V E I N T E

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Queridas memorias de lo que no puedo decir en voz alta:

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Queridas memorias de lo que no puedo decir en voz alta:

Si alguien hubiera predicho mi futuro unas semanas atrás, me hubiera reído en su cara porque ¿quién creería que me he enamoraría perdidamente de un hombre de carne y hueso en menos de veinticuatro horas?

Tengo miedo, sí claro; pero también quiero vencerlos, quiero ser valiente y dejar mi fragilidad en el pasado. Quiero ser una persona normal por Zach.

Zach supera cualquier héroe literario del cual me haya enamorado, por simple una simple razón: él es real, es tangible, me acaricia, me acepta y defiende.

Ayer fue una de las mejores noches de mi vida, preparamos la cena juntos, los demás chicos comían y reían, y nosotros sólo nos lanzábamos miradas furtivas. Después de cenar pude notar que Abad me miraba diferente. Zach y yo salimos a caminar a la playa.

Es indescriptible las reacciones que provoca en mí, me siento segura y plena, al mismo tiempo una extraña sensación de peligro asalta mi pecho. Simplemente no sé cómo puede lograr tantas emociones contradictorias.

Caminamos tomados de la mano, la brisa fresca remolineaba mi cabello como un pequeño torbellino. Luego nos detuvimos justo donde la actividad hotelera desaparece, tan sólo nos acompañaba la luz de la Luna y unos pocos luceros. Deshizo las agujetas de mis tan apreciados Vans al igual que con los calcetines, su mirada resplandecía en aquella profunda oscuridad que nos brindaba el destino. Él hizo lo mismo con su calzado, tomó mi mano para sentarnos juntos sobre la arena. Al principio fue incómodo sentir arena debajo de mi piel, hasta que los pequeños granos de esta se volvieron cada vez más suaves. Recline mi cabeza en su hombro, como lo suelen hacer en las películas.

Sus dedos de los pies comenzaron a juguetear con los míos, levantamos un poco de arena con cada movimiento realizado. Zach se desprendió de su camisa argumentando que hacia calor, yo hice lo mismo con mi suéter con la misma excusa. La vista era increíble, las estrellas, la playa, mi caballero sin prendas que oculten su belleza a flor de piel, nuestro satélite natural brillando en lo alto del firmamento. Estaba inmensamente feliz aunque el agotamiento de mi cuerpo no me dejo disfrutar mi último día en esta semana con Zach; recosté mi cabeza sobre sus piernas, sus ágiles dedos acariciaban las fibras de mi cabello escarlata. Justo cuando la calma del espacio hacia silencio, mis párpados comenzaban a cerrarse pidiendo descanso. El cansancio invadió mis sentidos y trate de grabar cada momento en mi mente, serían los dos días más infinitos de la semana, sábado y domingo sin su presencia.

Tan sólo recuerdo mi cuerpo balanceándose sobre sus brazos al compás de sus pasos, sus labios susurrando una pausada canción de la cual poco recuerdo.

Casate conmigo |PAUSADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora