Han pasado un par de semanas, y el estudio se ha ido complicando lentamente.
Hay muchas teorías y reglas que no comprendo o no les encuentro sentido. Cronos ha sido extremadamente paciente y amable, a pesar de que a veces me frustro y me enfado un poco.
Cuando comenzaba a fastidiarme de estar encerrado en la Biblioteca, simplemente salía a dar una vuelta por ahí. A fin de cuentas, Lorem Tempus era inmenso, por lo que siempre encontraba un sitio nuevo para estudiar o leer.
Cronos se esmeraba en hacer mis tardes amenas y se esforzaba en acompañarme a las comidas, pero inevitablemente, se ausentaba por varias horas para realizar su trabajo.
Sin embargo, nunca me sentí solo. Creo que estaba más acompañado de lo que alguna vez estuve en toda mi vida. Con la mente ocupada y centrado en cosas que verdaderamente importaban. Además, las notas de Daesung llegaban sin falta a mi escritorio cada cierto tiempo.
La siguiente decía:
"Señor Ji Yong...
Espero que nuestra presencia no le haga mucha falta. Tanto Taeyang como yo, deseamos que esté pasando unos días confortables y amenos. Aún tenemos muchas cosas por hacer, y apenas hemos logrado descansar, pero todo marcha en orden, como debe ser. Manténgase saludable.
P.D.- Amarillo: Feliz/Eufórico".
Extrañamente, desde que me llegó la segunda nota, los ojos de Cronos apenas y abandonaban dicho color.
Por ejemplo, aquella vez en que fui a verlo al despacho, estaba muy concentrado escribiendo algo en uno libro, pero en cuanto se percató de mi presencia, sus claros ojos azules fueron sustituidos por el amarillo brillante de inmediato.
Siempre que tomábamos el té de la tarde en el jardín, el mismo tono aparecía.
Y cada vez que hacía alguna broma o trataba de hacerlo reír, sus ojos adquirían ese matiz.
La siguiente nota resultó bastante graciosa, y nunca se me cruzó una idea lo bastante bueno como para ponerlo en práctica. "Naranja: Celos". No recordaba haberlo visto de esa manera, salvo, tal vez...
Oh, espera... ¡Sí que lo recordaba!
Aquella vez en que llamé Young Bae a Taeyang.
Quizá no le gustaba que los guardianes fueran tan cercanos a mí, quizá temía ser desplazado...
La última definitivamente no fue una sorpresa, pues la había experimentado en carne propia. "Rojo: Enojo".
Cronos toleraba cualquier cosa, menos que dudases de su palabra o pusieras en peligro sus preciadas creaciones, tal como yo hice cuando lo conocí y cuando intenté estrellar un reloj contra el suelo para llamarlo.
Aún cuando había sucedido hace algo de tiempo, continuaba causándome gracias.
Pasaron un par de días cuando otra nota me llegó, donde se leía: "Morado: Miedo".
Desde entonces hice lo posible por encontrar alguna manera de asustarlo, pero nunca tuve éxito. No fue sino, hasta que prácticamente me había dado por vencido, que obtuve lo que quería.
Caminábamos hacia la Biblioteca, por ese largo pasillo blanco de siempre, cuando de pronto, algo gris saltó de una esquina, interponiéndose en nuestro camino.
Sonreí enormemente al ver a un gatito, pero Cronos retrocedió de un salto y sus ojos se pintaron de morado.
-¡Maldita bestia del diablo! ¡Fuera de mi casa!- le gritó, apuntando a una ventana. Sin embargo, el animal se limitó a observarlo con la cabeza ladeada y meneando su cola suavemente.
-Pero si es muy lindo- me acerqué para cargarlo.
-¡No lo toques!- pero aun así lo tomé en brazos y le acaricié -Te lo advierto, Ji Yong. Esa cosa es un peligro andante.
-Oh, si... Va a devorarme de un solo mordisco- respondí con sarcasmo, al sentirlo ronronear -¿De dónde salió este pequeño amigo?
-No es un amigo, al menos no para mí- respondió, entrecerrando los ojos –Fue un regalo de Deméter, creyó que necesitaba compañía ya que este sitio estaba muy solo, cosa que no tiene sentido, pues tengo dos guardianes- puso los ojos en blanco.
-Yo creo que eres genial- le murmuré, mientras se apretujaba en mis brazos.
-Le agradas...- murmuró Cronos, notablemente sorprendido, pero después frunció el ceño -Entonces debo ser solo yo a quien detesta.
-Es muy tierno. Anda, acércate- lo animé, pero retrocedió, negando y con sus ojos azules de nuevo.
-No quiero ser rasguñado otra vez, gracias- y le hizo una mueca al animalito, quien se lamió los bigotes.
Reí divertido, preguntándome que ocasión pudo haberse dado como para que ocurriera semejante cosa.
-Si gustas, pasa un rato con..."eso"- dijo, algo asqueado -Te esperaré sin problemas en la Biblioteca- me sonrió y se marchó.
Observé al gato un poco más. La nostalgia no tardó en llegar cuando recordé a Gaho y Jolie.
¿Cómo estarían ellos? Apuesto a que la pequeña Lizzie los estaría cuidando bastante bien, y también estoy convencido de que sus notas serían geniales, y al terminar sus clases, iría corriendo a casa para mirar su caricatura favorita.
La oficina seguiría igual de ocupada, con los empleados llenos de trabajo y papeleo pendiente por hacer.
¿La cafetería aún tendría ese aroma a chocolate y crema batida? ¿Los mismos clientes irían con regularidad? Seguramente sí.
Caminé lentamente por el jardín, y deposité con cuidado al gato en una de las tantísimas bancas que había allí, mientras continuaba el recorrido. Me acerqué a la fuente, y paseé mis dedos por el agua.
Repentinamente me sentía nostálgico. Suspiré.
¡Que cosas estaba pensando!
-Ojalá ese horrible animal no te haya hecho daño- me dijo Cronos, cuando entré a la Biblioteca. Sonreí como pude y negué, pero el frunció el ceño -¿Estabas llorando?
-Claro que no- pero la voz se me quebró.
-¿Qué sucede, Ji Yong?- se acercó hasta mi –Puedes decirme lo que sea.
-Es sólo que...Ai me hizo recordar a mis mascotas, mas bien, las que solían serlo- desvié la mirada.
-¿Ai?
-He decidido ese nombre para el gato- reí, con los ojos acuosos. Me atrajo a sus brazos e inevitablemente hundí el rostro en su pecho. ¿Porqué reaccionaba siempre de esa manera cuando él estaba cerca? Como si...
-No llores, me rompes el corazón- musitó. Me alejé lo suficiente para secarme las lágrimas que comenzaban a escaparse y observé sus ojos grises.
-No es nada- sacudí la cabeza y respiré hondo –Son sólo tonterías.
-No pueden serlo si se trata de tu corazón- musitó, guiándome hacia la silla frente al escritorio, donde me hizo sentarme, sin soltar mis manos.
En ese momento, me percaté de que tenía un anillo en su dedo anular de la mano derecha. Era color negro con un diamante blanco en la parte posterior, y con diminutas curvas y líneas por todo el círculo. Sencillo, pero muy elegante.
Sorprendido, lo acaricié con delicadeza
¿Lo llevó puesto todo este tiempo? No me sorprendería que no me hubiese percatado antes, yo soy asi de distraído, es solo que me parece un detalle algo obvio...
-Es completamente normal que te sientas triste o que extrañes tu antigua vida- me sacó de mis pensamientos -De hecho, te has tardado un poco en hacerlo... A fin de cuentas, aún conservas humanidad dentro de ti- y me acarició el dorso de las manos.
-Yo...estuve pensando...- murmuré.
-¿Si?
-En Park Boom- sus ojos se tintaron naranjas de golpe.
-¿La humana?- preguntó entre dientes.
-Sí... La echo de menos, ella me entendía bien- dije, con la mirada perdida y tocándome los labios al recordar nuestro beso. ¡Había sido tan inesperado! Nunca me imaginé que ella pudiera hacer algo así.
-No la nombres- dijo Cronos, interrumpiendo el hilo de mis pensamientos otra vez.
-¿Qué?
-Lo que escuchaste- se levantó enfadado –Ni siquiera quiero que la recuerdes. Te borraría la memoria, pero va en contra de mis principios- me dio la espalda. Sacudí la cabeza, perplejo.
Borrarme la memoria...
-¿Pero qué dices?- me puse de pie también -Ella era mi amiga, la quería mucho, y es normal que la eche de menos.
-¡Mas que tu amiga! Se besaron... ¿O me lo vas a negar? ¡Te gustaba!- me acusó, ahora sus ojos estaban rojos –Incluso puedo asegurar que aun lo hace...
-¡No! ¡Ya no!- me sonrojé, avergonzado. No creí que él pudiera haber presenciado aquello. ¿Estuvo allí? –Es verdad, ella obtuvo mi primer beso, ¡pero fue robado! No algo que yo consintiera- negué, tratando de esclarecerme la mente. ¿Porqué le estaba dando explicaciones?
Varias dudas comenzaban a surcarme en la cabeza pero la impresión del momento no me permitía reparar mucho en ello.
-Lo disfrutaste en ese momento- dijo, con los ojos naranjas de nuevo.
-Claro que no. ¡Una cosa así no puede disfrutarse!.
-¿Cómo una cosa así?- se cruzó de brazos.
-¡Pues así! ¡Inesperada! ¿Cómo podría? Nunca me lo vi venir, y ahí me percaté de que...- negué, frunciendo el ceño -Bueno, ¿y eso qué? ¡Da igual! Fue durante mi vida humana, ya no importa.
-No la recordarías de no ser así- entrecerró los ojos.
-Lo hago porque fue una persona cercana, como Lizzie y mis jefes ¡No me vas a pedir que los olvide así como así! ¿Verdad?- enarqué una ceja.
-Sólo quiero que olvides a Park Boom.
-¡¿Porqué?!- este ser ya estaba sacándome de mis casillas.
-¡Porque yo estoy aquí! ¿O no?- de dos zancadas atravesó el espacio entre ambos, haciéndome retroceder un paso, atónito –Me tienes a mí, enteramente a tu disposición. ¿Porqué sigues pensando en esa humana?
-No comprendo...T-tú...estás...- tartamudeé, sorprendido por su cercanía -¡Lo que dices...!
-Estoy enamorado de ti, Ji Yong- dijo, y sus ojos se suavizaron, volviendo al tono azul –Cuando te observé por primera vez desde la piedra de mi bastón...- pegó su frente a la mía, deslizando sus labios a mi sien y aspirando con fuerza –Y tu cuerpo- colocó sus manos en mi cintura –Nunca me había atraído un cuerpo humano ni me había parecido sensual un humano jamás. Pero eres tú...y toda tu personalidad...que yo...
Estaba tan perplejo e impactado, que no supe responderle debidamente. Lo único que salió de mi boca mientras lo miraba fijamente fue:
-Tus ojos...cambiaron de color.
El soltó una risita cargada de desesperación. Posando una de mis manos en su corazón, que palpitaba fuertemente, me dijo:
-Y dime, mi amor...¿de qué color los ves ahora?
Quería responderle, quería decirle que eran marrones. Pero en lugar de eso, volví a tartamudear.
-Tu y yo...so-somos... Eres el Padre Tiempo, y yo...el nuevo Preceptor- temblé, asustado –Tienes...¡hijas!- me separé de golpe –Y estás con la Madre Naturaleza, de modo que...- me relamí los labios -Jamás puede haber algo entre nosotros- negué, retrocediendo.
No estaba muy seguro de cuál fue la principal emoción que lo embargó en ese momento, porque sus ojos revolotearon entre el rojo, morado, gris, verde y negro, pero fuera la que fuera, hizo que caminara firmemente hasta la salida y no me permitiera verlo por una semana entera.
Me di una idea bastante cercana de sus sentimientos cuando, al pasar los días, iba recibiendo las notas de Daesung en mi recámara. Las junté todas una noche y releí cada una de ellas:
Azul – Estado Natural
Amarillo - Felicidad/Euforia
Naranja – Celos
Rojo – Enojo
Morado - Miedo
Gris - Tristeza
Verde - Nervios
Negro – Dolor
Magenta - Miente
Me recargué en el balcón, casi deprimido y desesperado.
En esa lista no se mostraba el marrón, y el guardián ya no me envió mas notas.
Jalé mis cabellos, exasperado.
A la mañana siguiente, traté de concentrarme en algo, cualquier cosa, hasta en el gato, para asi poder dejar de pensar tanto.
A pesar de que Cronos no estuviese cerca, yo continué estudiando todo lo que me era posible. No me iba tan mal.
Sólo que esa mañana estaba algo torpe, y justo cuando estaba acomodando unos libros, se me resbalaron y cayeron al suelo. No tenía excusa, pues había una mesita cerca para apoyarme.
Resoplando, me agaché a recogerlos todos, pero una mano grande y pálida los tomó todos de un solo y elegante movimiento.
Levanté la mirada, sorprendido, topándome con unos ojos verdes y un rostro nervioso.
-Déjame ayudarte con esto- y los colocó todos en la mesa, para después ayudarme a ponerme de pie.
-No estabas- dije, un poco enfadado –No te vi por una semana.
-Disculpa, tuve un repentino viaje a Busan- no mentía, porque sus ojos no estaban magentas –Supuse que no querrías verme, así que pensé que lo mejor sería simplemente irme y darte tu espacio- desvió la mirada.
-Te eché de menos- solté inconscientemente. Cuando me di cuenta de mi error me sonrojé y me maldije, porque había hecho que Cronos levantara la mirada de golpe, esperanzado –Porque estuve estudiando solo todo este tiempo. ¡Es tu responsabilidad enseñarme!
-Pero no es la única, Ji Yong- se defendió -Además- caminó hasta el escritorio y comenzó a ojear algunos libros –Veo que has avanzado lo suficientemente bien durante mi ausencia.
-Hice cuanto pude- me coloqué a su lado, orgulloso de mi progreso.
-Mi cielo, ¿qué has pensando en estos días?- repentinamente me tomó la mano, llevándola a su corazón que se agitaba como las alas de un colibrí, mientras me mostraba de nuevo sus ojos marrones.
-¿De qué hablas?- me sonrojé, nervioso.
-Sabes a lo que me refiero. ¿Tú querrías...que dejáramos de ser tú y yo...para convertirnos...en un nosotros?
El corazón saltó emocionado en mi pecho y me sentí lleno de ternura en ese momento por sus palabras. Pero me odié mucho a mí mismo cuando solté:
-Tu y yo...son dos cosas muy separadas- fruncí el ceño, apartando mi mano de su pecho, porque no soporté cuando comenzó a latir tan despacio –Lo siento mucho- eso vino de lo profundo de mi alma.
-No lo hagas- respondió.
Me sorprendí enormemente al ver la brillante sonrisa que brotaba en sus labios y como sus ojos retornaban a su azul natural.
-Ya verás que no son piezas tan apartadas como crees, pequeño. Y yo soy el mismísimo Tiempo, así que puedo esperar. Mi paciencia se ha entrenado por siglos y siglos.
Me puse rojo como un tomate.
-¡¿Pero qué pasa contigo?!- le grité avergonzado, arrojándole un libro.
Salí huyendo del lugar, a la vez que lo escuchaba carcajearse.
-Descarado...- gruñí al caminar por el pasillo, pero una sonrisa boba bailó en mis labios.
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¿Romántico verdad?
Este cap lo escribí con ganas y mucho cariño. Déjenme sus comentarios (que me encanta leer que piensan) y sus votos. Abrazos para todos
Atte: Roble-G
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EL NUEVO PRECEPTOR
Hayran KurguJi Yong es un chico completamente normal. Tiene un trabajo de medio tiempo en una oficina y trabaja por las tardes como mesero e una cafetería. Sin embargo, un día una misteriosa figura aparece entre las penumbras de su departamento. "-¡¿QUIÉ...