Zach no entiende nada de lo que estoy hablando en estos momentos, al mismo tiempo me siento aliviada y feliz de que en mí no vea a una niña en el cuerpo de una mujer de veinticinco años.
―Lo que quiero decir es que ―hago una pausa, ¿en verdad quiero que Zach sepa que soy una holgazana que no sabe cocinar y mucho menos sé hacer cortes en Juliana? ―que yo ―sería lo correcto decirle la verdad, no puedo creer que esté dudando ―soy una ―mi mente me juega un mal partido, ¿estoy debatiendo conmigo misma en mentirle? Él sembró toda su confianza en mí, tengo que hacerlo ―se supone que debo fingir que tengo experiencia en lo que hago, pero no sé nada ―confesado está ―no sé besar ―bajo la voz ante tal confesión, porque ¿quién a sus dos décadas y media no ha dado su primer beso? ―no soporto seguir fingiendo que me aterra tu cercanía y la manera en que te alejas ―dejo de mirar embaldosado que me sostiene, levanto la mirada y la conexión de miradas hace acto de presencia ―también tengo miedo de que esto sea un sueño, de que sea mentira o una simple fantasía, que me aceptes con todo y mis defectos.
Suelta una pequeña risa incomoda, toma mi mano, se toma su tiempo en dejar caricias en ella, en dibujar sobre las líneas de mi palma.
―Si el problema son los pimientos no te preocupes, si el problema es mi proximidad contigo dímelo, o si el problema es... ―no lo dejo terminar cuando me abalanzo sobre él ¿por qué esto tiene que ser tan complicado?
―El problema soy yo ―confieso, ya basta de siempre culpar a los demás ―porque por más que intento grabarme en mi mente que me quieres tal y como soy, me parece irrazonable ―coloco mi mano libre sobre su mentón.
―Ya entiendo ―aclara y se retuerce un poco al momento en que le toco el labio inferior con la yema de mis dedos ―tal vez sea necesario repetirtelo a diario hasta que te lo creas ―suelta mi mano para acariciar mi cabello, reacomodar un mechón rebelde justo con los demás ―te acepto y me gustas así como eres, con tu inocencia y tu ingenuidad; con tu cabello color jitomate y con aquellas diminutas manchas que decoran tu piel pálida, con tus ojos color océano, con esa manera de vestirte demostrando que a pesar de ser inmensamente rica eres humilde ―suspira y coloca su frente contra la mía ―que tú eres una rosa, que eres belleza y pero también maleza. Que aunque tus espinas duelan nunca superaran la cura de tus petalos sobre mi piel.
•Aquí la primera portada de la obra, es el anuncio que Julie publicó. La subí porque ya me habían preguntado antes por el dicha publicidad.
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Sé que el capítulo fue corto pero vale la pena leer el final de este 7u7. La verdad es que me encanto <3.
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Casate conmigo |PAUSADA|
Romance>. >. Julie Navidad Morris Dasher una aficionada de tiempo completo a la literatura se encuentra en un grave problema cuando su madre la obliga a casarse. Pero contraer matrimonio es la ilusión de toda mujer ¿no? Definitivamente no, para Julie no l...