×Gigolo×

1.2K 122 19
                                        

Vamos, Jeno, solo dejame mostrarte todo lo que me provocas.

Lee Jaeno aun podía recordar con exactitud las palabras de la señora Choi, casera de su alquileres, el mismo día en que ella casi a la fuerza, o mejor dicho, a base de amenazas lo obligo a mantener sexo con él ¿La razón? Sus padres, unos borrachos despreciables, no pagaban la renta y Jeno era un buen intercambio a su parecer.

Él no había querido hacerlo, solo era un niño de casi 12 años de edad, pero era eso o ser matado a golpes por su padre por no hacerlo.
Jeno no queria morir en ese entonces tan joven pero de alguna manera lo hizo aquella tarde mientras la señora Choi gemía desesperadamente sobre él, aun recuerda haberse metido al baño y observarse a si mismo luego de eso, se veía exactamente igual pero por dentro era totalmente diferente, jamás seria igual en verdad.

La atención sobre su cuerpo creció poco después, su estatura aumento, sus hombros se hicieron más anchos, su rostro adquirió rasgos masculinos y ganó músculo sin siquiera quererlo, él lo odiaba, quería ser feo, deseaba ser menos preciado para el resto y pasar desapercibido pero solo iba ganando más y más alagos.
Sus compañeros, maestros e incluso madre de sus amigos empezaron a notarlo, la mayoria se acercaba por solo una razón: sexo, y lo aceptaba. Su pureza se había ido y había conseguido cierta reputación, incluso antes de comenzar a forjársela. Era una mierda, no valía para nada, sólo para que se acostaran con él. Sin embargo, no fue hasta la preparatoria cuando pensó en ganar dinero haciendo lo que hacía.

Sus amigos no sabían a qué se dedicaba. Ni tampoco su hermano. Dios, si él lo hubiese descubierto… Su hermano, lo único que le quedaba en la vida después de la muerte de sus padres… Su hermano, que acabó falleciendo también, dejándolo completamente solo. Por un lado, se alegraba de que hubiese ocurrido. Así nunca sabría que su pequeño hermano, lo más preciado que tenía en el mundo, intercambiaba sexo por dinero con los de su instituto, entre clase y clase.

Pero precisamente fue su muerte lo que hizo que lo descubrieran. Se descuidó hasta que, un día, el secreto se descubrió, la caja se abrió. Sus amigos no volvieron a mirarlo ni a hablar con él. Lo expulsaron del instituto, acusado por los mismos profesores con los que se había quedado después de clase para dar "clases extra", en un esfuerzo de tratar de ocultar lo que habían hecho. Y se marchó por propia voluntad, asegurándose de mostrarle bien el dedo corazón al director, antes de colocarse la mochila a la espalda y caminar, apretando con fuerza los talones contra el frío suelo. ¡Por fin!

Si había algo que había aprendido de sus padres, la señora Choi y sus profesores de instituto es que no necesitaba un diploma para ganar dinero. Había muchísimas personas por el mundo, dispuestos a pagar por pasar un buen rato con un menor bien dotado y apuesto. Ganaba tanto en los fines de semana, que podía permitirse salir y emborracharse tanto como quisiera, sin dejar de pagar el alquiler de su sucio y pequeño apartamento. Era perfecto, usado, abusado e infestado de cucarachas como él, bueno sin lo último aunque había estado en manos de otros tipos de bichos asquerosos, figurativamente hablando.

Podía permitirse comprar buena ropa, comida y medicamentos sin receta, cuando los necesitaba. También podía hacerse análisis para detectar enfermedades de transmisión sexual, aunque no tenía problemas en ese aspecto, gracias a las estrictas reglas que se auto imponía. Tenía veinte años, era guapo y saludable.

Aunque la vida no mereciera la pena, al menos era llevadera.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

Él no creía en la mierda de enamorarse, claro que no, seria un iluso si lo hacia.
Jeno solo sabia que la vida y el "amor" se basaba en una cosa: el sexo. Si no lo hacías o si lo hacías mal siempre habrá personas como él dispuestas a satisfacer a mujeres e incluso hombres por una buena suma de dinero.

Muse (NoRen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora