Suspiré.
Otra vez me encontraba en la misma y deplorable situación de hace dos semanas. Contemplando el cielo azul y claro desde la ventana de mi habitación en Natura Domi, sin haber visto a Seung desde hace varios días.
Al parecer, y según con lo que Seungri me repetía una y otra vez, estaba enfrascado en una ardua investigación, tratando de averiguar como fue exactamente que había sucedido esto. Pero yo sabía la verdad, él no quería verme.
-Le hará bien. Prometo que he mejorado bastante en la cocina. Incluso los guardianes del Tiempo han venido a darme un par de consejos y lecciones- me sonrió, ofreciéndome un plato de fruta, al que ni siquiera miré.
-No tengo ganas de eso ahora- negué.
-¡Oh! Pero también le traje emparedados, un plato con panqueques, waffles. Si desea algo en particular, pídalo y yo lo prepararé enseguida- cuando lo miré noté lo ansioso que estaba porque yo comiera algo.
-Vale... ¿Puedes hacer macarrones con mucho queso? Tengo un antojo que...
-¡Enseguida!- asintió efusivamente, sin si quiera dejarme terminar. Corrió fuera de la habitación para hacer realidad mi pedido.
Solté una risita, y un poco más animado, opté por ir a dar una vuelta.
Las pequeñas estaban ocupadas haciendo sus deberes en el mundo humano, por lo que no podía verlas ahora mismo.
Di varias vueltas por el amplio bosque y me detuve cerca del lago, mojándome suavemente los dedos.
En un momento dado, resbalé un poco y me empapé los pies.
-Rayos...- susurré. Como pude, sacudí mis converse y después comencé a regresar a la cabaña.
El corazón se revolvió agitado en mi pecho cuando lo divisé a la distancia, saliendo de ésta.
-¡SEUNG!- grité emocionado y comencé a correr hacia él. Elevó la mirada que estaba fija en el suelo y dio un salto en su lugar, sorprendido.
Me lancé a sus brazos y deposité un beso suave en su mejilla, acariciando sus cabellos.
-Mi amor... ¡Hace días que no te veo!- dije, aliviado de tenerlo al fin frente a mi.
-Estuve...ocupado- me abrazó débilmente -Estás...¿mojado?- miró mis pies y yo me sonrojé un poco.
-Me resbalé apenas un poco cerca del lago.
-Tampoco deberías correr así. Es peligroso...en tu estado- frunció el ceño y yo sonreí.
-Estoy embarazado, no con una enfermedad de muerte- puse los ojos en blanco. Su rostro se endureció.
-Aún no estamos seguros si no es algo parecido- murmuró, con los dientes apretados.
-¿Qué?- me separé.
-Nada, solo... Trata de mantenerte quieto un tiempo, mientras averiguo que está pasando con exactitud.
-Estoy esperando un hijo tuyo, ¿qué vas a averiguar?-me crucé de brazos, enfadado. No me gustaba como se estaba dirigiendo a la situación. Hablando del bebé como si fuera una cosa y no un ser vivo -¡No hay nada que pensar!
-No opino lo mismo- negó, luego me dio un beso frío en la frente –Me marcho ya, te veré en unos días.
-¡¿De nuevo te vas?!- dije, enojado.
-Tengo que investigar sobre esto.
-¡Hace casi dos semanas que no te veo! ¿Dónde te has metido? ¡¿Qué has estado haciendo?!
-¡Te lo he dicho ya!- frunció el ceño, con fastidio -¿No lo comprendes? Trato de entender como sucedió.
-¡Hicimos el amor! ¡ESO PASO!- grité -¿Qué más pudo ser?
-Ji Yong, creo que no comprendes la situación. Lo ves todo con fantasía y sin la seriedad que esto requiere. ¡Eres un hombre y estás esperando un bebé!
-¡¿Y qué?! ¡¿No puedo?!
-¡NO, NO PUEDES! Santo cielo, ¡es antinatural!
-Y otra vez con la misma palabra... ¡Lo dices como si no lo quisieras!
Se quedó callado, mirándome fijamente. El alma se me fue a los pies y los ojos me escocieron.
-¿No lo quieres?- musité, entristecido.
-Ji...
-¡¿NO LO QUIERES?!- grité histérico.
-Es que no es normal- volvió a negar. Me tragué las lágrimas como pude y respiré hondo.
-Pues yo si lo quiero. ¡El bebé crecerá con o sin ti!
-Si lo vieras como yo, también querrías deshacerte de...
Lancé un grito ahogado, indignado. Luego le proporcioné una buena bofetada. Se quedó congelado, y cuando finalmente me miró, lo hizo con asombro y confusión.
-¡VETE AL DIABLO!- grité -¡EL BEBÉ SE QUEDA CONMIGO! ¡DESDE AHORA TU Y YO TERMINAMOS!
Luego eché a correr hacia la cabaña y de un portazo, me encerré en mi habitación. Para mi sorpresa, Seungri ya estaba allí, acomodando algunos platos.
-Pequeño Ji, he preparado un festín que no dejarás ni una migaja. ¡Estoy seguro que estos macarrones me han quedado...!- me miró, perplejo -¿Ji Yong?
-¡¿Qué sentido tiene que me cuide tanto si él no quiere que tenga este bebé?!- grité, destrozado –Seungri, no lo quiere...
El rizado se acercó velozmente hacia mi, y antes de que cayera al suelo, me tomó en brazos, acunándome contra su pecho.
Inevitablemente, rompí en llanto, y entre tartamudeos, le conté todo lo sucedido.
-Oh, Ji... Mi hermano- susurró, con los ojos acuosos, sin dejar de abrazarme.
Perdí la noción sobre el tiempo que estuvimos allí, pero al caer la noche, yo estaba en el invernadero otra vez, con Deméter tarareando para mi.
El sonido era tan dulce, que logró sacarme de mi trance.
-Es mi canción- musité, sorprendido -La que compuse para Seung.
Ella me sonrió y dejó de observar a través de la gema de su bastón.
-Lo sé. Choi estuvo cantándola todo el tiempo cuando estuvimos trabajando para reparar el desastre causado en Las Vegas.
Los ojos se me llenaron de lágrimas y gemí en voz baja.
-No quiere al bebé- enterré el rostro en mis manos, y ella se sentó a mi lado, abrazándome.
-Es sólo que está tan sorprendido, que le aterra el hecho...
-No- negué, interrumpiéndola -Dijo que quiere deshacerse de él- me miró con horror y después me abrazó con más fuerza.
-Ese imbécil- gruñó entre dientes –No tienes que preocuparte por nada. Seungri y yo te ayudaremos con él. Por como lo he oído hablar de la criatura, sé que ya lo ama con todo su corazón aún sin haberlo tocado- sonrió y la acompañé entre risitas, secando mis lágrimas.
-Sí, yo sé que él lo quiere- asentí. Luego suspiré -Seung y yo terminamos.
-No me sorprende que lo hayas dejado después de lo que te dijo- respiró hondo.
-¿Porqué no lo desea tanto como yo?- murmuré, deprimido.
Deméter me recostó en su regazo y yo me aferré a sus piernas.
-Para un ser como Choi, todo lo que no tiene un orden, o no ha sido planeado con anticipación, resulta inaceptable, o como ha dicho esta ocasión, antinatural- me estremecí ante aquella palabra –Cree firmemente que todo debe ser regido con reglas, y de no ser así, entra en pánico. Debido a que la magia antigua te ha dado semejante obsequio no anticipado, Choi entró en estado de alarma. Esa es la única verdad.
-¿Entonces ya no va a quererme?- derramé un par de lágrimas.
-Te prohíbo que pienses semejante cosa- pellizco mi brazo –Choi te adora con toda su alma y tú eres el único poseedor de su corazón- sonreí débilmente –Pero por ahora, está siendo terco y necio.
-Espero que cambie de opinión.
-Ya verás que si. Tú le demostrarás que ese bebé es lo que tanto ha deseado por siglos y que ni siquiera sabía.
Derramé un par de lágrimas más y después me dejé caer en el sueño.
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-....y le he traído un pastel de zarzamora que amará- sonrió Daesung, mientras colocaba una rebanada frente a mi.
Ambos guardianes del Tiempo habían llegado a los pocos días para saber sobre mi estado. Tae se había puesto loco de emoción y Dae no dejaba de cocinar. Mientras tanto, las estaciones me enseñaban a tejer y bordar, cosa que resultó mucho más divertida cuando Seungri se nos unió.
Deméter y Dong Wook se concentraban en el trabajo y ocasionalmente cuidaban de mi.
En cuánto a Seung...
No lo había vuelto a ver desde aquella discusión. Y en cierta manera, pensaba que era lo mejor, aunque no dejaba de extrañarle como un tonto loco.
-¡Es delicioso!- dije, luego de probar el primer bocado.
-Si deseas algo más, pídelo. No queremos que ese bebé nazca desnutrido- intervino Taeyang, depositando galletas junto a mi.
-¡Es tan hermoso!- sonrió Seungri -Será maravilloso, verás como lo consentiremos.
-No quiero un bebé mimado- reí -Y chicos, creo que he subido bastante de peso, mucho más de lo que debería- retiré un poco los platos frente a mi -Además, ya no tengo hambre.
Era la pura y santa verdad.
Justamente el día de hoy cumplía tres meses de embarazo, y un pequeño bulto se me formaba en el estómago. Pareciera que estaba un poco gordo solamente.
-¡Pero si eso es completamente normal!- sonrió Seungri –Te lo digo yo, que soy un guardián de la naturaleza y he supervisado los embarazos de muchas humanas- dejó caer la mejilla en su mano, apoyándose en la mesa del comedor y sonriendo.
Suspiré.
-¿Y...cómo va a llamarse?- preguntó Rose, entrando al lugar junto a sus hermanas.
-Oh- me llevé una mano a los labios –No había reparado en ello.
-Debes pensarlo cuidadosamente.
-Si es un pequeño varón...tal vez...¿Dereck?- meditó Taeyang.
-¿Y si es una niña?
-Uh...- musité, sorprendido. No había considerado esa posibilidad.
-¿Elizabeth te parece bien, tío Ji?- me preguntó Olivia, mirándome con los ojos bien abiertos.
-Es algo que debo consultar con mi Seung- pero al instante me congelé ante mis propias palabras, y un nudo se me formó el la garganta. El silencio reinó en el comedor y sentí mis ojos aguarse –Bueno... Sería lindo si así pudiera hacerlo- bajé la mirada con tristeza –Si me disculpan, deseo ir a recostarme- y temblando me puse de pie.
-Yo lo llevaré- se acercó Daesung, ayudándome a caminar, aunque yo no necesitara ayuda en lo absoluto.
Pasé el resto del día allí tendido, en la cama, llorando por el dolor que me provocaba que él no quisiera a mi bebé.
¿Era el Padre, que no? ¡En algún momento debería darse cuenta que su deber era estar junto a mi!
A la mañana siguiente, apenas abrí los ojos, corrí hacia el baño, devolviendo todo el contenido en mi estómago.
-¿Ji? ¿Estás bien?- Deméter tocó a mi puerta.
-Si- dije, una vez que enjuagué mi boca –Solo náuseas matutinas- y salí, un poco tembloroso.
-Hermano, me temo que debes marcharte a Lorem Tempus- me dijo, sentándose en la cama junto a mi.
-¿Tan pronto?
-Me temo que ya lo hemos pospuesto demasiado... Además sabes bien que allá es tu lugar.
Asentí, derrotado.
Esa misma tarde, todo fue preparado para mi regreso, pero justo antes de partir, Seungri corrió a mi lado, abrazándome.
-Si las cosas se ponen difíciles, llama por mi- me susurró en el oído, y deslizó una extraña hoja de árbol en mi mano -Quémala y yo llegaré al instante- luego la dejó en uno de los bolsillos de mi chaqueta. Al cabo de unos segundos, se separó de mi y sonrió -¡Cuídate mucho y come a montones!
Después atravesamos el portal, pero antes de siquiera tocar el suelo, ambos me sostuvieron para no caer.
-Uff... Por un momento temí que cayera- suspiró aliviado Daesung.
-¡Ni lo digas!- negó Tae -¡Le haría daño al bebé!
-Has regresado- la ronca y fuerte de Seung nos hizo callar.
-¿Podrían llevar mi equipaje arriba? También me gustaría algo para comer, muero de hambre- ambos asintieron y casi sonreí cuando percibí como peleaban entre sí por ver quien cocinaría esta vez.
-No creí que estuvieras aquí. Supuse que estarías investigando- me crucé de brazos. Mentira. Sabía perfectamente que estaba esperando por mi aquí.
-Aún tengo responsabilidades en el mundo humano, no lo olvides.
Asentí y comencé a andar hacia la puerta, pero me detuve cuando el colocó una mano en mi vientre para detenerme.
Atónito, la retiró al instante.
-Ha crecido- murmuró, perplejo. Yo resoplé.
-Pues claro, es un bebé. Todos los bebés crecen, se desarrollan.
-Mi amor, ¿qué has pensado estos días?
-Ya te dije que voy a conservarlo- lo empujé sutilmente.
-No me refería a eso. Mas bien, a nosotros- me miró anhelante.
-No hay ni habrá un nosotros mientras no aceptes a tu hijo- y caminé sin detenerme hasta que llegué a mi habitación.
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EL NUEVO PRECEPTOR
FanficJi Yong es un chico completamente normal. Tiene un trabajo de medio tiempo en una oficina y trabaja por las tardes como mesero e una cafetería. Sin embargo, un día una misteriosa figura aparece entre las penumbras de su departamento. "-¡¿QUIÉ...