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Una figura se recortaba contra la luz de la calle que entraba por la destrozada entrada del bar. Era indudable que se trataba de un hombre el que se encontraba en la puerta. Dio un paso al frente y al instante un halo de luz se enredó alrededor de su cuerpo reteniéndolo ahí mismo.

¿Que haces aquí? – Pregunto Ramón al momento que se encamino hacia el visitante para encararlo – sabes que no puedes poner un pie en este lugar.

Eso no importa ahora – declaro el hombre aun aprisionado por la soga de luz, se removió intentando zafarse pero  al parecer el hechizo que le retenía era fuerte – solo quiero que me digan adonde se han llevado a mi hijo, exijo que me lo digan.

La voz de aquel hombre me resultaba conocida solo que no lograba recordar de donde la conocía. Mire hacia su cara pero las facciones deformadas por las sombras me dificultaban el ver de quien se trataba. 

No hagas algo de lo que te puedas arrepentir – Tecno se había colocado justo al lado de Ramón con su arma en mano esperando cualquier tipo de ataque de aquel hombre, lo cual me pareció algo exagerado pero pronto Tiburón hizo exactamente lo mismo.

¡Mi hijo!- volvió a reclamar el hombre su voz se tornó más gruesa, gutural. Dio un paso y el lazo de luz que lo retenía pareció que lo estrujo un poco más pero no lo detuvo por que siguió avanzando – quiero que me devuelvan a mi hijo.

No tenemos idea de que hablas – explico Sandra volviéndose hacia el hombre. Su cabello se agito y me golpeo en la cara, sople para poder quitármelo de enzima.

Se razonable – pidió Ramón  con voz firme.

¿Razonable? – espeto el hombre su voz me decía que más que enojado estaba furioso – razonable, con esto atado a mí y ustedes haciéndose los tontos.

Sandra dejo por completo mi tratamiento o quizá ya había terminado ya que me sentía mucho mejor, se levantó y camino hacia su padre pero él la detuvo a mitad del camino. Me levante, tome mi arma y camine junto a ella.

Somos racionales, tienes que explicarnos que pasa. – Tecno se adelantó a Ramón y bajo su arma. – no sabemos de qué nos hablas, nosotros acabamos de ser atacados por una horda de espectros hace una media hora.

El hombre se le quedo mirando, su mirada furiosa iba y venía de uno a uno de nosotros. Suspiro para tranquilizarse y hablo.

Hace cerca de media hora, que mi casa fue atacada por dos segadores de almas. Shadow era uno de ellos, fue el único que reconocí. Secuestraron a mi hijo y huyeron. – explico, fue en ese momento que por fin supe de donde lo conocía, su voz había cambiado se había vuelto normal el mismo tono de voz que por años había escuchado.

¿Es el padre de Sam? – no pude evitar preguntar, lo cual hizo que todos en aquel lugar dirigieras su mirada hacia mi, ahora yo era el centro de atención.

Sandra giro su cabeza y me miro estupefacta o impresionada por mi atrevimiento, quizá no haya sido el mejor momento  pero no pude evitarlo, al reconocer la voz de aquel hombre y escuchar su relato me hizo sentir como si algo presionara contra mi pecho, me sentí sofocado, como si de pronto no pudiera seguir respirando.

El hombre me miró fijamente, podía sentir todo el peso de su enojo. O quizá el me culpaba o quizá se tratara de mi simple imaginación.

Tu. – exclamo y se encamino hacia mi y aunque parecía que los lazos de luz se ceñían mas a su cuerpo no se detuvo hasta casi llegar donde me encontraba hasta que se Sandra y Tiburon se interpusieron en su camino.

Pronto una luz lo ilumino desde el suelo, mire a Ramon que había extendido su mano hacia nuestra dirección y los tatuajes en su piel se habían iluminado  y habían aparecido nuevos.

CegadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora