07.

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Miedo.

Él no sabía qué hacer, desde que llegó a Teikō fue el centro de la atención y admiración de las estudiantes. Sin embargo, ya se sentía aburrido de la rutina, era bueno en todo y si se lo proponía podía conseguir lo que quisiera, excepto a alguien. Konoe Hatsu estuvo en sus pensamientos desde la primera vez que la vio, cuando entró a su salón a dejarle algunos papeles a la profesora. Justo a él en ese momento se le había caído su lápiz, el cual todo hasta los pies de ella, quien tímidamente se agachó y lo recogió, luego fue a dejárselo, mientras le dedicaba una sonrisa amable.

—Gracias— le dijo algo consternado por su presencia cuando le dejó el lápiz en su pupitre. Aunque, no recibió respuestas, ella salió huyendo avergonzada en el momento que se dio cuanta que todas las miradas de los presentes en la clase estaban puestas en ellos. Ninguno de los dos sabía que huir se volvería en una acción muy común en su amistad.

Por más que pasaron los días en la escuela, no podía sacar de su cabeza a la chica con lentes. Supo cómo se llamaba a la semana siguiente de conocerla, Konoe Hatsu, escucho salir ese nombre de la boca de una de sus fans, quien estaba celosa al saber que esa chica cualquiera estuvo en un contacto tan cercano con él. En ese tiempo Hatsu nunca imaginó todo el odio y burlas por parte de las fans de Kise, que iba a soportar, por solo ser su amiga; ni él lo sabría.

Luego de conocer su nombre, más cosas llego a saber de ella y, mientras más averiguaba, más veces en el día ella ocupaba sus pensamientos. Al parecer toda la escuela ya notaba el interés del chico hacia ella, a excepción de la última, ignoraba este hecho más que nadie. Ahí fue cuando él se dio cuenta de lo distraída que era, y aprovecho esta característica para observarla. Esto llevó a qué Kise no solo tuviera a Hatsu en sus pensamiento, sino que también su mirada, y en tres meses más tarde en su corazón.

Le fascinaba verla en los recreos cuando leía y sus lentes se deslizaban hasta llegar a la punta de su nariz, removiéndola incómoda y con unos de sus dedos y devolvía los lentes a su lugar. O también le encantaban los dibujos que Hatsu realizaba, su profesora solía ponerlos en el diario mural, donde mostraban los procesos de los alumnos del taller de Artes. Nadie del estudiantado, ni ella, supo que era Kise, el que robaba sus dibujos. Al principio no sabía por qué se los llevaba, pero con el tiempo, llegó a conocer más de Hatsu, sus intereses y gustos. Empezó a desear ser plasmado en unos de sus dibujos, aunque ella ya lo hizo numerosas veces desde que empezaron a ser amigos, y él nunca lo supo.

Puede parecer algo raro, ya que a partir de algo que tanto le encanta realizar a Hatsu, y de observar a Kise, el taller de Artes, es posiblemente el detonante que sacó a la luz todos los problemas con los que su amistad se originó.

Para Kise ser bueno en todo, no le servía para nada. A la única persona que le interesaba impresionar, no parecía notar su presencia. Incluso llegó a chocar intencionalmente con ella cuando coincidían en algún pasillo, la primera vez fue para intentar hablarle y  en un futuro ser su amigo, ante el fracaso de su plan, los siguientes  choques fueron para intercambiar algunas palabras cortas o simplemente escuchar su voz. Parece una técnica un poco violenta, pero hay que recordar, que la razón por la que empezaron a hablarse fue a partir del pelotazo que le dio Kise a Hatsu, unos tres meses después de haber sido su acosador personal.

Aunque él nunca planeó golpearla en la cara con la pelota, solo quería tirarla cerca de ella para que lo mirara, le devolviera el balón o algo por el estilo, pero calculo muy mal. A pesar de sentirse totalmente culpable y de lamentar mucho haber herido a Hatsu, se quedó con lo positivo, este accidente le permitió acercarse a ella, a mirarla de cerca, a tocarla, a preocuparse, invitarla a salir... como amigos.

Nunca supo por qué él dibujó la línea imaginaria de amigos. Al principio fue la excusó que utilizó para acercarse a ella, pero luego, fue como su caparazón para mantenerse allí.

Se enamoró de ella, y eso le atemorizó más que nada. Temía lastimarla y salir lastimado. Le aterrorizaba que cada mañana al llegar a Teikō,  su corazón se volvía loco solo con saludarla y oír los secretos que él guardaba y nunca salieron de su boca, porque el ya guardaba su amor hacia ella.

Intentó suprimir todos sus sentimiento, aprendió a ignorarlos, y a alejarse, pero sin disminuir la distancia. Todo bajo la actuación del mejor amigo.

En la actualidad, Kise Ryōta salía de Kaijō, para escapar de Hatsu o de sus sentimientos. No podía controlar su frustración, ni sus ganas de demostrarle a ella todo lo que sentía. Era como si todo lo que intentó ocultar saliera, al igual que un vaso cuando rebalsa al echarle mucha agua y excede sus limites.

Los sentimientos que él tenía guardado ya no querían seguir estándolo.

La línea que él había hecho, quería borrarla y traspasarla.

Pero tenía tanto miedo.

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N/A: Una pequeña sorpresa/-\

Quedan pocos capítulos:(

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Besos en la frente || KUROKO NO BASKET ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora