Capítulo 8: RAYO

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 Pasamos lo que quedó de la tarde charlando y conociéndonos

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Pasamos lo que quedó de la tarde charlando y conociéndonos.

Nadie apareció cerca del lago, lo que me hizo entender que todos estaban dándonos privacidad, de modo que pudiéramos conocernos mejor.

Admito que estaba funcionando. Las pequeñas reían y jugaba conmigo como si me conocieran de toda la vida. Excepto...tal vez, Ginger, que se mantuvo al margen casi por completo, mirándome con desconfianza.

Aun así, era adorable.

-Entonces...¿tú que eres nuestro?- preguntó Olivia, mientras unas pequeñas mariposas revoloteaban a su alrededor y se posaban en sus hombros.

-Ummm...- medité -Bueno, acorde a lo que me ha dicho su padre, soy hermano de la Naturaleza y el compañero eterno del Tiempo.

-¡Eres nuestro Tío!- Rose saltó feliz a mi regazo, y le acaricié los cabellos dorados -Es bueno tener algo de compañía- sonrió -Mamá siempre está ocupada con su trabajo, y no vemos mucho a papi- hizo un puchero, triste.

-Eso es porque tienen cosas importantes que hacer, además, los guardianes cuidan de nosotras regularmente- habló Ginger, acercándose a Olivia, quien al tenerla cerca estornudó con ganas -Lo siento, siempre me olvido- dijo, sacudiéndose el vestido blanco y logrando que un sinfín de copos salieran volando.

-¿Los guardianes del Tiempo vienen a cuidarlas?- pregunté, sacando un pañuelo de mi bolsillo y pasándoselo a Olivia.

-Nos referimos a los de la Naturaleza.

-Pero creí que solo había uno. Lee Seung Hyun- fruncí el ceño.

-No, tío Ji- me dijo Rose -Hay otro, pero no está ahora aquí, fue a un viaje. Los guardianes casi siempre están fuera.

-Oh- fue lo único que pude decir.

Después de un rato comenzó a oscurecer, y comenzamos a levantarnos para, según ellas, llevarme a casa.

-Linda, ¿quieres que te cargue?- le pregunté a Amber, pues iba a paso lento, pero ella solo me miró distante, mientras hojas de otoño caían de su vestido.

-Ella no habla mucho, tío Ji Yong- me dijo Olivia -Siempre es así de callada.

-Ya veo...- murmuré. Me acerqué despacio hasta ella y la tomé en brazos. No se opuso, por el contrario, paso sus brazos alrededor de mi cuello, pero sin pronunciar palabra. Continuamos charlando y caminando, pero nos detuvimos de golpe al encontrarnos ante una figura. Vestía de blanco, era alto y delgado, con el cabello castaño y liso, peinado hacia un lado.

-¿Y tú quién eres?- espetó, fulminándome con la mirada.

-¡Es nuestro tío! ¡Es hermano de mamá y compañero de papá!- explicó Olivia, devolviéndome el pañuelo, con una sonrisa. El hombre enarcó una ceja, esperando por una respuesta de mi parte.

-Umm... Me disculpo por aparecer tan repentinamente- deposité con cuidado a Amber en el suelo y me acerqué hasta él -Mi nombre es Kwon Ji Yong, soy el Nuevo Preceptor- le tendí la mano para estrechársela, pero no me devolvió el gesto, solo me miró perplejo.

-¡Finalmente apareciste! Pero...- sacudió la cabeza y frunció el ceño –No me interesa quien seas. Aún eres un desconocido, y perdóname, pero no puedo dejar que andes por ahí con las estaciones. ¡Vengan acá!- les dijo a las niñas, y temblaron, nerviosas. Por ese simple gesto, supe que le tenían miedo, a excepción de Ginger, que se encaminó hacia él sin dudar.

-Vengan con Dong Wook- le dijo el invierno a sus hermanas.

Las otras tres se miraron con confusión, no muy seguras de que hacer.

-Si no te importa, me quedo con ellas un poco más- dije, con firmeza, acercándome a ellas y colocándolas en mi espalda. No entendía de dónde había salido eso, yo jamás había sido así de protector.

-Pues me importa. ¿No escucharon lo que dije? Quiero que vengan acá- les habló el hombre, y ellas se encogieron.

-¡Y yo dije que se quedan conmigo!- le grité, ahora enfadado.

-¿Quién te crees que eres? ¡Estúpido! ¡SOY UN GUARDIÁN DE LA NATURALEZA!- vociferó.

-¡Y yo su Preceptor! Hasta donde sé, tengo más derecho sobre ellas que tú. ¡Así que no me dirás que hacer!

-Vaya que eres imbécil- se burló -Bueno, yo lo pedí por las buenas- y levantó ambas manos al cielo, por el cual atravesó un brillante rayo que se dirigió exactamente hasta sus manos. Retrocedí un par de pasos, cubriendo a las pequeñas tras de mi.

Entonces juntó toda la energía y la arrojó hacia mi.

Volé por el aire y me estampé contra el tronco de un árbol con fuerza, para después caer y golpearme en la cabeza con un par de rocas.

-¡CHOI DONG WOOK!- escuché un grito a lo lejos. Toqué mi cabeza y sentí un líquido caliente en los dedos. Mi respiración estaba agitada, y me dolía el cuerpo como el demonio.

-¡JI YONG!- alguien se arrodilló a mi lado -¡Maldición! Has recibido un golpe horrible. Deméter va a matar a Dong Wook.

-Hyun... Hyun, por favor... Ayúdame...- pedí.

-Ji Yong, ¿sabes quién soy?- sentí unos golpes en la mejilla –No es Cronos. Soy Seungri. ¡Ji Yong! No cierres los ojos, mírame- pero no podía enfocar la mirada. Lo último que escuché antes de caer en la inconciencia fueron gritos y mi nombre pronunciado por una voz dulce e infantil.

---

Desperté en una habitación que no era la mía. Todo era de madera y olía a jazmín.

Con lentitud y mucho esfuerzo, comencé a sentarme. Lance un quejido al sentir un dolor agudo en el pecho. Casi al instante, escuché un jadeo de sorpresa.

-¡Tío Ji Yong!- exclamó Olivia, sonriendo -¡Despertaste! ¡Sabía que estarías bien!- corrió hasta la cama y se sentó a un costado mío, abrazándome con firmeza.

-¿Dónde estoy?- pregunté, separándome de ella.

-En Natura Domi, esta es la cabaña donde vivimos- sonrió, tendiéndome una taza de té.

-¿Dónde están tus hermanas?- bebí de la infusión.

-Esperando abajo- abrí la boca para hablar, pero ella me interrumpió -No, no están solas. Mami está con ellas, yo me quede contigo porque curé tus heridas- y señaló mi pecho, que hasta ese momento, no me había percatado que estaba descubierto. Había varias hojas puestas sobre él, y al retirarlas, encontré solo marcas rojas.

-Impresionante- le sonreí, mientras las mariposas revoloteaban de nuevo a su alrededor.

-¿Pero sabes? Papi está muy enojado con Dong Wook, por como te trató. Él sigue diciendo que es porque eras un desconocido y lo hizo por protegernos, pero papi lo le cree en lo absoluto.

-¿Y qué sucedió cuando me desmayé?

-Mami comenzó a gritarle a Dogn Wook, y Seungri estaba tratando de saber si estabas bien. Papi se enfado tanto, que destruyó un par de árboles sin querer- colocó hojas nuevas en mi pecho.

-¡¿Destruirlos?! ¡¿Cómo?!- estaba perplejo.

-Con su bastón, claro- respondió ella, como si fuera la cosa más obvia del mundo.

Suspiré y asentí. Un rato después, bajamos hasta la sala. Por lo poco que había visto, la cabaña era inmensa y muy cálida, llena de color y tranquilidad, que te hacía sentir como en casa.

-¡Tío Ji!- dijo Rose, poniéndose de pie al instante y corriendo hasta mí. Amber la imitó y las tomé entre brazos a ambas.

-¿Te sientes mejor, hermano?- preguntó Deméter. Lo miré confundido unos segundos, pero después asentí -Es bueno que así sea, realmente me preocupaste allá afuera- me abrazó un momento.

-Y...- carraspeé -¿Y Cronos?

-¡Oh! No te preocupes, querido. El está dándole a Dong Wook la reprimenda que merece- y comenzó a guiarme hasta el sillón donde estaba Ginger. Hasta ese momento no había pronunciado palabra, solo me miraba con interés.

Deméter me sentó a su lado y tomó mis manos.

-Me atrevo a decir que te sientes mucho mejor... Olivia es una excelente curandera- me guiñó un ojo, y yo reí.

-Lo es, sí- tomé sus manos para devolver el gesto y me percaté de una pequeña protuberancia en su dedo anular. Era un anillo verde oscuro con un diamante blanco en la parte posterior. Era idéntico al que portaba Cronos. No pude evitar soltar un jadeo por la sorpresa.

-Oh, veo que te llamó la atención- me sonrió, inclinando su mano hacia mi para que pudiera verlo mejor –Fue un regalo de alguien muy, muy especial- y los ojos le brillaron. Tragué mis sentimientos y asentí.

-Sí, yo...eh...Cronos ya... Cronos ya me ha dicho que ustedes están casados- tartamudeé.

-¿Ca...sados?- Deméter había repetido la misma reacción que había hecho Cronos aquél día en mi departamento: Ladear la cabeza, mirarme confundida y pronunciar aquella palabra como si me la acabara de inventar.

-Exacto... Es que ustedes no pueden tener a cuatro pequeñas y no estarlo- suspiré, acariciando las cabelleras de Rose y Ginger. Sorprendentemente, ésta última se dejó sin refutar.

-Oh... ¡Hahahahaha!- estalló en carcajadas -Cariño, me temo que tienes razón, pero...- fue interrumpida por un golpe sordo que provocó la puerta de la sala al abrirse. Cronos entró con la misma elegancia y garbo de siempre, con los ojos rojos brillándole. Detrás de él estaba Dong Wook, pero él lo tomó del cuello de la camisa y lo empujó hacia el frente. El guardián perdió el equilibrio y cayó.

-¡Seungri!- llamó Deméter. Un pequeño tornado se hizo presente en el lugar y el mencionado salió de éste, haciendo una reverencia hacia Cronos y otros girándose hacia nosotros.

-Mis señores, ¿en qué puedo servirles?- habló, con la cabeza gacha.

-Lee, por favor lleva a las pequeñas a sus habitaciones. Que coman algo y después que duerman- pidió, mientras le daba un suave apretón a su mano. Lee asintió con una sonrisa dulce.

-Claro que si, madame. ¿Necesita algo más?

-Eso es todo para mí.

-¿Señor Cronos?- el aludido negó, sin despegar la vista del hombre que estaba aún tirado en el piso, que hasta ese momento me percataba de que estaba sucio de sus blancas prendas.

-¿Y usted, mi señor?- me habló.

-¿Perdón?- pasé saliva, confundido.

-¿Puedo servirle de alguna manera?- me miró, algo preocupado -¿Se encuentra mejor?

-Yo...- eché una mirada a Cronos, que aún permanecía con los ojos rojos, ahora casi carmesíes -Estoy bastante repuesto, gracias. Por favor, lleva a mis pequeñas arriba.

Me sonrojé de golpe cuando me percaté que dije "mis". Apenas las conocía, no tenía derecho a tratarlas con tanta confianza. Sin embargo, Deméter sonrió con satisfacción, como si estuviera orgullosa de lo que acaba de escuchar.

Lee asintió, y las niñas se lanzaron a mis brazos, despidiéndose para ir a dormir, a excepción, claro, de Ginger, que respiró hondo y se limitó a asentir en mi dirección para después marcharse con sus hermanas.

Los miré subir por las escaleras y luego me volví a verlos.

-¡¿Cómo te atreves?!- vociferó Deméter con los ojos rojos, poniéndose de pie. Por mera inercia la imité -¡Es el Preceptor! ¡PUDISTE HABERLO MATADO!

-No tienes idea de lo que haces...- le dijo Cronos. A pesar de que su voz había sido a un volumen normal, no había dejado de ser menos intimidante –Nos costó 2 siglos enteros encontrarlo...¡y tu vienes aquí y lo atacas como si fueras más importante que él!

Levantó su bastón, que comenzó a brillar con fuerza, y lo apuntó hacia él, listo para atacarlo.

-¡ESPERA!- grité, agachándome frente a Dong Wook, levantando la mano para impedir lo que sea que fuera a hacer.

-¡Ji Yong!- Deméter estaba perpleja, al igual que Cronos.

-¡No le hagas daño! ¡Por favor!- supliqué -Yo no me presenté ante él. No tenía idea de quién era, por eso me atacó- me inventé.

-Ji Yong, no me mientas- Cronos estaba enfadado, pero el rojo de sus ojos ya no era tan intenso –El mismo Dong Wook reconoció quien eras.

¡Carajo! ¡Que idiota!

-Bien, bien... ¡Lo admito! Si me presenté, le dije quien era. Pero debes ponerte en sus zapatos, ¿qué hubieras hecho tú si me vieses con tus hijas de un día para otro sin tener dea de quién soy? ¿No te habrías, al menos, sorprendido un poco?- comencé a arrastrarme en dirección a ambos Dioses, y me coloqué de rodillas. Esto era un poco patético, pero no quería ser responsable de una muerte por haber sido necio.

-No lo lastimes, por favor- pedí.

-¡Ji Yong!- habló Cronos, perplejo.

-Hermano, no nos hagas esto. Tu eres...

-Sólo un humano que aún no se convierte en el Preceptor oficialmente. Al menos, no me han coronado aún- dije, interrumpiendo a la Madre Naturaleza. Cronos se arrodilló a mi lado y tomó mis manos, depositando un beso en cada una.

-Perdóname- me abrazó un momento. Al separarse noté sus ojos grises –Mira lo que te he hecho hacer por no saber controlar mis emociones.

Deméter nos puso de pie a ambos, y nos tomó de las manos.

-Has demostrado ser bondadoso y gentil. Vas convertirte en un buen Dios- me sonrió. Devolví el gesto brevemente y me di la vuelta, topándome con la mirada estupefacta de Dong Wook.

-Arriba- le dije, acercándome y ayudándole a levantarse. Una vez a la misma altura, le sacudí un poco las ropas y me alejé un paso, sonriéndole -Mucho gusto, mi nombre es Kwon Ji Yong. Soy el nuevo Preceptor.

El se colocó una rodilla en el suelo, haciéndome una reverencia.

-Mi señor...- dijo, con la cabeza agachada, mostrándome todo su respeto, pero era consiente de como se sentía. Sin perder la sonrisa, coloqué los dedos bajo su mentón e hice que me mirara.

-No hay razón para mostrarse así. No te avergüences.

Los tres me miraron con los ojos bien abiertos por la sorpresa. Me sonrojé un poco.

-Iré a ver a las niñas y después, si tu quieres, nos vamos a Lorem Tempus- murmuré, caminando hacia las escaleras.

Subí casi a la carrera, y en el pasillo me encontré a Lee, que cerraba una puerta con sigilo.

-¡Ah!- se sorprendió al verme –¿Todo está bien?

-Solo quiero despedirme de mis pequeñas- sonreí tímido.

-Oh, mi señor... Deberá perdonarme, ella ya están descansando- hizo un mohín. Asentí.

-Entonces con verlas me conformo.

Me señaló sus respectivas habitaciones y me regaló algo de privacidad. Comencé por la más pequeña, que es Olivia. Al entrar, la encontré durmiendo plácidamente mientras las mariposas descansaban a su alrededor. Sonreí y acercándome silenciosamente, deposité un beso en su frente, cubriéndola más con las sábanas.

El mismo proceso se repitió con Rose y Amber. Con la primera había flores creciendo en su ventana, y en la segunda, hojas de Otoño regadas por el suelo, que crujieron bajo mis pies, pero que milagrosamente no la despertaron.

Justo estaba entrando a la habitación de Ginger, cuando me sorprendí al presenciar tanta oscuridad y frío.

-¿Pequeña?- murmuré, percatándome de como una nube blanca salía de mis labios. Me estremecí, pero aún así caminé hasta la cama -¿Ginger?- pero estaba vacía.

-¿Qué quieres?- me espetó, desde algún lugar que no podía ver.

-Solo quería saber si estabas durmiendo, y despedirme. Me marcho a Lorem Tempus- volví a temblar por el frío.

-Pues vete. De todas maneras no te quiero aquí- y se mostró ante la luz de luna que se escurría por la ventana. Sus ojos grises me escrutaron.

-¿No le das un abrazo al Tío Ji Yong?- dije, abriendo los brazos para ella, aunque me estuviese muriendo de frío.

-Creo que no comprendes la situación- rio amargamente –No te quiero cerca. ¿No ves que no confío en ti?- se dio la vuelta, lista para irse.

-Pero respondes ante mi- me llevé las manos a los brazos y froté, tratando de recuperar algo de calor –Tu y tus hermanas...son...ustedes...- tartamudeé.

-Será mejor que salgas, o te vas a congelar aquí dentro- se encaminó a la cama -Además, es tarde y quiero descansar ahora.

-B...bien...- de alguna manera me las arreglé para acercarme hasta ella y depositar un beso en su frente tan fría como la del hielo –Bue...buenas....n-n-noo...ches...- y me apresuré a salir. Una vez en el pasillo, recuperé la sensibilidad en los dedos y respiré con normalidad.

-Va a ser difícil ganarse a esa niña...- me dije –Pero soy su Preceptor y punto final.

Aún entumecido, caminé hasta la sala, donde Seungri hablaba con Deméter y Cronos mantenía la vista fija en el fuego de la chimenea.

-¿Estás listo, hermano?- preguntó ella, una vez que me vió. Asentí, mientras a la carrera, caminaba a un lado de Cronos y me acercaba al calor del fuego. Suspiré aliviado cuando la cálida y agradable sensación comenzó a esparcirse en mi cuerpo.

-Estabas con Ginger- me dijo, mirándome con una sonrisa.

-¡Brr...! Si, estaba con ella- me estremecí, aún por el frío. De pronto sentí un peso extra en mis hombros y me estremecí de una forma muy diferente al reconocer el aroma delicioso. Se había quitado el saco y me lo había colocado, quedándose en chaleco y pantalones azules con la camisa negra. De su chaleco sobresalía la cadena del reloj de bolsillo.

Me miró y noté esos ojos marrones que me apretujaban el corazón y me hacían sentir ligero.

-Choi, Seungri se hará cargo de ahora en adelante, así que no debes preocuparte más por eso- le dijo Deméter. Casi al instante sus ojos volvieron de golpe al azul claro.

-¿Sobre qué?- pregunté, mirándola con curiosidad.

-Nada, hermano- me sonrió -Ha sido un día muy largo para ti, así que luego hablaremos sobre ello.

-Agh... Ni lo menciones- resopló Cronos, comenzando a revolverse el cabello y arremangándose la camisa, mostrando esos brazos fuertes y...

-Será mejor que vaya a descansar, señor Ji Yong- me sacó de mis pensamientos Seungri.

-¿Dormiré aquí?

-Nada de eso- dijo Cronos, tomando su bastón –Nos vamos a casa- y comenzó a abrir un portal.

-Pero ésta también es tu casa- ella hizo un puchero. Él suspiró y le dio un apretón en las manos.

-Sabes a lo que me refiero- le dijo.

-Sí... Lo sé bien- compartieron un abrazo fuerte y después me miró.

-Cuídate mucho, hermano mío. Recuerda que este es tu hogar y puedes venir cuando lo desees- besó mis mejillas y entrelazó nuestras manos –De todas maneras, debes venir a pasar tiempo con las estaciones. Con TUS estaciones- me sonrió. Reí y asentí.

-Volveré cuando sea posible.

-"LOREM TEMPUS"- ordenó Cronos, y el portal apareció. Comencé a alejarme un poco, listo para correr.

-¡Ji Yong! ¡La respiración! ¡No te olvides!- me habló Seungri, preocupado. Casi lo había olvidado, pero asentí efusivamente.

-Vamos ahora- Cronos me tomó de la mano, y sus ojos volvieron a ser marrones, mientras me miraba con ternura. No pude evitar sonreírle, pero nuevamente, me quedé quieto al ver a Deméter abrir los ojos como platos mientras nos miraba.

-¡Oh! Choi, tus ojos son... ¡Eso significa que...!- no pude escuchar más porque estábamos corriendo ya travesamos el portal.

Pensando que caería de bruces en el suelo, me cubrí el rostro con las manos, pero el impacto fue suave. Cronos me tenia entre brazos.

Di una bocanada de aire, y me sentí feliz al no tener ningún malestar, pero de inmediato todo fue remplazado al sentir el repentino cansancio.

-Estás agotado- murmuró, acariciándome el rostro. Miré hacia arriba, observando a detalle el cielo oscuro.

-Mi señor, han llegado- escuché la voz de Daesung acercándose -¿Quiere que lo lleve a descansar?- y comenzó a tratar de cargarme, pero yo me aferré a Cronos como si mi vida dependiera de ello.

-¡No!- gruñí. Los ojos verdes de Cronos me miraron, pero el cansancio era tanto, que no me importó y envolví los brazos en torno a su cuello, apretando entre mis dedos el cuello de su camisa, mientras cerraba los ojos -Llévame tú- y me acurruqué en su pecho, aspirando su magnífico aroma.

No supe muy bien que pasó después, solo fui consiente de un movimiento suave y rítmico. Cuando abrí los ojos, Cronos se las arreglaba para cerrar la puerta y entrar a mi habitación.

Como si fuera alguna pieza de porcelana, me depositó con extrema delicadeza sobre la cama.

-Ya estamos aquí, Ji Yong- y trató de zafar mi agarre, pero en lugar de eso, lo atraje hasta mi y lo obligué a costarse a mi lado –Mi cielo, yo...

-Está bien- susurré, casi dormido –Descansemos ahora.

Antes de caer en la inconciencia, sentí como besaba mis mejillas y me susurraba:

-Te quiero...

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¿No es esto hermoso? ¡AH! ¡El amoooor! 

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Atte: Roble-G <3

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