Capítulo 7: PRESENTACIONES

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 Desperté a media noche, aturdido y sudando de pies a cabeza

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Desperté a media noche, aturdido y sudando de pies a cabeza. Temblaba como gelatina y la cabeza comenzaba a dolerme.

Me puse de pie, hecho un nudo de nervios, y caminé hasta el balcón para aspirar el aire fresco de la noche y calmar mi agitada respiración.

"Preceptor, ¿cuándo vas a permitir que nos veamos las caras? ¡Enfréntame si tienes el valor!"

Esa horrible voz aun hacia eco en mi mente. Y no era la primera vez. Ya llevaba un par de noches soñándolo.

En mis pesadillas, todo era oscuro y frío... Frío como jamás habia sentido en mi vida, de ese que calaba hasta los huesos y apenas te permitía moverte.

Un fétido olor provenía de la negrura, mientras la voz fuerte y rasposa no dejaba de repetir que era momento de vernos.

No era la primerz vez que oía voces en mis sueños, la primera que escuché provenía de Cronos, cuando me pedía reunirme con él. A diferencia de la voz que me torturaba ahora, su llamado había sido cálido y amable. Pero esta me ponía los pelos de punta.

No conseguí dormir mucho esa noche, así que desperté temprano y preparé el desayuno.

-¿Qué hay para hoy?- preguntó Cronos, mientras tomaba asiento en la cabecera de la mesa y colocaba la servilleta en su regazo. Incluso para comer, era sofisticado.

-Tostadas, huevos y tocino- respondí, sentándome a su derecha. Estaba por tomar el primer bocado, cuando al echarle una mirada, descubrí sus ojos de un brillante amarillo, además de que no se estaba esforzando en ocultar su sonrisa.

-¿Porqué tan feliz?- el sonrió aún más de ser posible.

-No querrás escucharlo- se encogió de hombros, bebiendo de su jugo de naranja. Fruncí el ceño.

-Pues ahora me has dejado con la duda. Anda, dime.

-¿Ya te dije que te ves muy guapo esta mañana?- me sonrojé -Bueno, tu siempre luces muy hermoso, pero particularmente hoy...- suspiró, apoyando su barbilla en la palma de su mano y sin dejar de mirarme.

-¿Qué dices?- carraspeé, intentando no sentirme eufórico por su declaración -¿Y qué tanto me miras? ¿Tengo algo en la cara? ¡Voy a golpearte si sigues fastidiandome!- puso los ojos en blanco pero sin perder la sonrisa y volviendo su atención al desayuno.

-El punto es...- dijo –...que hoy haremos algo especial. Tengo una sorpresa para ti, así que en cuanto termines, ve a la Biblioteca y espera a que te llame para salir.

Sabía que no iba a decirme más, pero fuera lo que fuera, debía ser muy genial porque a pesar de intentar ignorarlo el resto de la mañana, continuó con su enorme sonrisa.

La tarde comenzaba a llegar, pero de todas maneras, el cielo continuaba oscuro afuera, como si fuese de noche. No me molestaba, de hecho, ya estaba comezando a aceptar que posiblemente no tendría luz del sol otra vez, al menos, no en Lorem Tempus.

Leía un libro y hacía mis deberes, cuando de pronto la puerta de la Biblioteca se abrió de golpe.

-El señor Cronos desea verlo ahora- dijo una voz. Me puse de pie de un salto, chillando de la emoción. Corrí hasta Daesung y lo abracé con fuerza –Tranquilo, señor Ji Yong- rió, devolviéndome el gesto.

-¿Y qué? ¿Para Taeyang no hay nada?- habló, entrando y colocándose a un lado de su compañero guardían. Sin dudar ni un segundo, me lancé a sus brazos.

-¡Los he echado tanto de menos!- me separé, y fingí estar enojado -¡Mentirosos! ¡Dijeron que sería un mes y han tardado más que eso!

-No, yo dije "posiblemente un poco más de un mes". Lo recuerdo bien- se burló el pelinegro.

-Cruel...- hice un puchero –Pero al menos han regresado. ¿Fue muy agotador? ¿Están cansados? ¿Han dormido bien estas semanas? Daesung, ¡mas vale que te hayas abrigado bien, o voy a...!- no terminé mi amenaza por la gran carcajada que soltaron.

-Le aseguro que estamos perfectamente. No es la primera vez que viajamos, señor Ji Yong.

-Si haces esto cada vez que salgamos, voy a malacostumbrarme- rió Young Bae –Pero después tendremos tiempo de eso. No era broma cuando te dijimos que Cronos te busca.

-¡Bien! ¡No perdamos tiempo!- Tae rió otro poco y comenzamos a caminar, avanzando tranquilamente por el pasillo.

-Señor Ji Yong...¿ha recibido mis notas?

-¿Qué notas?- preguntó el pelinegro, volviéndose.

-Número 1: Sí, las recibí. Número 2: Notas que Daesung me envió con el significado de cada color al que cambian los ojos de Cronos. Y número 3: Te he dicho tantas veces que no me llames señor, que ya he perdido la cuenta...

-Espero con eso puedas entender mejor a Cronos- dijo Tae –De esa manera es más fácil tratar con él. De no ser porque sus ojos cambian de color, no habría otra manera de saber que piensa o como se siente. ¡Es siempre tan...frío y callado!- fingió estremecerse.

-Oh, yo les puedo asegurar que si hay algo que no fue estas semanas, es ser frío o callado- renegué. Ambos fruncieron el ceño, y me miraron sin entender –Será algo que deberé contarles con calma después.

Al llegar al jardín, encontramos a Cronos escribiendo en un libro con mucha concentración, pero al vernos, lo cerró de golpe y lo hizo desaparecer, poniéndose de pie.

-Bien, aquí estoy- puse los brazos en jarra -¿Cuál es la dichosa sorpresa?

-Te la mostraré, pero primero...- sonrió, para después tomar su reloj de bolsillo de su saco, y mover las manecillas -¡VEN ACÁ!- ordenó, y repentinamente, un portal apareció entre una brillante luz azul, arrojando a alguien fuera.

La persona cayó de rodillas y con las palmas apoyadas en el suelo, mientras tosía un poco.

-¡Siempre soy llamado en los momentos más importantes!- refunfuñó, tratando de ponerse de pie.

-¡Ay, vamos!- dijo Taeyang, poniendo los ojos en blanco –Siempre dices lo mismo cada vez que vienes.

-¡Es porque todo es importante!- se sacudió las ropas blancas, enfadado -Nunca dicen algo como "Por favor, ven aquí. Te necesitamos...". Estoy ocupado, haciendo mis cosas, y me traes hasta aquí, en las peores condiciones. ¡No tienes derecho!- eso último se lo dijo a Cronos, pero éste se limitó a mirarlo con tranquilidad.

-Por favor, ven aquí. Te necesito- le dijo, con una pequeña sonrisa.

-¡A buena hora que lo dices!- se quejó. Entonces se dio la vuelta y pude verlo mejor. Era igual de alto que yo, delgado, con la piel del color de la porcelana, con el cabello negro y ligeramente rizado de la parte superior. Sus ojos eran color caramelo y amigables.

-¡Oh!- se sorprendió -¿Quién es esta persona?- ladeó la cabeza. 

EL NUEVO PRECEPTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora