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El polvo se levanto  cuando me estrelle contra el suelo. Comenzaban a dolerme los golpes principalmente en  las rodillas y la cara. Mi ropa estaba cubierta de tierra. Tecno decía que la mejor manera de aprender a volar era intentarlo aunque la verdad no parecía que supiera lo que estaba haciendo.

Estas completamente seguro de que esto funcionara – Lo cuestione  mirándolo desde el suelo. Tecno estaba mirándome sentado en la banca que estaba al lado del árbol al cual hiso que me subiera y me lanzara hacia el vacio – por yo que lo en verdad lo dudo  y mucho – me levante y me sacudí  de nuevo mi ropa. Tome mi arma del suelo donde la había dejado. Y la use como un bastón. Tecno estaba pensativo.

La verdad no – confeso y sonrió. Se levanto y se subió en la banca – pero hasta donde tengo entendido. Las aves así aprenden.

Tecno. Por si no lo has notado no soy una ave – digo y señalo mi cuerpo con mi mano – o dime acaso tengo un pico – Tecno levanto una ceja y torció un poco la boca hacia un lado. Me quede mirándolo a la expectativa.

Puede que no tengas ambas. Pero eres Águila, deberías poder volar, debería ser tan natural para ti como respirar – aseguro.

Pues no lo es – dije malhumorado. Me estaba comenzando a cansar del poco estudiado método de aprendizaje – estás seguro que eres maestro. Digo porque no eres muy bueno en esto de ayudar a aprender eh.

Disculpa – dice y levanta un dedo hacia el cielo – es muy distinto enseñar a unos niños a sumar y restar o las reglas básicas del español, aunque igual escriban horrible; a enseñarle a alguien a volar cosa que déjame decirte es mucho más complicado.

Entonces prueba otro método, ¡maestro! – Dije con desdén y me senté en la banca, comencé a sobar suavemente mi rodilla – porque este ¡no funciona!

Tecno se quedo pensando. Yo seguí frotando mi rodilla justo donde había golpeado contra el suelo.

Creo que debemos dejarlo aquí por hoy – dije y me levante. Transforme mi guadaña de nuevo a su forma de llavero y lo guarde en la bolsa de mi pantalón; además ya habíamos estado practicando casi toda la tarde desde que terminaron mis clases. Empezaba a oscurecer – tengo cosas que hacer y además me duele todo.

Tienes razón, yo debo prepara mi clase de mañana y buscar otro método para que aprendas a volar.

Que no sea algo doloroso por favor – le pedí. Tecno me miro y sonrió nuevamente.

La verdad no te aseguro nada. Pero hare lo que pueda con eso – promete y se sienta a mi lado.

Tecno  ¿cómo aprendiste a usar tu guadaña? – pregunto por mera curiosidad. Por un momento Tecno me miro, en su cara se dibujo media sonrisa.

Fue algo tan... como explicarlo – dirigió su mirada hacia los arboles aunque bien podría haberlos atravesado, poso sus manos sobre sus pies y se inclino sin dejar de ver hacia el horizonte, yo hice lo mismo pero mirándolo a él no quería perderme ni el mas mínimo cambio en su expresión – tuve un muy buen maestro. El me dijo que "los humanos pueden hacer cualquier cosa, siempre y cuando tengan fe", tal como dicen los cantos de la iglesia "si tuvieras la fe como un granito de mostaza"

La fe mueve montañas – agregue. Tecno se enderezó y me miro directo a los ojos.

Es la verdad. Y si tú quieres volar debes de tener fe. Debes de creer que puedes hacerlo. Creer ciegamente. ¿Crees poder hacerlo? – me cuestiono. Por un instante dude. Creer ciegamente en algo que parece casi imposible. Era una locura. Pero bueno ahora estaba viviendo una locura. Si alguien me hubiera dicho que un día estaría ayudando a los espíritus a descansar en paz, lo habría mandado encerrar a un manicomio al instante. Por lo menos. Fije mi mirada en el horizonte.

CegadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora