―Ya ―susurro, Abad sólo continua coqueteando descaradamente y yo… ¿Aún no lo puedo entender? Simplemente no estoy acostumbrada a este tipo de revelaciones.
―Estoy hambriento ―menciona, Abad sigue remando hasta que la lancha se atasca en la arena y al parecer él no siente frío, el chico con armadura de malo permanece en su espantosamente ajustado calzoncillo sin inmutarse por la corriente de viento. Mientras que yo… siento que me convertiré en un cubo de hielo dentro de unos segundos.
―Yo también ―murmuro, me abrazo a mí misma, y el color de mis mejillas se desvanece; y entonces… me doy cuenta: cada vez que sonrojo una oleada de calor me abraza, y calor es justo lo que necesito en este instante, así que… sólo tengo dos opciones:
1) Decirle a Abad que me diga sus intenciones amorosas conmigo.
2) O pensar en situaciones tiernas con Zach de protagonista.Definitivamente la segunda opción, así que echo a volar mi imaginación y cierro mis párpados: Intento visualizar que el hombre que navega esta lancha es Jorge y no Abad, y pronto se escapa una risa con tan sólo pensarlo. E inesperadamente me sonrojo totalmente cuando un nuevo pensamiento me acecha y logra asustarme, y es: que Jorge me mire así como estoy, con tan sólo mi ropa interior.
La idea me hace estremecer e incluso me avergüenza, abro los ojos de golpe y miro a Abad, aún no se viste lo cual resulta totalmente incómodo. ¡Bastante calor ya!
―Princesita ―se burla ―baje a desayunar ―ordena y me extiende su mano.
Le tomo la mano y me ayuda a salir, y con la otra mano detengo la toalla alrededor de mi cuerpo en busca de encontrar calor. Camino por la arena y pronto me dirijo de nuevo a la lancha para tomar mi ropa y dejar de pasar vergüenzas.
―Por mí puedes estar desnuda ―lo dice con voz provocativa como si estuviera dándome el mejor consejo del mundo ―tampoco es como que tu toalla te cubra mucho, además ¿Qué puedes esconder ahí que no sean tus flacos huesos? ―se ríe de su propio chiste y cuando consigo mi ropa me escondo detrás de unas palmeras.
―No necesitas esconderte ―grita mientras me coloco de nuevo el pantalón, y luego mi sudadera. Mi ropa interior aún está húmeda pero ¿qué opción tengo? ¿Quedarme envuelta en una toalla para que mi subordinado se vuelva loco? ¿Vestirme sin ropa interior? ¡Ninguna de las dos!
Al parecer aún es de mañana, este día se ha vuelto muy largo; me urge que termine. Cuando vuelvo a la orilla Abad ya está masticando algo.―Toma ―me extiende algo y lo tomo, se trata de mi desayuno ¿y es un sándwich?
―¿Qué tiene exactamente esto? ―pregunto confundida mientras me dejo caer en la arena justo en frente de Abad.
―¿Lo que tiene un sándwich normal? ―pregunta y su tono sarcástico me cansa a más no poder. Supongo que mi expresión facial refleja mi enfado porque pronto comienza a hablar. ―Tiene dos rebanadas de pan, crema, jamón ―lo sospechaba ―jitomate, cebolla, lechuga y queso.
―No puedo comerlo, soy vegetariana y no ingiero carne ―replico y le extiendo el sándwich.
―Tienes que comer, es tan sólo una rebanada de jamón. Además estás demasiado flaca ―me examina ―necesitas consumir más proteínas. ―Abad ignora mi gesto de entregarle mi desayuno.
―Abad, no quiero ―musito y hago un puchero.
―Tú dijiste que también tenías hambre, así que cometelo. No hay más alimento que esto. Debes de desayunar ―comienza a hablar como Lia cuando me regaña, su mirada se vuelve profunda ―¿Sabés cuantas personas mueren de desnutrición por falta de dinero? No me hagas enojar ―el chico malo está verdaderamente serio y comienza a darme miedo ―come ―me exige con tono autoritario ―no te vas a morir ―y le da otra mordida a su desayuno dando por terminada la discusión ¿Por qué simplemente no puede hacer lo mismo que Zach y cocinar vegetales?
Examino el sándwich y decido retirar la rebanada de jamón. Abad me mira detenidamente.
―Ni se te ocurra hacer trampa ―menciona ―no nos vamos de aquí hasta que te comas ese maldito jamón ―habla molesto.
Y vaya que la amenaza surtió efecto, le doy el primer mordisco a mi desayuno. Comienzo a masticar y me percato de que sabe delicioso. De inmediato comienzo a comer y cuando menos lo espero he terminado.
―¿Y bien? ―pregunta Abad enarcando una ceja.
―¿Qué? ―contesté.
―¿Te gusto?
―Un poco ―respondo, mintiendo. Y una carcajada se escapa de mi interior.
―Definitivamente estás chiflada ―me escudriña y sacude las morusas de sus piernas desnudas y peludas, se pone de pie y comienza a empujar la lancha de vuelta al océano.―Adiós, Julie. Iré a pescar, encargate de buscar troncos secos ―murmura mientras se aleja lentamente y no puedo creer que me esté abandonando aquí sola.
―¡No! ―comienzo a gritar ―¿Cómo te atreves a abandonarme en esta playa a mi suerte?
―Vuelvo en un rato, no hagas escándalo, princesita ―me dice adiós con la palma de su mano y poco después me lanza un beso. ¿Y quién se cree que es? Abad es mi empleado, y por lo tanto yo doy las órdenes, no él.
―¡Vuelve aquí Abad! ―grité pero mi voz se la trago el viento al igual que mis esperanzas de que él volviera.
Finalmente me recuesto debajo de una palma y cierro mis párpados. Quiero dormir.
Maldita la hora en que coloque ese anuncio en el periódico.
*********
Se supone que en vacaciones me dedicaría a actualizar seguido y mírenme, soy un caso perdido; estoy decepcionada de mí misma (
Pero de todo corazón les deseo un buen inicio de año <3. Deseo que todos sus propósitos sean realizados, les mando un abrazo de oso (virtual ggg) y les doy muchas GRACIAS por su apoyo, con cada voto me alegra el corazón y cada comentario me da mucha motivación para seguir con ustedes, lamento ausentarme sin avisar pero… espero que ustedes comprendan la vida de una estudiante que trabaja veinte horas a la semana. Queda corto un LOS QUIERO MUCHO.
ESTÁS LEYENDO
Casate conmigo |PAUSADA|
Romance>. >. Julie Navidad Morris Dasher una aficionada de tiempo completo a la literatura se encuentra en un grave problema cuando su madre la obliga a casarse. Pero contraer matrimonio es la ilusión de toda mujer ¿no? Definitivamente no, para Julie no l...