Si la ocasión no hubiera sido tan seria, probablemente la familia Lee se habría reído. Lo cierto es que la pareja tenía un aspecto muy pintoresco: Jeno, con los ojos rojos e hinchados, pero secos, llevaba una camisa negra que se transparentaba y un saco que parecía más apropiado para una fiesta que para un funeral, mientras una musculosa luchaba por evitar que el pecho se expusiera; y Renjun, bastante guapo en su traje negro con la corbata aflojada, pero mostrando un colorido moratón de tono morado, bajo el ojo, justo en el lugar donde Jeno le había golpeado la víspera. Si no tuviesen que ir a un entierro ni la familia estuviera tan dolorida, el rubio estaba seguro de que se habría pasado toda la mañana quejándose del dolor; Jeno se había dado cuenta de lo despacio y cuidadosamente que se había tomado el desayuno, con muecas de dolor.
Sin embargo, aquél no era un día para hacer bromas, por distintos motivos. Primero, alguien estaba muerto. Segundo, los familiares y amigos de esa persona se habían unido, para llorarlo. Tercero, la habitación estaba llena de periodistas, que levantaban la cabeza respetuosamente, mientras tomaban notas acerca de lo que los demás estuviesen haciendo. Y, por último, tal vez la razón más importante- y causa de los murmullos de la prensa- era que Renjun no estaba.
Naturalmente, había estado en casa por la mañana. Jeno se había estado riendo mucho por su mejilla colorada, mientras el otro lo colocaba en su "lista de cosas a ignorar", a pesar de que el joven se hubiese divertido lanzándole migas de pan todo el rato. Sin embargo, después de haberlo acompañado hasta la capilla donde tendría lugar el funeral, se había marchado, asegurándole de que estaría de vuelta a tiempo para la comida. Él deseó desesperadamente que estuviera bromeando, porque se contaba con que pronunciara algunas palabras. Jeno se sentó entre Koeun y una mujer mayor, que se limpiaba los ojos con un pañuelo. La gente empezó a darse cuenta de la ausencia de Renjun y los periodistas escribieron cada vez a mayor velocidad, mientras el tiempo pasaba.
Entonces, el cura se puso en pie y dio paso a la misa, comenzando haciendo un resumen de la vida de Lee Soo Man. Jeno estaba demasiado nervioso como para escuchar, así que sustituyó lo que no había oído por lo que sabía de Abraham Lincoln: nació en una cabaña, taló un cerezo, tenía veintitantos, esto, lo otro… Entonces, frunció el ceño, pensando en si estaría pensando en el Presidente correcto.
Había empezado a pensar mal del actual cuando, de pronto, la puerta trasera se abrió. Tanto su cabeza como otras- el pobre pastor se habría sentido muy poco importante- se giraron con el sonido. Y, naturalmente, se trataba de Renjun, con las manos en los bolsillos y con un aspecto demasiado normal para alguien que acabase de perder a un padre y a un mentor. Si no se hubiese acostumbrado ya a los garabatos de la prensa, Jeno habría podido jurar que escuchaba mejor el sonido de los lápices que las frases del cura. Le lanzó una mirada al pelinaranja de dónde-has-estado, a lo que él replicó con la suya de te-lo-diría-si-esta-mañana-no-te-hubieras-reído-de-mí, caminando por el pasillo y sentándose junto a Joy. Jeno vio a la señora Lee agachando la cabeza, con los hombros temblorosos, antes de sonreír; la pobre tenía que haber estado muy preocupada.
Entonces, deseó verdaderamente poder haberse sentado al lado de un periodista, sólo para ver lo que hubiera escrito de Renjun. Ahí estaba el Pintor Perdido, en carne y hueso, con un moratón del tamaño de una manzana en la cara, haciendo que pareciera una rata de un laboratorio de cosméticos. La tensión que había en el aire podría haberse cortado y servido como postre. Si se hubiesen permitido las cámaras en el interior, Jeno estaba seguro de que todas se habrían congregado a la entrada de la iglesia.
El cura se mantuvo impertérrito, bien por tener una paciencia de santo o cara de póquer. Jeno trató de prestarle atención a la vida y obra de Lee Soo Man, pero, teniendo en cuenta lo que le había hecho a Renjun en el pasado, todo aquello le parecía propaganda barata. Además, hacía mucho calor ahí dentro y no había aire acondicionado. Joy había tratado de explicarle que las casas De Jilin no contaban con un conducto del aire acondicionado debido al constante mal tiempo.
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Muse (NoRen)
Fiksi Penggemar«Solo ver su rostro en aquella calle y los colores volvieron a mí, necesitaba retratarlo, pintarlo y sobre todo tenerlo. Lee Jaeno, la musa que he buscado, no puedo dejarte ir» ⚠TODOS LOS CRÉDITOS DE LA HISTORIA A PRINCESS KITTY1⚠ ⚠PAREJA PRINCIPAL:...