Esta es una historia narrada desde la perspectiva de Sesshomaru.
Todo inicia con las consecuencias de una vida llena de libertinaje y excesos, esto conlleva a que nuestro peli plata favorito tenga uno de los peores días de su vida, para finalmente...
-Dime kag- dijo mientras la tomaba de la cintura de modo que se miraban mutuamente y no nos miraban, ella coloco delicadamente sus manos sobre su pecho y le miro de una forma que me daban nauseas -¿Te gusta el mayor de los Taisho?- ¿De dónde diablos me conocía? Estaba sorprendido y no pude esconderlo.
Ansiaba oír su respuesta.
-Sí, me gusta, me encantaría ser su novia- le respondió inmediatamente mientras acercaba su rostro al de él.
Sus palabras no concordaban con lo que hacía en esos momentos.
-¿Sabe que estas comprometida conmigo?- dijo rosando los labios de ella.
-Sango se lo hizo saber- dijo mientras terminaba de juntar sus labios y se besaban apasionadamente, se pegaron el uno al otro y parecía que eran capaces de llegar al siguiente paso ahí mismo con la puerta abierta, desde donde estábamos se sentía la excitación y el frenesí, mire como Rin se sonrojo furiosamente y se tapaba el rostro sumamente avergonzada, yo ya no quería estar ahí, me sentía muy mal, cuando iba a decirle a mi hermana que mejor nos fuéramos ella volvió a hablar.
-¿Cuánto más tendremos que fingir? Yo no te amo y tú tampoco me amas - dijo mientras se separaba de su rostro y escondía el suyo en el pecho de el en un abrazo necesitado, ahora estaba más interesado en la conversación, pero algo dentro de mi dolía horrores por la escena de hace unos segundos, jamás pensé sentir algo como lo que siento en estos momentos.
Es una clase de opresión en el pecho que no me permite respirar y nubla mis sentidos, me hace sentir solo, triste y decepcionado, pero al mismo tiempo sentía mi sangre hervir furiosa, me sentía capaz de lastimarlos a ambos y al mismo tiempo quería alejarme lo más posible de ellos pero una morbosidad inexplicable me tenía incapaz de moverme de aquí hasta escuchar todo.
El tipo ese suspiro.
-Lo sé, preciosa- odio que le diga así- Sabes que te quiero pero no te amo, así como ocurre contigo, lamento de verdad que esto esté pasando- la abrazo con más fuerza pero cuidando de no lastimarla–Si no te comprometían conmigo lo hubieran hecho con Yue- su voz era molesta y ella se tensó ¿Quién será ese?, hay algo más en esta historia entre ellos y debo descubrirlo, si no lo hago pronto explotare, estoy seguro, y no será bonito de ver.
-Lo sé, sé que aceptaste para protegerme, y que nuestros abogados están buscando la forma de disolver el compromiso sin que yo deba casarme con otro tipo, de forma impuesta y te lo agradezco- lo miro a los ojos y le sonrió mientras acariciaba la mejilla de él y este se inclinaba más a su mano aceptando gustoso la caricia y cerraba los ojos para mayor disfrute, lo maldigo mil veces por estar así con ella –También sé que debemos fingir amor porque nos están vigilando pero...- ella guardo silencio y miro al piso separándose completamente de él.
En mi mente se repite una y otra vez el que quieren romper el compromiso y que no se aman, que todo es actuado y aunque no lo entiendo siento...
Siento que el cielo se abre para mí, hasta oigo el coro de ángeles cantar "Aleluya".
Bueno, estoy exagerando, pero si siento que la opresión que tenía, si bien no desaparece, disminuye en sobremanera.
-Sé que invitaste a los Taisho y te deseo la mejor de las suertes pequeña- dijo alzándole el rostro –Ese tipo no me agrada es un mujeriego- dijo con enojo –Pero puedo ver que esta genuinamente interesado en ti ¿Quién con dos dedos de frente no lo estaría?... Además yo estaré para protegerte... ten paciencia ¿Si?-
-Si-
Ambos voltearon para encaminarse a la salida y nos vieron, estaban muy sorprendidos, Rin estaba avergonzada y yo trataba de parecer inmutable.
-¿Oyeron todo?- pregunto Kagome, Rin no se movía ni decía nada por lo que solo atine a asentir con la cabeza.
-Te dejo para que hablen preciosa- beso su mejilla y paso de largo subiéndose en un auto que estaba estacionado frente al mío y que recién notaba.
-Pasemos por favor- índico ella mientras nos analizaba con sus penetrantes ojos azules.
Rin pareció recuperarse y entro inmediatamente dejándome en la entrada con Kagome, nos miramos pero no nos dijimos nada, luego de un rato pase como si estuviera en mi casa y me encamine despreocupadamente por donde vi pasar a Rin, al llegar a lo que parecía la sala vi a mi hermana parada en el marco de una puerta dándome la espalda, parece que veía la alberca, me acerque a ella y la note tensarse cuando me sintió, vi hacia adelante y....
¿Qué carajos significaba esto?
-No los esperaba tan pronto- dijo Kagome, si, Kagome, ya no más "MI Kagome", esto que veía me partía el corazón...
La alberca estaba arreglada de una forma tan romántica e íntima que me causaba gran dolor en mi pecho, sentía fuertes ganas de voltearme, cogerla de los hombros con fuerza y zarandearla hasta obtener todas las respuestas que quiero y necesito, en caso de no ser las que quiero, zarandearla hasta que se olvide hasta de su nombre y solo me recuerde a mí.
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Imaginen que la mesa es para dos y que no había nadie.
Pero solo la mire dolido, mis ojos se posaron en su ropa húmeda, provocándome pensamientos de lo que paso junto a ese sujeto.
La mire dolido, mis ojos se posaron en su ropa húmeda, provocándome pensamientos de lo que paso junto a ese sujeto.
Maldita sea, no debería afectarme tanto, igual es su prometido y nosotros no somos nada, es decir, yo mismo he hecho cosas peores, pero... Imaginarla con otro me provoca gran dolor.
Tengo tantos deseos de matar a alguien, preferiblemente si ese alguien es de largo cabello azabache trenzado como el de un maldito afeminado y con los ojos azules para hacérselos combinar con un lindo tono morado de tantos golpes que le daré.
-Rin déjanos solos- su voz era tranquila, en todo el tiempo que la he conocido ella jamás se ha visto más que perfecta e inalterable, esto me enfurece aún más, parece que tiene conciencia del daño que causa pero no se siente responsable de ello.
Rin no dudo y salió disparada de ahí, diciéndole bajito "estaré en tu habitación onee-chan", pensándolo bien, Rin conoce muy bien cómo llegar y se mueve por esta casa como si fuera suya, la sangre me hierve al pensar las tantas veces que debió haber acompañado al imbécil de Inuyasha hasta aquí, no puedo evitar enterrar mis uñas en las palmas de mis manos al formar con demasiada fuerza puños, siento como una vena palpita en mi frente y como el calor va a mi rostro, orejas y cuello, debo estar rojo de ira.