Capítulo 10: USURPADOR

133 20 8
                                    

 Cronos  va lanzándole energía desde su bastón, pero Perses ni siquiera parecía  inmutarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cronos va lanzándole energía desde su bastón, pero Perses ni siquiera parecía inmutarse. A cada golpe, Cronos retrocedía un paso, y yo me mantenía en el suelo, pensando qué hacer.

No es de extrañar que nada se me ocurriera.

-¡Te has vuelto un inútil!- le gritó -Tanto tiempo que ha pasado desde que nos vimos... ¡Es bastante obvio que solo estuviste holgazaneando!- el Padre Tiempo no respondía, solo apretaba los dientes y trataba de defenderse –Ya no eres rival para mí- y de un golpe fuerte y limpio que provino de su extraño bastón, lo hizo caer al suelo.

-Agh...- escuché a Cronos quejarse, y rápidamente me puse de pie.

-Debería acabar contigo ahora, pero creo que me desharé de tu preciado Preceptor primero- y me apuntó con sus largos dedos. Abrí los ojos, sintiendo el miedo invadirme y paralizarme.

"Bueno... Fue una buena vida", pienso.

Perses lanza esa extraña luz roja de su bastón retorcido al tiempo que murmura algo que me es inteligible.

Todo pasó muy rápido. La extraña energía golpeó mi pecho y me hizo retroceder al grado de estar a punto de caer por un barranco, pero Cronos se interpuso y nos lanzó a ambos. De alguna manera, logró sostenerse de una rama que sobresalía de uno de los bordes. Su bastón iba en picada, pero lo atrapé con mi mano izquierda mientras que con la derecha me sostenía del pie de Cronos.

Perses asomó su cabeza y habló con burla.

-¡Pero mira nada más! Parece que alguien está en aprietos.

-¡PERSES! ¡ESTUPIDO BASTARDO! ¡VAS A PAGARLO CARO!- gritó Cronos, enfurecido, sosteniéndose como le era posible de aquella raíz.

-Ah...yo creo que no- lanzó una carcajada –Por como veo las cosas, éste es el final para ti y tu peculiar humano.

-¡Cuando salga de aquí...!- comenzó a amenazarlo Cronos, pero él lo interrumpió.

-No, no... ¡Si sales es que sales de ahí, vas a ganarte mi respeto por una vez en toda tu eternidad- y se carcajeó -Bien... Voy a dejarlos para que arreglen su asunto- y nos quiña un ojo. Yo todo este tiempo no hice nada más que mirarlo aterrado, y más cuando dijo que se marchaba.

-¡Imbécil!- le grita Cronos, y Perses desaparece con una sonrisa burlona.

Nos quedamos quietos durante unos minutos, pensando en qué hacer. Sinceramente, no creía aguantar mucho más, los dedos me sudaban y me estaba resbalando.

Nos encontrábamos en un gran problema.

No.

No era un problema, si no una muerte segura, y lo único que nos servía de sostén, era esa raíz vieja e inestable.

-¡¿Qué hacemos?!- grité, desesperado. El barranco nos aguardaba paciente. Más de 200 metros de altura nos separaban del suelo, y cada vez que miraba hacia abajo las náuseas y mareos me invadían, además de un terror enorme.

-¡Espera! Déjame pensar el algo- me dijo nervioso –Dame unos segundos...

-¡¿Segundos?! ¡Eso es posiblemente lo que nos queda de vida!

-Yo...es que...- tartamudeó. Mirando hacia arriba vi como sus ojos oscilaban entre el verde y el morado, muestra de los nervios y el miedo que sentía. Noté que comenzaba a sudar y que sus manos se resbalaban de la raíz con lentitud.

Sostuve el bastón con más fuerza, y al mirarlo una idea se me cruzó por la mente. Algo que tenía las mismas probabilidades de funcionar como de llevarnos a la muerte segura.

-Suéltate...- dije.

-¡¿QUÉ?! ¡¿Ya perdiste la cabeza?! ¡¿Tan pronto?!

-¡No! ¡Escúchame! ¡Suéltate y estaremos bien!

-Ji Yong... ¡No creo que haya mejor momento para decirte que has enloquecido!

-¡SOLO HAZLO! Tengo una idea...- trato de convencerlo y puedo ver la duda reflejada en su rostro -¡Vamos, Cronos! ¡Confía en mí!

-¡Pero...!

-¡SOLO CONFIA!

Su respiración estaba totalmente acelerada y tenía el rostro sumido en confusión.

Entonces cerró los ojos con fuerza y se soltó de la rama.

Apenas sentí el aire correr por mi cuerpo apunté el bastón hacia el suelo.

-Loram Tamis... Tamis Loram...- hablé velozmente, con desesperación -¿Lotam? Lorem... ¡Lorem! ¡LOREM TEMPUS!- y una brillante luz azul brotó del bastón y se abre un portal. Contengo la respiración y doy una bocanada de aire cuando estamos del otro lado, pero igual se me escapa el aire de los pulmones cuando nos estampamos en el duro suelo y el portal se cierra.

-Agh... Mi cuerpo... ¡Maldición!- gruñí, tratando de ponerme de pie.

-¿Ji? Mi cielo, ¿estás bien?- Cronos se había puesto de pie en un santiamén y ahora estaba a mi lado, tratando de ayudarme a levantarme.

-¡SUÉLTAME!- grité enfurecido.

-Ji Yong...

-¡¿Quién era ése?!

-Ah...yo... Tú mismo lo llamaste...Perses...- balbuceó confundido y con los ojos verdes.

-¡SABES A LO QUE ME REFIERO, CARAJO!- lo interrumpí furioso.

-¿Señor Ji Yong?- Daesung apareció con Youngbae pisándole los talones.

-¡Que no me digas señor!- le grité, y ambos retrocedieron perplejos. Arrojé el bastón de Cronos al suelo, pero éste se quedó flotando en el suelo antes de que siquiera terminara de soltarlo. Gruñí molesto y pronto el cielo comenzó a llenarse de nubes negras, cosa que me impresionó bastante, pues no creí que aquí hubiera algo que no fuera sólo sol.

-Ji Yong...debes tranquilizarte- me dijo Youngbae.

-¡NO SABES LO QUE HE PASADO HOY! ¡NINGUNO DE USTEDES LO SABE!- esta histérico, lo admito, pero era mi momento de rabieta y quería hacerlo cuanto yo quisiera -¡¿DÓNDE JODIDOS ESTABAN USTEDES DOS?!- apunté a los guardianes con mi dedo índice. Ambos temblaron y retrocedieron otros dos pasos.

-Yo les pedí que se quedaran- intervino Cronos.

-¡GENIAL! ¡Me raptan, y tú les pides a los guardianes que vengan a descansar!- puse los brazos en jarras.

-No se trata de eso- negó, aún nervioso –Sucede que cuando quedaste inconsciente comenzaron a llegar mas refuerzos y nos atacaron con todo lo que tenían, y justo cuando iba por ti, ya estaban raptándote. Me distraje, lo admito, ¡pero es que eran demasiados! Tantos, que comenzaron a dirigirse hasta acá. Les pedí que se quedaran a cuidar de Lorem Tempus y comencé a seguirte el rastro, tu esencia, para poder encontrarte y traerte a casa.

-¡ESE IDIOTA CASI ME MATA!- un horrible dolor de cabeza se hizo presente.

-Su brújula de ética no suele apuntar hacia el bien- Cronos desvió la mirada.

-¡¿Y hacia dónde apunta la tuya?!

-¿Pero qué...?

-¡Escúchame bien, estúpido Padre Tiempo! ¡Olvídate de que sea tu Preceptor! ¡NO PIENSO VOLVER A LEER NI UNA SOLO LIBRO MÁS HASTA QUE SEAS MAS HONESTO CONMIGO!

El silencio reinó durante varios segundos hasta que Cronos suspiró.

-Tu educación aún no ha terminado, por eso no había querido decirte nada- tomó su bastón flotante y comenzó a quitarle algunos rastros de tierra –Eres tan joven, y aún eres un humano... Me da miedo que cuando sepas todo te asustes y salgas huyendo, y nunca más vuelva a verte...

Todo el coraje dentro de mi se disipó, dando paso al remordimiento y tristeza.

-No pienses así- me acerqué a él, dócil -Yo he elegido quedarme, ¿verdad? Entonces sólo sé honesto conmigo. No voy a ir a ninguna parte... No vas a deshacerte de mi tan fácil- le sonreí y me devolvió el gesto.

-Señor Ji Yong, ¿porqué mejor no sube y le ayudo a escoger ropa más cómoda?- me habló Daesung, con tranquilidad.

-No te preocupes. Yo me encargo- le dijo Cronos, y de un momento a otro me tomó en brazos.

-¡Oye!- me quejé, pero secretamente estaba agradecido. El cuerpo entero me dolía a morir.

-Has sido herido, necesito curarte en cuanto antes- miró mi pecho, que aún conservaba esa enorme herida. Lo escuché soltar una risita –Ji, ¿qué pasa contigo? ¿Es que estás destinado a que extraños te ataquen y te lancen rayos sin que te defiendas?

-¿Qué dices?- hice un puchero –Eso es porque yo no tengo magia... ¡Todos ustedes son Dioses o guardianes, ó...!- me quedé a medias al sentir un pellizco en mi espalda.

-Ya es suficiente. Te llevaré arriba- rió. Respiré hondo y lo dejé cargarme hasta mi habitación, donde después de haber tomado una ducha y vestirme, él comenzó a curarme con una extraña luz blanca que salía de sus manos.

-¡Wow!- exclamé, una vez que hubo terminado -¡Pero si parece que no me pasó nada!- me puse de pie frente al espejo y miré perplejo como mi pecho no tenía ni una diminuta marca.

-Gracias. Fui yo quien le enseñó todo lo que sabe a Olivia- sonrió -Cuando hayas comido un poco, ve a la Biblioteca, te esperaré allá- y comenzó a dirigirse hasta la puerta, pero se giró abruptamente –Ah, y Ji Yong, por favor, esclarece un poco el clima.

-¿Yo?

-Sí... Aquí el estado del tiempo es acorde a tu ánimo- y salió. Confundido, me dirigí hasta mi balcón, observando el cielo oscuro. Respiré hondo varias veces, relajándome y recuperando algo de buen humor. Sorprendentemente, cuando abrí los ojos, el cielo estaba despejado y el atardecer caía libremente. Sonreí fascinado y salí disparado a la cocina, porque me sentía muy débil.

----------

-Un Dios no coronado es eso mismo- comenzó Cronos, una vez que nos encontramos solos en la Biblioteca y dejó varios libros antiguos en el escritorio. Eran gigantes y estaban cubiertos de polvo. Incluso se había puesto sus gafas de marco negro, signo de que leeríamos bastante.

Suspiré, reuniendo toda la paciencia para dejar que él hablase por su propia cuenta.

-Hace muchos siglos, cuando la Tierra comenzaba a formarse, se crearon los Dioses, es decir, seres que estarían a cargo de cosas valiosas, que un humano común no puede tocar, ver o sentir. Tenían que ser seres devotos, de corazón puro, que fueran capaces de anteponer las necesidades de los seres humanos antes que sus propias existencias, y que tuvieran la mente lo suficientemente abierta para crear cosas para ellos. Que pudiera cuidarlos, protegerlos, que tuvieran bondad en alma y que... Bueno, tu entiendes.

Asentí.

-Déjame adivinar, Perses no tiene nada de eso.

-No, en lo absoluto- tomó un libro y lo abrió justo por la mitad, acercándomelo para que observara unas pequeñas pinturas –Un Dios es coronado cuando tiene todas esas cualidades, pero él no las tenía. Sin embargo, si tenía poderes.

-¿Porqué? Si dices que no tenía madera de Dios, entonces el que tuviera poderes...

-Eso se debe a que siempre hay maldad donde hay algo bueno, mi cielo- avanzó algunas páginas, mostrándome unos escritos en latín, pero que me tradujo al instante -"Es bien sabido, que dónde haya paz y tranquilidad, habrá también paso a la oscuridad. Como el Yin y el Yang, es una regla que habiten ambas energías tanto en el universo, como en el mundo humano. Regido por un desconocido, allí, en algún rincón, se encuentra la maldad".

-Vaya...- susurré, sorprendido.

-Por eso no debes sorprenderte al saber que Perses tiene poderes. Lo que resulta indignante, es que haga brujería, que es todo lo opuesto a la magia, tal vez de esa manera es que ha logrado copiar algunas de mis habilidades. Comenzó hace varios siglos, ya habíamos tenido problemas con él, pues se empeña en exigir un lugar entre nosotros, cuando no lo tiene. La magia nunca lo ha reconocido ni lo reconocerá como un hijo, y él se proclama así mismo como un Dios, pero jamás será coronado.

-El dijo algo...- hablé, recordando –Sobre que él era aquél que debía ocupar mi lugar y el de las estaciones.

-Ah, si- suspiró -Cuando se enteró que Deméter y yo creamos a las estaciones, se empeñó en querer hacer ese trabajo por él mismo. Trató de demostrar habilidades que no tenía, y como consecuencia, trajo la peste negra.

-¡No me lo creo! ¿Hablas de la Peste Negra en Europa durante el siglo XIII?- estaba perplejo. Cronos me miró sorprendido.

-Veo que eres muy bueno con la historia- me felicitó, sonriendo.

-Era buen estudiante- asentí, riendo.

-Entonces... La naturaleza y ambiente que trataba de crear para los humanos resultó tóxico e inestable. Creyó que tenía los poderes que tendrían las estaciones, pero claramente se equivocó. Incluso después de eso, pidió ser quien cuidara de ellas, su maestro, su...

-Preceptor- fruncí el ceño. Sacudí la cabeza aterrado –Entonces, ¿soy un usurpador?- hice un puchero.

-¡Cielo santo! ¡Por supuesto que no!- me acarició las mejillas -Ese lugar estaba reservado para alguien especial, con toda la lista de cualidades que te he dado antes, y él nunca las tuvo.

-Bien, entiendo- sonreí.

Abrió uno de los libros y me mostró un dibujo con 10 tronos.

–Los Dioses comenzaron a tomar lugares, y todos ellos coronados por la magia antigua, la máxima autoridad en el universo. Los primeros dioses fueron el Sol y La Luna, claro está- señaló un trono dorado y otro plateado -Después se coronaron a los 4 elementos- esta vez sacó un dibujo de otro libro, donde 4 personas estaban de pie. Todas con características tan diferentes, que era muy sencillo saber que elemento era quién.

-Y conforme la humanidad se fue desarrollando y tuvo más conciencia de sus acciones, coronaron a otros 3 dioses. La Madre Naturaleza, que es Deméter- me mostró una fotografía de ella, donde estaba sentada en un trono de enredaderas. Tenía una corona hecha de hojas y flores, además de un bastón dorado en la mano –Al Padre Tiempo- se señaló, y sonreí ampliamente cuando me pasó un dibujo donde su trono estaba hecho de piedra, y llevaba uno de sus usuales trajes azules, sólo que esta vez llevaba una corona.

Me sorprendí enormemente cuando colocó una caja de cristal en el escritorio que llevaba dentro la corona del dibujo. Era plateada, con múltiples engranes alrededor, girando y moviéndose sin parar.

-Después está el Dios del sueño, Hypno- la imagen mostraba un trono rosa pálido, con un hombre alto y de cabellos oscuros, con una corona difuminada y simple. Cronos carraspeó -Mi...hermano.

-¡No puede ser!- reí, y acerqué la imagen para verlo mejor. Ciertamente guardaba algo de parecido con Cronos, por el cabello, quizá, y la piel ligeramente bronceada. Pero esta persona no lucía con el mismo garbo y elegancia que Cronos.

-¡Pero no es mi hermano de verdad!- se apresuró a decir -Es una especie de...agh, ¿cómo decírtelo? La magia antigua lo declaró así, pero en realidad no lo somos- sacudió la cabeza.

-Es como una etiqueta- murmuré.

-Ummm...puedes llamarlo de esa manera, supongo- se encogió de hombros –Me imagino que debieron extraernos del mismo humano...o tal vez es porque nos dedicamos a cosas similares... Cosas que no pueden tocarse ni verse, y todos los demás Dioses se encargan de cosas que si pueden hacerlo...- bufó -¡En fin!

-¿No te grada mucho, cierto?- enarqué una ceja. Se encogió de hombros y frunció el ceño.

-Es sólo que a veces es tan fantasioso y despreocupado- negó, llevándose una mano al mentón -Necesita aprender a establecer horarios, reglas...

-Pero es el Dios del sueño, ¡tiene que ser así!

-¡Oh, vaya! ¿Qué es esto? ¿Lo estás defendiendo?- los ojos se le pusieron naranjas y reí. Por dentro me sentí muy satisfecho y feliz.

-Digo lo obvio- me encogí de hombros. Aunque me hubiera encantado decirle que lo prefería mil veces a él. La sonrisa se me borró cuando un pensamiento me llegó de golpe –Cronos, las estaciones han existido por siglos- él, que estaba comenzando a poner todo en su lugar, se detuvo de golpe, con los ojos morados -¿Qué no me has dicho?

-¿A q-qué...te refie...res?- balbuceó.

-Lo sabes- dije, hablando tranquilamente -¿Porqué ahora, justo ahora, ustedes han comenzado a buscar quien cuide de las estaciones si ellas han existido desde hace siglos?

Lanzó un suspiro y tomó asiento a mi lado, quitándose los lentes. Por un momento lució como nada mas que un hombre común, cansado y lleno de preocupación.

-Se acerca un cambio, Ji Yong- murmuró, pasándose una mano por los cabellos azabaches –Dentro de unos cuantos siglos, o antes, todos los Dioses cambiarán, es como un signo de...envejecimiento.

Me paralicé, perplejo.

-Pero...¡luces tan joven!- negué.

-A mis 25 siglos exactos, envejeceré. Tendré otra apariencia, y viviré otros 25 siglos más- su mirada era distante, como la que siempre suele tener Amber. Parecía disperso –5 milenios es suficiente eternidad para vivir, ¿no crees?- parecía que hablaba consigo mismo –Tu vivirás 5 milenios también, y después, daremos paso a las siguientes generaciones, a los próximos dioses que se harán cargo de todo.

Sacudí la cabeza, incrédulo.

-Como el cambio ocurrirá para tres dioses al mismo tiempo, la magia antigua no querrá que no haya nadie experto cuidando de las nuevas estaciones...- meditó -Así que tú te quedarás a cargo mientras todo eso pasa. Actualmente hay 9 Dioses. Pero queda un trono disponible, y claramente, ése es para ti.

-¿Entonces vas a dejarme?- lloriqueé. Cronos me miró sorprendido por mis repentinas lágrimas -¡¿Qué voy a hacer yo solo?!

-Ji Yong...

-¡No sé nada aún! ¡Ni siquiera me han coronado!

-¡Cálmate, mi amor! ¡No es como si fuera a irme mañana! ¡Para el cambio faltan muchos siglos!- colocó sus manos en mis hombros y asentí levemente, tratando de procesar mejor la información -Tengo apenas 18 siglos, aún falta bastante tiempo para eso...

Suspiré y sequé mis lágrimas irracionales.

-Vale... No me vas a abandonar.

-Claro que no- rió -Vamos a estar tanto tiempo juntos, que vas a terminar hartándote de mí- nos carcajeamos y me sentí mucho mejor.

-Entiendo, entiendo- asentí, respirando hondo.

-Entonces...- murmuró, arrodillándose frente a mi. Esos ojos marrones que me derretían el corazón se hicieron presentes -¿No considerarías...quizá...?

-¿Qué sucede?

-¿No deberíamos aprovechar el tiempo entonces?- su mirada estaba llena de anhelo y yo me estremecí.

-¡Oh, Cronos! Es que no creo que tu y yo...- negué.

-Me gustas, Ji Yong...- susurró Cronos, con los ojos fijos en mí. Me quedé paralizado por la impresión que me causaron sus palabras.

Se puso de pie rápidamente y juntó sus labios con los míos de golpe, pero moviéndolos con suavidad y firmeza.

Mis manos reaccionaron por mi y se colocaron en su cuello, mientras que el me tenía tomado por las mejillas.

Mordió mi labio inferior y abrí los labios para lanzar un pequeño quejido, que quedó ahogado cuando metió su lengua y la paseó por toda mi cavidad.

Sin duda alguna, este es el beso mas apasionado y sensual que he tenido en toda mi vida.

Y lo estoy recibiendo de nada más ni menos que del mismísimo Padre Tiempo.

Abro los ojos de golpe y muevo mis manos hasta su pecho para comenzar a alejarlo, sin éxito. Frunzo en ceño y aplico mas ganas.

"Esto ya es excederse" pienso.

Dejo de mover mis labios, lanzo un gruñido de enojo, y lo empujo con todas mis fuerzas.

Finalmente se separa de mi.

-Tus labios son exquisitos, son perfectos. Tú eres perfecto- me sonrió.

-¡Pues tu eres como un grano en el trasero!- grité -¡Te dije que no habría nada entre nosotros!

-No puedes negar que hay una parte de ti que lo desea, que se niega alejarse de mi. Me quieres tanto como yo a ti- comenzó a acercarse, pero yo junté mis libros y caminé hacia la salida.

-¡Deja de hacerte ideas equivocadas, Cronos! Estás haciendo suposiciones que no cuadran entre nosotros. ¿Cuándo te he dado pie a que pudiera haber algo más entre tu y yo?

-Hace un momento- me tomó del brazo, y me giró hacia él -Cuando me correspondiste el beso.

La cara se me puso completamente roja y el bochorno invadió todo mi cuerpo.

-¡Pues estás equivocado! Lo confundiste con mis intentos de alejarte de mi- negué y desvié la mirada, pero puso su dedo bajo mi barbilla.

-Tienes que aceptar los sentimientos que te embargan. ¡Aceptarme a mi!

-¡Pues no!- me zafé de su agarre y tomé la perilla de la puerta -Escúchame bien, Cronos. ¡ME ERES COMPLETAMENTE INDIFERENTE! ¡Para mí no eres nada mas que el Padre Tiempo! Y yo...para ti debo ser tu aprendiz, el preceptor de las estaciones de la naturaleza, que trabajará en conjunto con TU esposa, la Madre Naturaleza... ¿O es que ya te olvidaste que ustedes dos están juntos?

-No sabes lo que dices, y tampoco lo sabrás si no me dejas explicártelo. ¡Ella y yo no somos nada! Estamos juntos, si. Pero no de la manera en que piensas- nuevamente atravesó el espacio que nos separaba y acunó mi rostro entre sus manos -A ella jamás podría quererla como te quiero a ti. ¡Tu eres demasiado especial!

La mirada que me dio me hizo dudar de todo lo que pensaba en ese momento, y hasta estuve a punto de cerrar el espacio entre nuestros labios y sellarlos, pero di un paso atrás y negué firmemente. Salí de la habitación.

-Debes comprender que tu y yo solo somos Padre Tiempo y aprendiz. Nada más.

-Ji Yong...- suplicó.

-¡Aléjate de mi!- y le cerré la puerta en la cara. Después salí corriendo por el largo pasillo y anduve escaleras arriba, donde me encerré en mi habitación el resto de la tarde, sin molestarme en esconder mis lágrimas.

La noche se desplazó en mi habitación y yo solo estaba echado en mi cama, abrazándome las piernas.

¿Porqué tenia que ser tan complicado? Yo también lo quería, pero no era correcto involucrarse con él.

La última pregunta que se abrió paso en mi cabeza y de la que apenas fui consiente antes de quedar profundamente dormido fue: "¿Porqué?".



**********

¡QUE DRAMÓN! Hahahahaha... Se dieron su primer beso y discutieron a morir.

Queridos lectores, ¿lo están disfrutando? Yo sí XD

Déjenme sus comentarios, likes, opiniones, etc.

Atte: Roble-G

EL NUEVO PRECEPTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora