[ESPECIAL] Mi amor y desesperación Parte 1

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"Adelante; dime que volverás a dejarme.
Después volverás, corriendo,
con tu corazón destrozado en la mano..."

Renjun estaba recuperándose de la gripe, así que, al principio, no notó cambios. Todo era normal, tranquilo y tan excitante como siempre: llamaba a Jeno gordo por comer tres gofres para desayunar, el rubio se vengaba agujereándole los boxers y él respondía metiéndole toda la ropa en el ascensor, mientras se estaba en la ducha, hasta la ropa de emergencia que guardaba en el armario, para emergencias. No, no había ni un momento de paz en el apartamento del pintor, salvo cuando decidían comportarse como una pareja normal.

En esos días, se olvidaban a propósito de poner el despertador y se quedaban enterrados, bajo las sábanas de la cama, hasta mediodía. El almuerzo se transformaba en el desayuno, requiriendo la colaboración de ambos: Renjun hacía las tortitas, freía el bacon y escalfaba los huevos, mientras Jeno quemaba las tostadas. Entonces, el rubio se enfadaba y gritaba, exclamando que el tostador estaba poseído y que si tuviera un horno eléctrico, como todo el mundo, esas cosas no pasarían. Entonces, Renjun lo echaba de la cocina.

Desayunaban en el comedor de las cinco sillas, porque Jeno había desmontado la sexta y ninguno de los dos sabía cómo volver a montarla. El hecho de que fueran cinco molestaba a Renjun, pero Jeno no le dejaba comprar otra silla. Normalmente, en ese momento llegaba la catarsis de sus discusiones matutinas; generalmente discutían tres veces, pero el pintor siempre conseguía que llegara una cuarta antes de medianoche, para arreglar las cosas.

La situación era bastante sencilla; si nadie había visto ni al pintor ni al rubio por la mañana ni tenía noticias suyas en torno al mediodía, entonces sabían que era mejor mantenerse lejos del apartamento. Esos días estaban estrictamente reservados para ellos. Las llamadas y mensajes sin importancia quedaban ignorados, las emergencias tenían que esperar hasta el día siguiente, el mundo fuera de aquella casa no existía.

Y Jeno habría seguido adelante como siempre hacía, no le habría dado importancia a nada, de no ser por esa mirada de Renjun.

En el pasado, esa mirada siempre lo había eclipsado. La primera vez que la había visto fue la mañana después de la fiesta de Halloween en la que casi había muerto, antes de besarlo suavemente, suficiente para evitar que se asustara, pero con una seguridad total sobre lo que ocurriría después, aceptando sus términos. Él se había apartado de su cuerpo y, en lo más profundo de esos ojos oscuros, el rubio habia visto el secreto que más tarde le contaría.

El día que le rompió el corazón, vio esa mirada de nuevo; preso de la lujuria al principio y, después, de la... ¿ira? No... de miedo. Sus palabras fueron frías, pero también temió su reacción... y él le dio motivos para hacerlo.

A Jeno no le importaba nada esa mirada, mientras fuera diluida, distraída y débil. Pero, últimamente, había sido incapaz de mirarle a los ojos. Le giraba la cabeza, se entretenía con algo, empezaba una pelea. Lo que fuera, lo que fuera, con tal de que dejara de mirarlo como si le ocultase algo.

Y fue muy difícil hacerlo sin que él se diera cuenta, sobre todo en esos días que pasaban juntos, los dos solos. Una de esas tardes, cuando la gripe, la tos y el malestar habían casi desaparecido, Renjun empezó a notar que ocurría algo. Estaba tirado en el sofá, dándole la espalda, tapando el mando de la televisión (había insistido en ver "Juez Judy", a pesar de ser una reposición) y el pintor se detuvo delante de Jeno.

- ¿Estás bien?- le preguntó.

- Sí, ¿por qué?- le contestó. Renjun dejó de buscar el mando y lo miró a la cara. Ésa era la mejor manera de saber si había algo que le molestara, porque siempre escondía sus sentimientos, a pesar de la regla de "no tener secretos" entre ellos. El rubio le vio, pestañeó y clavó la mirada en la televisión- ¿Puedes creértelo? Sigue creyendo que puede hablar cuando quiera. ¿Es que no ha escuchado a la Juez Judy, diciéndole que cerrara la boca? ¡Cállate de una vez, zorra!

Muse (NoRen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora