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El primer golpe del día. Lo único bueno era que le podría contar a Tecno que estuve flotando a la altura de mi cama. Era un avance por poco e inconsciente que fuera. Apenas pude salí a prisa de mi casa. Quería llegar rápido a la escuela. Para mi suerte era viernes, último día de clases de la semana.

Las clases transcurrieron tan normales como siempre, bueno normal en lo posible. Pero esta vez Sam no fue a la escuela. No contesto ni uno de mis mensajes de texto y mucho menos mis llamadas. Comenzaba a preocuparme por mi amigo. Si algo raro le sucedía porque no podía decírmelo. ¿Acaso es tan malo? O sencillamente ya no confiaba en mí, pero que motivo tendría para no confiar en mí. Pregunte a sus compañero de clase pero nadie pudo decirme una razón ya que ni a ellos les había comentado algo. Era raro. El no era así.

Aunque no quisiera no podía sacarme de la cabeza su actitud del día anterior. Negarse a hablar; al finalizar las clases y después  de despedirme de mis compañeros me dirigí a la salida  a paso lento.

¿Qué tienes Erik? ¿Por qué tan triste? – pregunto una de mis compañeras de clases cuando me alcanzo.

No pasa nada – respondí de mala gana.

Pues no lo parece. Extrañas a tu amigo – dijo con tono burlón – estoy casi segura de eso. Para animarte que  te parece si nos acompañas a tomar algo esta tarde. Vamos. – la invitación resultaba tentadora además hacía tiempo que no salía a beber algo y creo que si me hacía falta despejarme  de lo sucedido  y relajarme, divertirme más que nada. La chica me estaba mirando esperando mi respuesta. Estaba por asentir con la cabeza cuando vi a Tecno parado en la estrada de la escuela con su guadaña apoyada en su hombro.

Envíame en mensaje el lugar y la hora – dije rápido y me adelante para alcanzar a Tecno – preguntaría que haces aquí pero creo que es...

Innecesario. Además de tonto. Tu sabes que hago aquí – señalo Tecno apenas llegue con él. – vamos tenemos que seguir entrenando y tengo un nuevo plan para que aprendas a volar. Ya que el anterior no funciono.

Tengo los moretones para probarlo – dije y me toque las costillas, ya no dolían. Pero igual quise recalcar lo malo del anterior método. Tecno sonrío y me dio un golpe en las costillas. Entonces justo a media calle y como ambos estábamos cubiertos por el velo de la muerte por lo que nadie podía vernos, Tecno convirtió su guadaña en el aerodeslizador que uso la primera vez que me llevo al  bella vitta. Ambos subimos. Me quede mirando a mis compañeros que seguían saliendo de la escuela mientras nos elevábamos del suelo. Si supieran como y cuanto estaba cambiando mi vida. Aunque creo que el que extraña la forma de vida que ellos llevan soy yo. Quedarme a charlar con ellos después de la escuela, tomar algo juntos. Ir a pasear y perder el tiempo en el centro de la ciudad.  Lo extraño. Los extraño.

Avanzamos lentamente por la ciudad. Es divertido observar a las personas caminando por la calle y los autos transitando. Todos ocupados con sus vidas, sus rutinas. Me quede mirando a las personas, algunas se me nos quedaban mirando, eran un poco transparentes. Espíritus, que otra cosa podría ser. ¿Quizá?

Tecno, ya saben algo acerca del incubo del que menciono el segador oscuro – dije sacándolo de su concentración. El respondió sin mirarme, tenía la vista fija en el camino que seguíamos.

De hecho no. Pero seguimos investigando. Supongo que tiene que ser un incubo importante, pero lo que aun no entendemos es ¿porque creen que tu sabes donde esta?

Yo podría ayudarlos a buscar – ofrecí, Tecno por un instante me miro por el rabillo del ojo, media sonrisa apareció en la comisura de su boca.  – no creo que existan muchos en la ciudad ¿cierto?

Si, podrías ayudarnos. De hecho lo harás. Ya que por alguna razón Shadow piensa que tú sabes quién es –  Comenzamos a elevarnos, apenas lo suficiente para poder pasar por encima de las construcciones de roca color rosa con que está hecho todo el centro de la ciudad – en cuanto a lo otro. Mmm... pues hay un buen numero de íncubos y súcubos en la ciudad y comparados con nosotros fácilmente nos superan en número de hecho hay más de ellos aquí en la ciudad que segadores de almas en todo el estado. No va a ser sencillo encontrar a un incubo – no había una pizca de preocupación o desesperación en su voz. Podría decir que estaba programado para estar feliz o solo representar esa emoción. – pero por hoy nos concentraremos en tu entrenamiento. ¡Lamento la tardanza! – grito al frente, dirigí mi mirada hacia el frente. Ahí estaba Colibrí flotando sobre los arboles.

CegadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora