Dos

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Yoongi despertó al sentir su cuerpo más ligero, abrió los ojos y pudo notar como las ataduras de su cuerpo habían sido aflojadas, permitiéndole moverse mejor. Se levantó del suelo y estiró su cuerpo lo mejor que pudo, algunas de sus coyunturas hacían ruidos debido al poco uso de estas.

Miró a Jimin, las ataduras del chico también habían sido aflojadas, pero, al parecer, no lo había notado, el rubio seguía sumergido en el sueño.

La puerta se abrió de golpe, revelando al enmascarado, Yoongi topó su cuerpo contra la pared, sus piernas temblaban y su respiración había aumentado de ritmo. Le temía a la persona detrás de la máscara, aunque en todo ese tiempo, nadie le había hecho nada.

La persona de la máscara se acercó a él, lo tomó por los hombros, observándolo unos instantes. Yoongi podía ver únicamente los ojos del hombre, eran oscuros y llenos de un sentimiento que no podía describir. Comenzó a tocarlo por diferentes partes, Yoongi trató de alejarse pero su espalda se pegó aun más a la pared.

Pasó sus manos por su ropa, como si estuviese buscando algo, hasta que finalmente, metió su mano en la bolsa derecha de la parte trasera de su pantalón. Sacó un objeto, un teléfono móvil.

Yoongi se maldecía internamente por no haber recordado de la existencia de este, pero de todas maneras, no podía ser útil, por lo menos no en el momento que sus manos seguían fuertemente atadas.

-El juguete esta decomisado, tendrás que portarte bien para recuperarlo- era la primera vez que escuchaba la voz del hombre enmascarado, para su sorpresa, no era tan grave como la imaginaba y por alguna razón le parecía conocida.

Yoongi pudo observar como los ojos de quien parecía ser su captor se hacían más pequeños, como si su rostro dibujase una sonrisa. Lo vio separarse de él y caminar hasta la puerta.

-¿Quién eres?- preguntó Yoongi en un intento de obtener todas las respuestas que necesitaba.

-¿De todas las preguntas que pudiste formular, esa es la que sale de tus labios?- se escuchó un bufido

Yoongi se sentía como un completo idiota, y es que, el enmascarado tenía toda la razón. Había formulado tantas preguntas en su mente y la única que salió de su boca fue la menos relevante.

-Canem, llámame Canem, Yoongi.

Escuchar su nombre con la voz de ese hombre, hacía que su cuerpo temblara. Pero él era Min Yoongi, no debería sentir tanto temor, siempre le ha importado un mierda todo.

-¿Perro en latín?- sonrió -Es un poco tonto viendo que utilizas la máscara de un lobo.

-No estas en posición de decir nada, puedo hacer contigo lo que quiera.

Yoongi apretó los puños y sonrió, Canem se giró para poder observar al chico, se acercó un poco y rozó sus dedos por la mejilla de Yoongi para luego alejarse y salir de la habitación.

-No deberías provocarlo- dijo Jimin mientras se estiraba- Es peligroso.

Yoongi dejó que su cuerpo se deslizara por la pared hasta que su trasero chocó contra el suelo, observó al rubio y por unos instantes pensó que el chico conocía demasiado bien a su captor.

-Jimin, ¿sabes en realidad por qué estoy aquí? -preguntó 

-¿Debería saberlo? -dijo el rubio mientras sostenía su cara entre sus manos.

Por supuesto que no debía saberlo, Yoongi pensó que estar tanto tiempo encerrado lo estaba volviendo loco. Miró a Jimin y negó con la cabeza mientras sonreía. Posó su vista en el techo, la habitación parecía menos oscura ahora que podía moverse mejor, fijó su mirada en busca de alguna mancha en el techo pero su mente comenzó a pensar en las personas allá afuera.

Estaba seguro que nadie preguntaría por él, tal vez Namjoon avisaría a su madre luego de unos días, aunque era común en él desaparecerse para regresar luego de un mes. Esperaba, muy en el fondo de su ser, que Namjoon no hubiese avisado a su madre.

Su familia estaba pasando por mucho ahora que su padre había sido acusado de robar dinero a la empresa de seguridad donde trabajaba. Le reprochaban el haberse ido de casa en el peor momento y no ayudar a pagar el abogado para liberar a su progenitor.

Si su familia se enteraba que había sido secuestrado, su madre podría llegar a tener un ataque de nervios y su abuela no estaba en edad para cuidarla. Estaba preocupado por su perro Holly, ahora que él no estaba nadie le daría de comer.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Canem entró de nuevo a la habitación, se acercó a Jimin y quitó sus ataduras, luego se acercó a él y repitió lo mismo.

-Es hora de comer- dijo.

Jimin se levantó de su lugar y observó a Yoongi, haciendo un gesto para que lo imitara, el pelinegro se levantó de su lugar y siguió a Jimin, quien caminaba tras Canem.

Pasaron por la puerta, caminando por un largo pasillo oscuro, solo iluminado por la tenue luz de una bombilla que colgaba del techo. Se acercaron hasta una puerta al lado derecho del pasillo y entraron, frente a ellos había un gran comedor con unos platos de comida servidos.

En medio de la mesa, estaba el móvil de Yoongi, pensó en tomarlo rápido y salir huyendo, pero seguía sin conocer que tan peligroso era ese hombre en realidad. Los chicos se sentaron lado a lado, con Canem frente a ellos sin saber lo que les esperaba.

Captivum  《TaeGi》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora