajo adjunto, creamos. Nada más.
-Eso quiere decir...
-Que no la quiero, y ella a mi tampoco. Somos solo compañeros de trabajo y viejos amigos.
El alivio se instaló en mi pecho rápidamente y dejé salir el aire contenido en mis pulmones, que quien sabe desde hace cuantos meses habré mantenido preso a causa del miedo y la expectativa.
-¡Te amo!- dije, depositando un montón de besos en su rostro. Él se carcajeó y apretó el agarre en mi cintura.
-¿Qué es esto? ¡Cielos! Si no hubieras sido tan obstinado y me hubieses escuchado desde el principio, estaríamos hace desde que llegaste- me regañó, pero depositando un beso en mi frente.
-Y el diario...- dije, estirándome un poco para alcanzarlo desde el sofá y comenzar a hojearlo -¿Porqué no me lo habías mostrado antes?
-Porque es vergonzoso... Aún me resulta incómodo que lo leas. Además, ¡no es un diario!- se removió para quitármelo, sin conseguirlo –Solo es un libro con memorias de mi eternidad.
-Pues de donde yo vengo, a éste tipo de escritos se les llama diarios- reí. Puso los ojos en blanco y dejó de querer arrebatármelo -Dibujas maravilloso. ¿Sabes? La única persona que yo sabía que dibujada y pintaba cuando estaba en el mundo humano era Park Boom... ¡Pero esto definitivamente es mil veces mejor! Tienes un talento natural- lo halagué. Los ojos se le colorearon de amarillo inmediatamente.
-¿De verdad soy mejor que ella en el arte?- me carcajeé ante su notable orgullo y felicidad.
-Eres, sin duda, mucho más talentoso que ella.
Me besó, complacido por mis palabras y acarició mis cabellos nuevamente.
Y ahí, acurrucados uno contra el otro, dormimos.
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EL NUEVO PRECEPTOR
FanfictionJi Yong es un chico completamente normal. Tiene un trabajo de medio tiempo en una oficina y trabaja por las tardes como mesero e una cafetería. Sin embargo, un día una misteriosa figura aparece entre las penumbras de su departamento. "-¡¿QUIÉ...