Captivum 《TaeGi》

Dieciséis

Taehyung fue el primero en despertar, se encontró con Jungkook despierto, observándolos. El castaño se sentó, con cuidado de no despertar a Yoongi.

- Lo quieres, ¿no es así? -preguntó Jungkook.

- Lo quiero demasiado- contestó - Él no tiene la culpa de lo que está pasando.

-¿Tú sí?

-Mi padre es el culpable de todo esto -dijo Taehyung observando al chico - Tu hermano mayor también es culpable y creo que tú también, ¿verdad?

-¿A qué te refieres?

-¿No sentiste una pizca de culpa al ver como tu hermano abusaba de mí?

-¿De qué demonios estas hablando?

-Lepus, conejo. Jimin me dijo que así llamaba a su hermano menor, espero equivocarme porque al parecer Yoongi tiene un corazón demasiado grande debajo de esa coraza de no importarle nada.

Los chicos observaron como Yoongi se removia en su lugar. El pelinegro abrió los ojos y observó a Taehyung, se sentó junto al chico y depositó un beso en su frente. El castaño sonrió y observó a Yoongi.

-Hola- dijo el pelinegro -Ahora es el día, seremos libres -susurró.

Taehyung asintió y sonrió. La puerta de la habitación se abrió revelando a Canem. El hombre entró observando a los chicos. Jungkook no se movió ni mostró una pizca de temor, algo que no pasó desapercibido ante los ojos de Taehyung.

-Es hora de comer.

El hombre les dio la espalda esperando a que los tres chicos se pararan, Yoongi fue el primero, ayudó a Taehyung a ponerse de pie y comenzaron a caminar. Jungkook los siguió. Llegaron hasta el comedor y de nuevo el móvil estaba en medio, tentándolos.

Jimin estaba sentado en la mesa, Yoongi se sentía feliz de verlo, esperaba su reacción al ver a Jungkook pero no fue como lo había imaginado. Al ver al chico, miró directamente a Canem, con odio en sus ojos.

-¿Vas a ocuparlo a él también?

Canem se acercó a Jimin, y golpeó la mejilla del chico. Jungkook no se movió de su lugar, caminó hasta una silla y se sentó, observando la escena.

- Solo espero que este circo se termine y tengas el valor de revelar tu cara.

Canem no respondió y se sentó en su lugar de siempre. Jungkook observó al rubio, quien tenía la mirada sobre su plato.

-Jimin- dijo Jungkook 

-También estoy feliz de verte- fue lo único que respondió antes de tomar sus palillo y comer.

Taehyung y Yoongi tomaron asiento e iniciaron a comer sin pronunciar una palabra, solo intercambiando pequeñas miradas entre ellos. El ambiente del lugar estaba cargado de tensión, pareciese que en cualquier momento Jimin o Canem iban a explotar.

Al terminar de comer, fueron conducidos de nuevo hasta la habitación. Canem no mencionó nada y Jimin no se despidió de su hermano, Yoongi se regañaba mentalmente por olvidar tomar el móvil, pero tenía la esperanza que Jimin se lo diera antes de partir. Se sentaron, Taehyung al lado de Yoongi y Jungkook lejos de ellos, debían esperar, la hora de escapar estaba cerca, o eso esperaban.

Pasó un tiempo, esperaban a Jimin pero el chico no aparecía, el pelinegro comenzaba a desesperarse hasta que el chico rubio se asomó por la habitación. Taehyung se paró de golpe y Yoongi lo imitó, sonriendo al ver al chico.

-Es hora de irnos - sonrió y observó a Jungkook -¿Vienes?

El chico asintió y se levantó de su lugar. Salieron de la habitación con Jimin al frente, pasaron por la puerta que conducía al comedor y se detuvieron en la segunda puerta a la que Yoongi le había adjudicado que se trataba de la salida, la primera vez que la vio. Jimin sacó un manojo de llaves de su bolsillo trasero.

El sonido de click de la puerta se escuchó para luego ser abierta. Era como en el sueño, la misma puerta por donde Yoongi se había entrado, un escalofrío recorrió su cuerpo. Caminaron, pasando por el marco y subiendo las escaleras, era la misma casa de sus sueños.

- Yoongi -dijo Jimin deteniéndose en la puerta que daba a la estancia - Prométeme que no visitarás a Namjoon, toma a Taehyung y vete.

El pelimegro asintió, Jimin se acercó a Taehyung y sacó algo de su bolsillo, el móvil de Yoongi -Cuídalo - sonrió

El castaño asintió, Jimin volvió a la puerta y la abrió. La casa estaba sola y sucia, pareciese haber sufrido daños por los años abandonada. Caminaron hasta llegar a la puerta principal, al abrirla la pesadilla de todos estaba presente, pero esta vez sin una máscara que cubriese su rostro.